Internacionales
Raúl Castro. En nombre de este noble pueblo, le doy la más calurosa bienvenida
Aeropuerto internacional «José Martí«, La Habana
19 de septiembre de 2015
Santidad:
El pueblo y el Gobierno cubanos lo reciben con profundos sentimientos de afecto,respeto y hospitalidad.
Nos sentimos muy honrados con su visita. Podrá apreciar que amamos profundamentenuestra Patria, por la que somos capaces de realizar los más grandes sacrificios. Nos ha guiado siempre el ejemplo de los próceres de Nuestra América, quienes nos legarondignidad, valentía y generosidad. Por ellos hemos sabido practicar el axioma martianode que Patria es Humanidad.
El encuentro memorable que sostuvimos en mayo pasado, en la Ciudad del Vaticano,brindó la oportunidad de intercambiar ideas acerca de algunos de los asuntos másimportantes del mundo en que vivimos.
Los pueblos de la América Latina y el Caribe se han propuesto avanzar hacia suintegración, en defensa de la independencia, la soberanía sobre los recursos naturalesy la justicia social.
Sin embargo, nuestra región sigue siendo la más desigual en la distribución de lariqueza. En el continente, Gobiernos legítimamente constituidos que trabajan por unfuturo mejor, se enfrentan a numerosos intentos de desestabilización.
Hemos seguido con mucha atención sus pronunciamientos. La exhortación apostólica“La Alegría del Evangelio”, acerca de los temas sociales, y la carta encíclica “AlabadoSeas”, referida al futuro y el cuidado del planeta y la Humanidad, me han motivadoprofunda reflexión. Serán referentes para la próxima Cumbre sobre la Agenda deDesarrollo Post-2015, que tendrá lugar en la ONU en el presente mes, y la XXIConferencia Internacional acerca del Cambio Climático que se celebrará, en diciembre, en París.
Comienzan a tener un eco creciente en el mundo su análisis de las causas de estosproblemas y el llamado a la salvaguarda del planeta y la supervivencia de nuestraespecie; al cese de la acción depredadora de los países ricos y las grandestransnacionales, a la eliminación de los peligros que se ciernen para todos en materiade agotamiento de los recursos y pérdida de la biodiversidad.
Como bien su Santidad señala: “La humanidad está llamada a tomar conciencia de lanecesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo”.
El Líder de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, en 1992, durante la Conferencia deNaciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, en Río de Janeiro, planteó lanecesidad de salvar a la humanidad de la autodestrucción, distribuir mejor la riqueza, el conocimiento, la ciencia y las tecnologías, para el desarrollo sostenible, “hacerdesaparecer el hambre y no el hombre”, afirmó.
El sistema internacional actual es injusto e inmoral. Ha globalizado el capital yconvertido en su ídolo al dinero. Hace de los ciudadanos meros consumidores. En vezde difundir el conocimiento y la cultura, los enajena con reflejos y patrones deconducta promovidos por medios que solo sirven a los intereses de sus dueños, lascorporaciones transnacionales de la información.
La profunda y permanente crisis se descarga con brutal crudeza sobre los países delTercer Mundo. Tampoco escapan de ella los excluidos en el mundo industrializado, lasminorías, los jóvenes desempleados y los ancianos desvalidos, los que buscan refugiodel hambre y los conflictos. Ofende la conciencia humana lo que ocurre con losinmigrantes y los pobres. Estos son los indignados del mundo que claman por susderechos y el fin de tanta injusticia.
Santidad:
En sus palabras a los dos encuentros mundiales de los Movimientos Populares enoctubre del pasado año en Ciudad del Vaticano y julio del presente, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, reiteró la necesidad de practicar la solidaridad y luchar unidos contralas causas estructurales de la pobreza y la desigualdad, por la dignidad del hombre y se refirió al derecho a la tierra, al techo y al trabajo.
Para conquistar esos derechos, entre otros, se gestó la Revolución cubana. Por ellos,reclamó Fidel en su histórico alegato de defensa conocido como “La Historia meAbsolverá”.
Para lograr una sociedad más justa y solidaria hemos trabajado con sumo esfuerzo yasumido los mayores riesgos desde el triunfo revolucionario.
Lo hemos hecho bloqueados, calumniados, agredidos, con un alto costo de vidashumanas y grandes daños económicos. Fundamos una sociedad con equidad y justiciasocial, con amplio acceso a la cultura y apego a las tradiciones y a las ideas másavanzadas de Cuba, de América Latina, el Caribe y del mundo.
