¿Tu falta de flexibilidad está poniendo en riesgo tu bienestar? 3 ejercicios para descubrirlo
06 de enero de 2016.- Esta es la hora de la verdad: ¡estira y la hallarás!
La flexibilidad es mucho más importante de lo que nos podemos imaginar. Pero, ¿hasta qué punto sabes si eres flexible?
Si no tienes la más pálida idea, debes averiguarlo. ¿Cómo? No pierdas detalle.
#1 La cadera
La cadera es vital para todas: gracias a ella nos movemos, nos sentamos o nos levantamos. En otras palabras, cualquier movimiento la implica (o casi todos).
Entonces, sigue estos pasos para comprobar tu flexibilidad en las caderas:
- Colócate en posición de plancha -boca abajo, con el cuerpo extendido y apoyándote con las palmas y pies-.
- Lleva el pie izquierdo al lado de tu mano izquierda.
- Apoya tu codo izquierdo sobre el suelo.
- Mantén esta postura dos respiraciones.
- Vuelve a la posición inicial y repite con el otro lado.
Si careces de flexibilidad en la cadera es posible que tengas zonas de tu cuerpo que trabajen más que otras y que sientas una intensa fatiga muscular. ¡Mucho cuidado! Esto puede resultar en lesiones.
Ver también: 4 cosas que debes hacer después de ejercitarte para cuidar tu cuerpo y mantenerlo SALUDABLE
#2 Las pantorrillas
Para comprobar si eres flexible en las pantorrillas tendrás que seguir los pasos que a continuación te detallo:
- Posición en plancha, poco a poco camina con tus pies hacia tus manos con pequeños pasos; tu trasero se irá elevando.
- Camina con tus pies todo lo que puedes sin doblar las rodillas.
- Cuando llegues al máximo, haz 3 respiraciones y después camina con las manos hacia adelante hasta que estés de nuevo en posición plancha.
Si solo puedes dar pequeños pasos y no consigues que tus pies caminen lo suficiente como para volver a la posición plancha es que algo no va bien. Si esto te ocurre, por ejemplo, puedes sufrir dolores de espalda.
#3 Espalda y caderas
La espalda y las caderas se encuentran fuertemente vinculadas, por lo que tendrás que averiguar qué tal te defiendes cuando se mueven al mismo tiempo. Para conseguirlo sigue estos pasos:
- Arrodíllate en una superficie suave con las rodillas abiertas todo lo que puedas.
- Inclínate hacia adelante y pon tu peso en tus antebrazos.
- Mantén tus antebrazos en el suelo y empuja el trasero hacia atrás hasta que te sientes en tus caderas.
- Mantén esta posición durante dos respiraciones.
- Hazlo 10 veces, procurando incrementar cada vez la potencia.
Si durante este ejercicio notas que tu trasero no se mueve o que no hay ningún progreso entre la primera y la última vez, quizá sea una señal de que tienes una vida demasiado sedentaria y que debes empezar a hacer cambios para que tus articulaciones no se atrofien.
Si has comprobado con estos ejercicios que eres flexible y todo marcha bien, ¡estupendo! ¡Sigue así!
Con información de: iMUJER