28 de junio de 2017.- La sordoceguera consiste en la combinación de la pérdida de visión y de la pérdida de audición que afectan la forma en la que las personas que la padecen se comunican.
Es mucho más que una persona sorda que no escucha o una ciega que no ve, ya que los dos impedimentos juntos aumentan sus efectos.
Ser una persona con sordoceguera, no es nada sencillo, e implica confiar y desarrollar a fondo otro sentido: el tacto.
Muy poco sabemos o mejor muy poco reflexionamos sobre lo que significa vivir con sordoceguera y el esfuerzo necesario para insertarse a la sociedad.
El increíble poder del tacto
Para las personas que contamos con todos nuestros sentidos, el tacto es tan solo uno más y no le damos realmente un rol predominante en nuestra comunicación. Sin embargo, para las personas sordociegas, el tacto es el sentido clave.
Si bien hay diferentes formas de comunicación a través del tacto, las personas sordociegas utilizan un forma de lenguaje táctil en el que cada letra del alfabeto tiene un signo que se hace contra su mano.
Así las personas sordociegas ponen sus manos sobre las manos de la persona con la que se están comunicando para sentir las formas y los movimientos del lenguaje de señas. También algunos utilizan el alfabeto de bloques en el que se dibujan grandes letras mayúsculas con un dedo sobre la palma de la mano.
El tacto es el sentido más importante de las personas sordociegas y dice mucho sobre ellos, la dureza de sus manos, la firmeza y el ritmo, su habilidad para el lenguaje táctil, pueden revelar información acerca de la persona.
Si bien no son capaces de ver cómo lucen los demás o qué tienen puesto, sí son capaces de tener una primera impresión, gracias a lo que les transmiten las manos.
Y es que por manos tensas y con movimientos torpes, pueden considerar que una persona es neurótica, mientras que las manos relajadas pero con ritmo firme pueden significar que es una persona consciente y abierta.
Sus propias distracciones
Las personas con sordoceguera no se distraen con las cosas que normalmente se consideran distracciones como conversaciones animadas, música alta o hasta tormentas eléctricas.
Sin embargo, sí tienen sus propias distracciones o maneras en las que se puede atraer su atención, por ejemplo una corriente de aire con una hoja de papel o las vibraciones al colocar suavemente un pie en el piso, llaman de inmediato la atención de una persona sordociega.
Las personas sordociegas tienden a sentir las vibraciones de manera mucho más refinada que las personas con audición e incluso esas vibraciones pueden resultarles intolerables mientras que las personas con buena audición podemos ni percatarnos de ellas.
