Paso a desnivel | Por: David Cárdenas Rosas | Xicoténcatl Axayacatzin, un guerrero indómito
En las fecundas y fértiles tierras de Tlaxcala, alrededor de 1484, nació Xicoténcatl Axayacatzin, conocido como Xicoténcatl el Joven, un hombre destinado a dejar una huella imborrable en la historia.
Hijo de Xicohténcatl Huehuetl, señor de Tizatlán, Xicoténcatl creció en el seno de una familia noble que gobernaba uno de los cuatro señoríos de la confederación tlaxcalteca. Recibió una educación propia de los príncipes, pero fue en el campo de batalla donde realmente forjaría su leyenda. Su destreza, valentía y astucia lo llevaron a convertirse en líder de las huestes tlaxcaltecas.
En septiembre de 1519, Hernán Cortés llegó a las costas de Veracruz y se adentró en las tierras de Tlaxcala. Los tlaxcaltecas, aunque resistieron siglos a los mexicas, se vieron frente a un enemigo mucho más poderoso. Xicoténcatl, consciente de la magnitud de la amenaza, entendió que el destino de su pueblo dependía de esa confrontación.
Los tlaxcaltecas no pudieron hacer frente por mucho tiempo al avance enemigo: Las armas de fuego, la pólvora y los caballos formaban parte del arsenal que el ejército de Xicoténcatl no conocía, por lo que cesaron las hostilidades y se celebraron conversaciones con Cortés.
El consejo tlaxcalteca decidió aliarse con los conquistadores para sobrevivir, y marcharon juntos hacia Tenochtitlán.
Sin embargo, Xicoténcatl nunca aceptó colaborar plenamente. Su lealtad estaba con su gente, y mientras avanzaban hacia Tenochtitlán, fraguaba en silencio un plan de rebelión.
El conquistador pronto notó la actitud reservada de Xicoténcatl, quien se negó a participar en las batallas.
Desconfiado, Cortés lo destituyó de su mando y lo trasladó a Texcoco, donde las tropas españolas se preparaban para el asalto final a Tenochtitlán.
Xicoténcatl, determinado a no someterse, desertó y huyó. Al enterarse de su fuga, Cortés ordenó su captura. En mayo de 1521, Xicoténcatl fue apresado y sometido a un juicio, que culminó con su ahorcamiento el 12 de mayo. Así terminó la vida de uno de los guerreros más valientes de Tlaxcala.
Y aunque Xicoténcatl pereció, su legado perdura. Su resistencia se convirtió en un símbolo de lucha y dignidad de los pueblos originarios.
Xicoténcatl, el guerrero que -casi- a cuerpo limpio enfrentó a los señores del trueno y del fuego, fue de los pocos que entendió que Cortés no venía a liberar a los pueblos de los aztecas, Xicoténcatl comprendió muy pronto que los invasores venían a realizar una sangrienta conquista, como sucedió…