“Utilicé a Rulfo para explorarme a mí mismo”: Rodrigo Prieto
Ciudad de México, 03 de noviembre del 2024.- El realizador habla de las implicaciones que supuso adaptar ‘Pedro Páramo’ a la pantalla; la película se estrena el 6 de noviembre en Netflix.
La primera edición de Pedro Páramo data de 1955. Desde entonces, la novela de Juan Rulfo no ha dejado de inquietar y explicar aquello a lo que se le denomina como lo mexicano.
Oral, rural y osada en términos de estructura y temática, la obra que narra el viaje de Juan Preciado para buscar a su padre está en el inconsciente colectivo nacional. Su fuerza es tal, que todavía ofrece tela de donde cortar y nuevas interpretaciones, una de ellas es la realizada por Rodrigo Prieto, fotógrafo y director que, en colaboración con Mateo Gil, en el guion, lleva a la pantalla grande y por iniciativa de Netflix, su propia lectura de una obra clásica de la literatura.
¿Cómo te acercas a una obra como Pedro Páramo, parte del canon de la literatura mexicana? Es inevitable que nos aproximemos a este material con admiración a Rulfo. Sin embargo, también hay que faltarle un poquillo al respeto, en el sentido que ésta no es la novela, hicimos una adaptación que es, además, una propuesta personal. Lo que sí definimos desde el principio junto con Mateo Gil, el guionista, fue mantener los diálogos tal como los escribió Rulfo. ¿Para qué cambiarlos si están tan bien hechos, son tan hermosos y expresivos? No tenía sentido, simplemente los sintetizamos.
A pesar de ser una novela corta, está llena de historia y cosas maravillosas, nosotros nos dimos a la tarea de seleccionar los fragmentos y diálogos que queríamos usar y enfatizar. Por otro lado, hay escenas inventadas por ejemplo la boda, pero lo hicimos intentando conservar la esencia de Rulfo. Hay adaptaciones anteriores a la obra de Rulfo que no necesariamente han salido bien, ¿qué dificultades representa llevar al cine una novela como esta? La novela tiene una estructura poco convencional para la literatura en ese momento.
Ahora es más común. En el cine, además, normalmente te vas con uno o dos personajes, los sigues en todo el trayecto, tienen sus retos y llegan a algo, es cuando viene el desenlace. Todo sucede en tres actos. En el caso de la novela y eso lo respetamos en la película, empezamos con Juan Preciado, pero cuando muere nos seguimos con Pedro Páramo, conseguir eso sin dejar mostrar que Preciado habla desde la tumba, supuso un reto muy grande. ¿Qué vigencia encontraste en la obra? Rulfo nos cuenta una exploración de su propio pasado. Utiliza ese momento histórico para contarnos algo que está en sus raíces personales, creo que ahí hay una universalidad. Ubica la historia en un periodo de transición que viene de la colonización y resiente el choque de culturas entre España y México.
Nosotros somos el resultado de eso. La Revolución mexicana, los cristeros y toda la historia que traemos detrás, tiene que ver con la búsqueda de Juan Preciado en sus antepasados. A través de lo que nos cuenta Rulfo de sí mismo, nosotros conectamos con nuestros antepasados. ¿En qué momento Pedro Páramo dejó de ser la adaptación de una novela y se convierte en una película de Rodrigo Prieto? Creo que en el momento en que releo la novela y cuando al trabajar con Mateo Gil le explico lo que me parece importante enfatizar. A partir de entonces la guía es mi sensibilidad, mis propios fantasmas y traumas. Utilicé a Rulfo para explorarme a mí mismo. ¿Cuáles fantasmas? ¿Cómo te exploraste a ti mismo a través de la película? Realicé una búsqueda de mis antepasados.
En mi familia como en cualquier otra, hay una historia extremista, de violencia y dolor. También en mí familia hay una historia política donde hay desde anticomunistas radicales hasta comunistas radicales, lo cual te obliga a ponerte de un lado o el otro. En mi caso, preferí preguntar ¿quiénes son en realidad? Así como Rulfo, yo me pregunté muchas cosas de mi propia sangre. Filmamos en San Luis Potosí, de ahí fue mi abuelo y yo solo había estado una vez ahí. Así como Juan Preciado, quien no creció en Comala, al volver a la tierra de mí abuelo, regresé a mis raíces. De hecho, fui al salón de gobernadores de San Luis Potosí, donde hay un retrato de mi abuelo porque en 1923 fue electo gobernador, pero Obregón no reconoció su victoria, lo cual motivó que mi abuelo se revelara. Dato curioso, uno de los soldados de esa rebelión fue Emilio “El Indio” Fernández. Otra conexión con Rulfo es la fotografía, antes que director eres fotógrafo. ¿Te influyó esta faceta del escritor durante el rodaje? Sin duda, creo que por eso pensaron en alguien como yo para dirigir la película. Rulfo, además de ser un gran escritor tomaba fotografías todo el tiempo.
Viajó por la república como vendedor de llantas y tomó unas fotografías espectaculares, de hecho, usé muchas de sus imágenes como referencia. Sus fans podrán encontrar encuadres similares a algunas de sus fotos, como también hay guiños a Manuel Álvarez Bravo o Flor Garduño. La imagen, así como la música de Gustavo Santaolalla y el diseño sonoro, me sirvieron para recrear el ambiente evocador que tiene la novela.
con información de https://aristeguinoticias.com/