Urge un líder
Ixmiquilpan, Hgo., a 14 de agosto de 2021.- A los indígenas integrantes de esta organización nos surgen interrogantes cuando en materia de salud nos dicen que se ha domado la pandemia y hay más decesos, nos decepcionamos. Cuando nos dicen que usemos el cubrebocas para protegernos y ellos no lo usan, dudamos de sus dichos. Cuando nos dicen que hay medicinas o camas disponibles en los hospitales y no encontramos lugar digno para nuestros enfermos, confirmamos su falsedad.
Ahora nos dicen que hay que correr riesgos, mandar a los niños a a escuela, que es imperativo, desentiendose de la responsabilidad y adjudicando a los padres una carta compromiso a pesar de que los contagios en edades tempranas (De 0 a 17 años) han escalado en el mes de agosto según datos del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolecentes (SIPINNA): con mil 801 casos pósitivos.
Los padres de familia quieren que los niños regresen a la escuela. Pero tienen temor a la pandemia. Requieren certeza, confianza y una luz que brinde seguridad. La función primera del Estado es garantizar la seguridad y la vida de las personas.
Después de la pandemia nada será igual; si regresan los alumnos a las mismas escuelas con las carencias de siempre no se puede esperar nada bueno. En estos momentos la Secretaría de educación debería estar trabajando intensamente por ofrecer una escuela diferente. No con pintura nueva sino con una actitud solidaria, con maestros comprometidos que, en base a capacitación y ánimos renovados, guíen a la comunidad educativa a estar protegidos.
Se requiere un líder nacional en salud con credibilidad, que marque el camino, que en base a su conocimiento, experiencia y congruencia, les genere la confianza necesaria a los padres para que puedan soltar la mano de sus pequeños que son la parte más vulnerable de una familia. La enseñanza es muy importante pero la salud y la vida de los niños están primero.
No puede prevalecer una visión tan nublada cuando se pretende dar un paso tan grande como el regreso a clases de millones de niños y profesores en medio de esta tan agresiva tercera ola de contagios.
Estudios del National Institutes of Health revelan que la mitad de los niños que tuvieron contacto con el SARS-CoV-2 presentan síntomas que pueden durar hasta 120 días. Entre 11 y 15% de los menores infectados pueden desarrollar síntomas de lo que ya se llama el Covid largo o el Covid duradero y que incluyen problemas de sueño y pérdida de capacidad cognitiva.
Es una pena que el manejo de la pandemia en México ha estado contaminado desde el principio por la política y esa irremediable tendencia gubernamental por la división social.