Millones de personas han recobrado su salud con la cooperación cubana: 325 mil 710colaboradores han trabajado en 158 países; hoy, cincuenta mil 281 trabajadorescubanos de la salud prestan sus servicios en 68 naciones. Gracias al programa “Yo sípuedo”, 9 millones 376 mil personas han sido alfabetizadas en 30 estados; y más de 68 mil estudiantes extranjeros, de 157 países, se han graduado en Cuba.
Avanzamos resueltamente en la actualización de nuestro modelo económico y socialpara construir un socialismo próspero y sostenible, centrado en el ser humano, lafamilia y la participación libre, democrática, consciente y creadora de toda la sociedad, en especial de los jóvenes.
Preservar el socialismo es garantizar la independencia, soberanía, desarrollo ybienestar de la Nación. Tenemos la más firme decisión de enfrentar todos los retospara alcanzar una sociedad virtuosa y justa, con altos valores éticos y espirituales. Como señaló el venerable presbítero Félix Varela, “…queremos que las generacionesfuturas hereden de nosotros la dignidad de los hombres y recuerden lo que cuestarecuperarla para que teman perderla…”
La unidad, identidad e integración regional deben ser defendidas. La Proclama de laAmérica Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los Jefes de Estado yGobierno durante la Segunda Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos yCaribeños, celebrada en La Habana en enero de 2014, consagra un conjunto decompromisos de vital importancia, como la solución pacífica de controversias a fin dedesterrar para siempre el uso y la amenaza del uso de la fuerza de nuestra región; nointervenir, directa o indirectamente, en los asuntos internos de cualquier otro Estado yobservar los principios de soberanía nacional, la igualdad de derechos y la libredeterminación de los pueblos; fomentar las relaciones de amistad y de cooperaciónentre sí y con otras naciones; y respetar plenamente el derecho inalienable de todoEstado a elegir su sistema político, económico, social y cultural, como condiciónesencial para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones.
Para Cuba, los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas tienen plenavigencia. Solo el respeto a estos puede garantizar la paz y la seguridad internacionalescrecientemente amenazadas.
Conocimos con sumo interés las palabras de Su Santidad en el marco de laconmemoración del 70 aniversario de los ataques nucleares contra las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.
La existencia de las armas nucleares es una amenaza contra la supervivencia mismade los seres humanos y una afrenta a los principios éticos y morales que deben regirlas relaciones entre las naciones. Su uso significaría la desaparición de la civilizaciónhumana. Abogar por el desarme, y muy particularmente por el desarme nuclear, no solo es un deber sino un derecho de todos los pueblos del mundo.
Santidad:
Hemos agradecido su apoyo al diálogo entre los Estados Unidos y Cuba. Elrestablecimiento de relaciones diplomáticas ha sido un primer paso en el procesohacia la normalización de los vínculos entre ambos países que requerirá resolverproblemas y reparar injusticias. El bloqueo, que provoca daños humanos y privacionesa las familias cubanas, es cruel, inmoral e ilegal, debe cesar. El territorio que usurpa la Base Naval en Guantánamo debe ser devuelto a Cuba. Otros asuntos deben sertambién dirimidos. Estos justos reclamos son compartidos por los pueblos y la inmensamayoría de los gobiernos del mundo.
Conmemoramos este año, Santidad, el 80 Aniversario de relaciones ininterrumpidasentre la Santa Sede apostólica y Cuba, que son buenas y se desarrollan favorablementesobre la base del respeto mutuo.
El Gobierno y la Iglesia Católica en Cuba mantienen relaciones en un clima edificante, al igual que ocurre con todas las religiones e instituciones religiosas presentes en elpaís, que inculcan valores morales que la Nación aprecia y cultiva. Ejercemos lalibertad religiosa como derecho consagrado en nuestra Constitución.
Damos a la presencia de Su Santidad en nuestra Patria todo su significado. Serátrascendente y enriquecedor para la Nación su encuentro con un pueblo trabajador,instruido, abnegado, generoso, con profundas convicciones, valores patrióticos,dispuesto a continuar su heroica resistencia y a construir una sociedad que garanticeel pleno desarrollo, de mujeres y hombres, con dignidad y justicia.
En nombre de este noble pueblo, le doy la más calurosa bienvenida.