Paso a desnivel | David Cárdenas Rosas | Del diario de Colón; jueves 11 de octubre 1492
Del diario de abordo.
Cristóbal Colón.
“Navegó al sudoeste. Tuvieron mucha mar, más que en todo el viaje habían tenido.
Vieron pardelas y un junco verde junto a la nao.
Vieron los de la carabela Pinta una caña y un palo, y tomaron otro palillo labrado a lo que parecía con hierro, y un pedazo de caña y otra hierba que nace en tierra, y una tablilla”
Estos hallazgos en el mar, dieron a los marineros la certeza de que se hallaban cerca de la tierra.
Los motivos del amotinamiento de días anteriores cesaron. El almirante podía ya estar sereno.
“Los de la carabela Niña, también vieron otras señales de tierra y un palillo cargado de escaramojos. Con estas señales respiraron y alegráronse todos. Anduvieron en este día, hasta puesto el sol, 27 leguas”
“Después del sol puesto, navegó a su primer camino al oeste. Andarían 12 millas cada hora, y hasta dos horas después de media noche, andarían 90 millas, que son 22 leguas y media. Porque la carabela Pinta era más velera e iba delante del almirante, halló tierra e hizo las señas que el almirante había mandado.
Esta tierra vido primero un marinero que se decía Rodrigo de Triana”.
Esto aconteció el jueves 11 de octubre y se estaba dando el descubrimiento de “nuevas tierras” para los europeos, y una nueva conformación del mapa mundial. Los marinos habían partido de la Barra de Saltes, a las 8:00 horas del día viernes 3 de agosto del 1492.
Cristóbal Colón y sus tres naves; la Santa María, la Pinta y la Niña cargadas de provisiones, marineros y esperanzas de encontrar una nueva ruta comercial que cruzara el Atlántico consideraron que estaban llegando a su destino planeado. No fue así. Llegaron a otras tierras. Se encontraron con pueblos pacíficos que los miraban extrañados y algunos relatos señalan que los habitantes de estas islas lo veían como “seres venidos de las alturas”
Luego de haber contenido el zafarrancho de un amotinamiento, la noche del 11 al 12 de octubre se dio el ansiado grito de «¡Tierra!». Era la isla de Guanahaní, bautizada por Colón como San Salvador e identificada con la actual Watling, una de las Bahamas.
El “descubrimiento” y toma de posesión de las islas en nombre de los reyes de España dio pie a que nuevos aventureros se hicieran a la mar y llegaran a este continente, la colonización y la conquista fueron inmediatos.
España se posesionó de las tierras y el continente sufrió el vasallaje de guerreros, saqueadores y mucho, mucho tiempo después cada pueblo logró su independencia de Europa.
Sin duda fue un encuentro no deseado por una de las partes.