Paso a desnivel | Por: David Cárdenas Rosas | 27 de septiembre de 1821, Consumación de la Independencia de México
El ideal de libertad encontró en el cura Hidalgo, a quién convocaría a todo un pueblo a materializarla.
Fueron días cruentos, la fuerza de los realistas combatiendo los afanes independentistas tiñeron de sangre y desasosiego a toda la población, y luego de haber sido apresado y fusilado Miguel Hidalgo y Costilla, consideraron que el “levantamiento” estaba acabado.
Pero estaba José Ma. Morelos y Pavón, quién mantuvo a los realistas a raya.
Lamentablemente para él y su causa, Morelos fue derrotado, enjuiciado y fusilado.
Luego de la muerte del caudillo, en 1815, la lucha por la independencia de parte de otros líderes, pareció decaer ya que sólo sobrevivían movimientos, como los encabezados por Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero.
Mientras tanto en España, el Rey Fernando VII, sostenía una lucha en contra de los liberales que habían apoyado la Constitución de Cádiz,1812, por lo que en 1820 los liberales tomaron las armas y lucharon para que se reconociera este documento convertido en Carta Magna; ante esta realidad el rey español tuvo que aceptar el establecimiento de la Constitución y de las Cortes.
En estas tierras la guerra continuó luego. Los líderes –al paso del tiempo, ya eran otros, aunque los ideales eran los mismos.
Agustín de Iturbide combatió duramente para derrotar a Vicente Guerrero, al no lograr su cometido, le propuso al caudillo una alianza para lograr la Independencia.
Vicente Guerrero, confiando en el realista, aceptó la unión para alcanzar la autonomía absoluta de España.
En febrero de 1821, dicen las crónicas, se reunieron en Acatempan, donde sentaron las bases del Plan de Iguala, en el que se subrayaba la declaración de Independencia, bajo la tutela de la Corona española, así como el respeto de la religión católica; para lograr cumplimiento de estos acuerdos se formó el Ejército Trigarante.
Derrotado en varios frentes el ejercito realista, en agosto de 1821 se firmaron los tratados de Córdoba, en los que quedó establecida la Independencia de la Nación Mexicana, solo que con el término de Imperio Mexicano.
España no aceptó los Tratados ni la capitulación que había firmado Juan O‘Donojú; entonces, el Ejército Trigarante, tomó y entró triunfante a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821, dando así por consumada la lucha de independencia.
El acta se firmó al día siguiente.
Fue sin embargo hasta el 28 de diciembre de 1836, a través del tratado Santa María Calatrava que España reconoció la independencia de México.