Colaboraciones

Paso a desnivel | Por: David Cárdenas Rosas | Carlos Quijano, maestro del periodismo

Llegó a México perseguido por la dictadura de Uruguay:

Llegó como han llegado tantos militantes de la libertad.

Mujeres y hombres venidos de lejos han dejado su huella en nuestra cultura y con ello hemos crecido como sociedad.

Este relato en torno  a Carlos Quijano nos lleva al semanario Marcha, que se editaba en Uruguay, era una antorcha que encendía la conciencia crítica de lo que vivía ese país.

Pero ese ejercicio semanal fue clausurado en nombre de la estabilidad y por ser adversario del gobierno.

Su director, Carlos Quijano, fue aprehendido, encarcelado y luego liberado. Pero con más amenazas sobre su cabeza.

Entonces, Quijano, con solo la ropa que traía puesta, escapó hacia la frontera de Brasil, y posteriormente por medio de escondites clandestinos, abordó un camión con rumbo a Argentina.

En buenos Aires no pudo hospedarse, ya que en los hoteles le negaban la habitación “por no llevar equipaje”.

Entendió el periodista que también en ese país su vida corría peligro y decidió trasladarse a México.

Dueño de una inquebrantable fe en el periodismo y la necesidad de opinar en los asuntos públicos, se dedicó a la academia y comenzó a dar clases en la Universidad Nacional.

En 1979 envió a la imprenta sus artículos y nació Cuaderno de Marcha.

El insobornable maestro se caracterizó desde su adolescencia por ser un militante de izquierda; “El destino de Uruguay debe realizarse el el marco del a patria de todas las patrias; América Latina”. Apostrofaba.

En su Cátedra en la UNAM daba cuenta de su experiencia en países de Europa y del poder del dinero y político que todo lo corrompen.

Su biografía informa que culminó la carrera de abogacía en la Universidad de la República Oriental del Uruguay con medalla de oro a los 23 años y luego partió a Francia en donde cursó ciencias políticas y economía.

Desde adolescente militó en el Partido Nacional, y durante su estadía en París fue corresponsal de El País, y funda con José Vasconcelos la Asociación de Estudiantes Latinoamericanos.

Regresó al Uruguay en 1928, y fue diputado por el Partido Nacional.

Ya en 1939 se da a la tarea de fundar el semanario Marcha.

La publicación tuvo un alcance continental y daba cobertura a temas culturales y políticos con claridad.

Luego llegó el 1974, su exilio y llegada a México desde donde impulsó los Cuadernos de Marcha hasta el final de sus días, 10 de junio de 1984

Carlos Quijano, un hombre que vino de lejos y supo atisbar en el horizonte los vientos de la miseria si se permite el poder a los tiranos.

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