Colaboraciones

Paso a desnivel | Por: David Cárdenas Rosas | Remedios Varo, para fortuna nuestra.

En 1937 vivía, por segunda ocasión, en Paris. Allí fue hecha prisionera de los nazis.

En 1941 huyendo de Europa llegó a México. Y se quedó en estas tierras.

Remedios Varo fue una artista imaginaria, que no pretendió nunca representar seres o cosas concretos y, atendió y entendió solo a elementos de forma, color, estructura y proporción. Una pintora surrealista que reflejó con su obra experiencias particulares.

Remedios nació en Anglés, España en 1908.

Creció en Madrid, recibió siempre el estímulo y apoyo de su progenitor para desenredar la madeja de su talento artístico.

Remedios no fue una artista que se conformase con la espontaneidad de la inspiración. Remedios acudió a la academia a depurar la técnica, estudió en la Academia de San Carlos. Y cabe destacar que Varo fue una de las primeras mujeres es esa institución. Ahí también se enamoró.

Gregorio Lizarragay y Remedios se conocieron y se unieron en matrimonio, al poco tiempo Varo se separó de su marido y se fue a vivir con Benjamín Peret, un poeta surrealista, amigo de André Bretón y que fue el vínculo para que Remedios Varo -ya pintora-, formara parte del círculo del filósofo del surrealismo.

En el año de 1936, en la crisis de la república española y por el inicio de la guerra en ese país, Remedios tuvo que salir de España, rumbo a Francia.

Los alemanes la tomaron prisionera, logró escapar y con Benjamín Peret llegó a México.

El país lo gobernaba Lázaro Cárdenas y, Remedios inició una labor creando diversos objetos artesanales para ganarse el pan de cada día.

Remedios llevó a cabo trabajos publicitarios; llegó la despedida y Peret se fue de México a París.

A la llegada de intelectuales, Remedios Varo formó parte de estos colectivos al tiempo que su obra era cada vez más admirada y solicitada.

Entre los cercanos a Remedios Varo destacaron siempre, Leonora Carrington, Gunther Gerzso y Esteban Francés.

Al inicio de la década de los 50´s, Varo se casó con el austriaco que había llegado a nuestro país, también en calidad de refugiado, Walter Gruen. Con él Remedios Varo vivió el resto de su vida.

Un resumen de la obra de la mítica pintora se puede admirar en El alquimista, La tejedora de Verona, Mujer saliendo del psicoanalista y Locomoción capilar, entre otras de gran dimensión espiritual y sensorial.

Remedios Varo, vivió una vida dura durante la segunda guerra mundial, sin embargo, Remedios siempre fue un ser humano pacifista.

Por ello, pese a la dureza de la experiencia, para fortuna nuestra, Remedios escogió el pincel y no el cincel…

Una mujer que llego de lejos.

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