Colaboraciones

Paso a desnivel | Por: David Cárdenas Rosas | José De León Toral. 17 de julio 1928

Álvaro Obregón había resultado electo, para un periodo más en la presidencia de la República Mexicana.

El 1 de julio de 1928 la votación le favoreció por lo que la diputación de Guanajuato, de manera comedida días después, el día 17 de julio,  le ofreció un banquete  en el restaurante “La Bombilla” en San Ángel, Ciudad de México.

La reunión se desarrollaba con música de fondo y algarabía por estar presente el próximo presidente, los abrazos y brindis eran copiosos y los flashes de las fotografías tomadas inundaban el ambiente.

En una de las mesas, aunque un poco separado del festejado y sus amigos, se encontraba un joven realizando en hojas de papel algunos bocetos y caricaturas.

Esta persona respondió después al nombre José de León Toral contaba con 27 años de edad y originario de Matehuala San Luis Potosí.

En uno de los momentos posterior a un brindis, el caricaturista convenció al personal de ayudantía del presidente electo le permitiera el paso para mostrar la imagen dibujada al propio Álvaro Obregón. Los convenció.

Toral se acercó y mostró al General invicto, Álvaro Obregón, el retrato que le había realizado, logrando el agradecimiento del festejado y cuando todos pensaban que se retiraba de la mesa de honor, Toral se dio la vuelta disparando a quemarropa a Obregón.

La confusión reinó y se escucharon otros disparos.

Toral fue cercado, detenido y llevado a la comisaría.

Álvaro Obregón quedó sobre su mesa muriendo de manera instantánea.

En su confesión Toral señaló que provenía de una familia religiosa y estaba incorporado a organizaciones de resistencia cívico religiosa ante el gobierno.

Y señaló que “terminando con la vida de Obregón, acabaría con la persecución religiosa cristera”

Las investigaciones llevaron a la policía a determinar que León Toral había sido solamente el ejecutor de los disparos que cegaron la vida de Obregón, pero que la responsable del complot para el homicidio era  Concepción Acevedo de la Llata, La Madre Conchita,  que fue acusada de ser la autora intelectual y trasladada a las Islas Marías, de donde fue liberada en 1940

En el juicio se puede leer la confesión de homicida; para no comprometer a nadie que saliera perjudicado dijo;  “quise obrar absolutamente solo, así como me vino la idea, en cuanto a eso he terminado , señores jurados”

El litigio duró siete meses y fue acusado y condenado a muerte por fusilamiento en el polígono de la Penitenciaría de Lecumberri el 9 de febrero de 1929.

Con este asesinato se cambió la historia del México.

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