Paso a desnivel | Por: David Cárdenas Rosas | Constantino Escalante: El Caricaturista que Desafió al Poder.
- Fue detenido en Pachuca y lo trasladaron en una jaula a la Ciudad de México para encarcelarlo.
En el México del siglo XIX, un joven nacido en la Ciudad de México el 5 de abril de 1836, llamado Napoleón Constantino Ignacio Escalante y Riego, se convertiría en uno de los artistas más emblemáticos de su tiempo.
No solo fue pintor y músico, sino que su nombre perdura en la historia de la caricatura política mexicana.
En un país inmerso en profundas luchas sociales y políticas, Escalante usó su talento para denunciar y desafiar los poderes que, a su juicio, empobrecían y oprimían a México. Su obra es testimonio de una época de convulsión, marcada por la Guerra de Reforma, la intervención francesa y la restauración conservadora.
Desde temprana edad, Escalante mostró un interés por las Bellas Artes. Se dedicó al dibujo, la pintura y la música, pero fue en la caricatura política donde encontró su verdadera vocación.
Su talento se distinguió por su crítica mordaz y su capacidad para reflejar los conflictos del momento. En sus dibujos, Escalante no solo capturó la esencia de los personajes, sino que desnudó sus defectos y contradicciones con una agudeza que lo llevó a ganarse el apodo de «Daumier mexicano».
Durante la intervención francesa, sus obras se convirtieron en una poderosa herramienta de denuncia, atacando a los invasores, al emperador Napoleón III y a los personajes del bando conservador.
Su papel como caricaturista alcanzó gran relevancia en el periódico La Orquesta, donde se consolidó como uno de los más importantes de la llamada “primera generación dorada” de la caricatura mexicana. En ese espacio, su crítica se intensificó, sobre todo hacia Benito Juárez, a quien, tras haberlo defendido en sus primeras caricaturas, empezó a cuestionar por su autoritarismo.
En 1863, la represión de la prensa durante la intervención francesa alcanzó a Escalante.
Tras la ocupación de la Ciudad de México, el caricaturista fue detenido en Pachuca y humillado públicamente, pues lo exhibieron en una jaula, acusado de criticar a la regencia de México, y en ella lo trasladaron hacia la CDMX para encarcelarlo
Su libertad fue solicitada por la prensa, tanto liberal como conservadora, lo que generó una rara solidaridad en un país tan dividido.
La vida de Constantino Escalante terminó trágicamente el 11 de octubre de 1868, cuando sufrió un accidente en el tranvía de la ruta San Ángel-Tlalpan.
Su obra sigue siendo un referente en la historia de la caricatura política en México, un testimonio de su valentía frente a los abusos del poder.