Estados Unidos 10 de septiembre del 2024.- Por un lado una exfiscal reconocida por su firmeza, por el otro, un ‘showman’ astuto y beligerante. Kamala Harris y Donald Trump se enfrentarán el día de hoy en Filadelfia, Pensilvania, en un debate muy esperado con estilos diametralmente opuestos. Washington. Por un lado una exfiscal reconocida por su firmeza, por el otro, un ‘showman’ astuto y beligerante. Kamala Harris y Donald Trump se enfrentarán el día de hoy en Filadelfia, Pensilvania, en un debate muy esperado con estilos diametralmente opuestos. Algunos ven a la demócrata como una inexperta que «no sabe hablar», otros como una oradora brillante capaz de «destruir» a su rival republicano Donald Trump en el primer debate entre ellos para las presidenciales de noviembre en EU.
La policía se prepara para las protestas, y los grupos pro palestinos, indignados por el continuo apoyo de Harris a Israel. Se han levantado barricadas alrededor del Centro Nacional de la Constitución, el lugar del debate, impidiendo el acceso a la zona histórica que incluye la Campana de la Libertad y el Salón de la Independencia, donde se firmó la Constitución de Estados Unidos. En una entrevista grabada la semana pasada, de la que su equipo difundió un fragmento este lunes en la red social X, Kamala Harris predice que su rival utilizará «sus viejas y manidas recetas» porque «no tiene límite en lo bajo que puede caer». La demócrata de 59 años espera atacarlo afirmando «que él lucha por sus propios intereses, no por los estadounidenses». En el enfrentamiento de 90 minutos se prevé que Trump centre la conversación en el tema económico, la inmigración y el caos mundial. Desde que Harris se convirtió en candidata, Trump ha cuestionado la autenticidad de su herencia y ha desatado ataques personales en discursos y publicaciones en las redes sociales, desafiando a los asistentes y aliados que le han dicho que se concentre más en sus políticas. Si repite esos ataques en el debate, podría alienar a los votantes indecisos, particularmente a aquellos que son escépticos sobre su temperamento presidencial.
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