Pueblos Originarios

Tizateras: las mujeres de la herbolaria

Oaxaca de Juárez, 09 de septiembre del 2019.- Teresa Olivera forma parte de la quinta generación de Tizateras, que en Oaxaca, se refiere a las mujeres que poseen el conocimiento sobre plantas medicinales ancestrales.

La actividad que le fue heredada sobrevive, pese al desarrollo de la medicina alópata, pues en las comunidades indígenas de Oaxaca, la población busca plantas y raíces para aliviar los males.

A ello también se suma la cultura arraigada en las familias, que durante años han acudido con curanderas en busca de mejorar su salud.

Medicina ancestral

Por esa razón es que en los mercados de Oaxaca aún permanecen abiertos algunos locales que ofrecen la medicina ancestral que se siembra y cosecha en Etla, San Antonino Castillo Velasco, Tlaxiaco y Ocotlán.

Pese a la gran viralidad de especies medicinales que día día se van descubriendo, el cambio climático las está acabando; “no ha llovido; además, en donde había plantas ya se están construyendo casas”, cuenta Teresa Olivera.

Ante la gran oferta de la medicina farmacéutica, las plantas siguen siendo una opción por el costo, «porque la situación está tremenda y no hay poder adquisitivo para comprar medicinas de 800 pesos, a una planta que cuesta 5 pesos, como la manzanilla que te cura de un dolor de estómago o un té de hierbabuena”, añade.

El conocimiento empírico que este reducido grupo de mujeres posee sobre el uso de las plantas, se reforzó leyendo libros sobre herbolaria.

Así descubrieron que los males que más aquejan a los oaxaqueños son el sistema nervioso, riñones “y diabetes que está como de moda”.

Una cura popular

De acuerdo con los testimonios de quienes en más de una ocasión han utilizado plantas, tallos, hojas y raíces, la herbolaria alivia desde un dolor de estómago, hasta mitigar los efectos de algún cáncer.

“Todas las plantas tienen todos los componentes de las medicinas; la gran diferencia es que las medicinas son caras y más cuando son de laboratorio”, afirma Pablo Cruz, comerciante radicado en la ciudad de Oaxaca, pero originario de la Ciudad de México.

En su memoria aún vive el recuerdo de haber tomado ruda y té de canela para aliviar sus males durante su infancia.

Aún con el avance tecnológico, el desconocimiento sobre los beneficios curativos y la urbanización, son los dos factores que más han reducido la presencia de hierbas curativas en los campos de la capital.

“Hay una hierba que se llama San Nicolás; era para la disentería, para problemas estomacales, a veces no hay o llega muy poco”, agrega Teresa.

Por ser especies de reducido tamaño, su producción se puede dar en el hogar; “hay gente que trasplanta la moringa, la ruda o la hierbabuena, las que no ocupan mucho espacio”, cuenta Jazmín Castro.

Según su experiencia, en las plantas ha encontrado alivio a hinchazón de pies, inflamación, insomnio y colitis.

Clasificación

En el libro de la «Herbolaria Oaxaqueña para la Salud” presentado en el 2009, las plantas medicinales se clasifican en dulces, amargas e insípidas.

Las dulces coadyuvan a mejorar el cuerpo de manera emocional aliviando síntomas como la depresión, tristeza, melancolía, angustia y enojo mediante el uso del ajo, albahaca, toronjil, hierbabuena, manzanilla y el té limón.

Las amargas limpian el organismo liberando de toxinas el hígado, estómago, páncreas, intestinos y riñones; lo anterior, tras el uso de Diente de león, Higuerilla, Pirul, Ruda, Romero y Sábila.

En tanto, las insípidas, que no cuentan con olor y sabor, atienden problemas en brazos, piernas, manos, pies y dedos.

Con información de: https://www.nvinoticias.com

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