Paso a desnivel | Por: David Cárdenas Rosas | José Antonio “El Amo” Torres, enfrentó a enemigos de horca y cuchillo.
La saña con la que fue tratado en los últimos momentos de su vida y después de su muerte, no la realiza fiera alguna. Solo podían haber actuado así, seres que buscan exterminar a quienes piensan diferente a ellos.
La Junta de Seguridad que decretó su muerte escribió una sentencia que horroriza.
Fue ahorcado, desmembrado, le confiscaron sus bienes y dejaron su cadáver expuesto como advertencia de los enemigos del rey, luego quemaron sus restos; sus cenizas fueron esparcidas para que no quedaran rastros de él.
José Antonio “El Amo” Torres fue un caudillo independentista, nació el 2 de noviembre de 1760 en San Pedro Piedra Gorda, en Zacatecas.
Torres no contó con una amplia formación y tampoco tuvo conocimientos militares. Su primer trabajo se trató del transporte de animales a lo largo de la Nueva España. Más adelante, tuvo labores administrativas en la hacienda de Atotonilquillo, hoy en día parte de Guanajuato.
Cuando tenía 28 años, contrajo matrimonio con Manuela Venegas, una mujer de origen español. La pareja llegó a tener cinco hijos, uniéndose dos de ellos a la causa libertaria.
En aquella época fue conocido como ‘El Amo’, el sobrenombre lo recibió por su trabajo como administrador en una hacienda y por el respeto que sentían muchas personas por él.
Su principal influencia fue el sacerdote Miguel Hidalgo.
Torres se enteró de la conspiración que iniciaba y cuando, el 16 de septiembre de 1810, ocurrió el Grito de Dolores en Guanajuato, viajó para encontrarse con Hidalgo y solicitar su permiso para continuar con la lucha.
Hidalgo nombró a Torres, coronel y, fue líder del movimiento en Guadalajara y Zacatecas.
Torres fue fundamental en la toma de Nueva Galicia que comenzó el 3 de noviembre de 1810.
Hidalgo tomó el control de Nueva Galicia y desoyó la petición de Torres para liberar a otros líderes insurgentes que habían sido capturados en Coahuila.
Un año y medio después de haberse unido a los revolucionarios, Torres fue capturado por José Antonio López Merino.
Capturado en abril, en Michoacán, Torres fue enviado de regreso a Guadalajara para ser sentenciado.
El 23 de mayo de 1812, cuando Torres tenía 52 años, fue colgado en una plaza en Guadalajara. Pero su sentencia no terminó allí, los españoles desmembraron el cuerpo del líder insurgente. Así fue el final decretado para el revolucionario.
José Antonio Torres… un hombre que defendió el ideal libertario a costa de su propia vida.