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París 2024: 22 grandes atletas de los Juegos Olímpicos a lo largo de su historia

Francia, 06 de julio del 2024.- Francia se prepara para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024. Del 26 de julio al 11 de agosto, la Ciudad Luz se convertirá en el epicentro del deporte mundial y en un crisol de culturas y emociones. De los primeros Juegos Olímpicos en Atenas en 1896 a Tokio-2020, esta es una selección de deportistas que han escrito la leyenda olímpica por sus récords, sus proezas y por sus vidas fuera de lo común. Francia se prepara para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024. Del 26 de julio al 11 de agosto, la Ciudad Luz se convertirá en el epicentro del deporte mundial y en un crisol de culturas y emociones. Más que una competencia, estos Juegos serán una fiesta popular que reunirá a miles de atletas y aficionados de todo el planeta.

Para Francia, esta cita representa una oportunidad dorada para mostrar al mundo su potencial y su rica herencia cultural. Por lo anterior, te compartimos los perfiles de 22 atletas que han destacado a lo largo de la historia de los Juegos Olímpicos: 1- Allyson Felix, fe en la victoria Sigue siendo la atleta femenina más laureada de la historia con siete medallas de oro en Juegos Olímpicos y 14 títulos mundiales. Icono del esprint gracias a su domino en los 100, 200 y 400 metros y en los relevos, donde se convirtió en un pilar de los éxitos de su país, elevó su leyenda al seguir conquistando medallas luego de ser madre, tras un parto prematuro que la dejó al borde de la muerte. «Piernas de pollo», el apodo que se ganó por sus delgadas piernas, brilló en las pistas con su esbelta figura (1,68m y 57 kg) mostrando una imagen «engañosamente frágil», asegura su entrenador al destacar la «relación potencia-peso excepcional» que siempre tuvo su pupila.

La jamaicana Veronica Campbell la privó en 2004 y 2008 del oro en su prueba favorita, los 200 metros, pero Felix se vengó colgándose el oro en Londres 2012. Una carrera de ensueño que se agigantó fuera de las pistas al conseguir que Nike se comprometiera a que ninguna deportista profesional embarazada bajo su patrocinio sufra una penalidad económica, como la que la multinacional impuso a la propia Felix. Hija de un pastor protestante y una devota creyente, la velocista compitió en cinco Juegos Olímpicos y se retiró en 2022 tras diecinueve años de carrera. 2- Mijain López, ¿cinco seguidas? Se habla menos de él que de atletas y nadadores, pero el campeón cubano de lucha grecorromana ha logrado una proeza en su disciplina al ganar cuatro medallas de oro en cuatro Juegos Olímpicos consecutivos: Pekín 2008, Londres 2012, Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020.

Las dos primeras veces en la categoría de menos de 120 kg, y después en la de menos de 130 kg. Sencillamente, está imbatido desde los cuartos de final de Atenas 2004. Con su seguidilla, entró en el muy exclusivo club de los ganadores de cuatro oros consecutivos en la misma prueba en los Juegos Olímpicos junto a Carl Lewis (salto largo) , Al Oerter (disco), el danés Paul Elvstrom (vela) y la japonesa Kaori Icho (lucha libre). Considerado el mejor luchador olímpico, el coloso de 1,98 metros no ha dicho su última palabra y aspira a un quinto título. «El colchón dice la última palabra y, como digo yo, siempre voy a repetir», declaró a la AFP en marzo el hombre apodado «el Terrible» , en alusión a su espíritu competitivo. Esta mole de músculo y casi dos metros de estatura, que no participa en competiciones oficiales desde agosto de 2021, celebrará su 42 cumpleaños en agosto justo después de los Juegos Olímpicos, intentará hacerlo mejor que ningún otro competidor y sumar su quinto oro. 3- Katie Ledecky, la reina de la media distancia ¿Lo conseguirá? En París, la estadounidense de 27 años sueña con convertirse en la primera nadadora en ganar cuatro veces consecutivas la misma prueba (en su caso los 800 m libres) en unos Juegos Olímpicos.

La campeona, nacida en Maryland, destacó desde muy pequeña y sus padres no tardaron en darse cuenta de que llevaba la competición en la sangre. Aunque su primer objetivo eran los Juegos de Río, ganó su prueba favorita en Londres, con sólo 15 años y repitió en las dos citas siguientes. Invicta desde 2012, en febrero fue derrotada por la prodigio canadiense Summer McIntosh, de 17 años. Una derrota que lanzó al aire la interrogante de si la caída fue solo un incidente o una señal del posible final de su reinado. En su carrera, Ledecky ha acumulado una serie de récords y batido varias marcas mundiales. En 2023, destronó al legendario Michael Phelps con 16 títulos mundiales individuales, uno más que su compatriota. Su receta: «Equilibrio entre exigencia e indulgencia». 4- Simone Biles, la pequeña gigante En 2013, a sus 16 años, se transformó en la primera mujer afroamericana en proclamarse campeona de gimnasia de Estados Unidos. Desde entonces ha ganado siete medallas olímpicas, una cosecha que la convirtió en la gimnasta más laureada de todos los tiempos y ser apodada GOAT (la mejor de la historia). Un elogio que la gimnasta hace suyo, luciendo una cabeza de cabra (‘Goat’ en inglés) en sus mallas de lentejuelas. Tras una pausa de dos años, regresó a la competición en 2023, ganando su octavo título nacional individual en diez años y su sexto título mundial. En esa competencia, realizó un doble salto mortal hacia atrás con el cuerpo doblado, una maniobra nunca antes realizada por una mujer en competición. Sin embargo, todo podría haber acabado en Tokio para esta ágil mujer de 1,42 metros.

Siendo la gran favorita de la gimnasia de esos Juegos, Biles se retiró de la mayoría de las pruebas alegando que anteponía su «salud mental». ¿El motivo? Una brutal e imprevisible incapacidad para situarse en el espacio durante los saltos. A los anillos olímpicos que lleva tatuados en el antebrazo derecho desde 2016, le añadió tres palabras encima del corazón: «Still I Rise» (Y aún así me levanto). La frase, es el título de un poema de la afroamericana Maya Angelou, activista por los derechos civiles que fue violada de niña. 5- Michael Phelps, un nombre sinónimo de oro Con 23 títulos olímpicos y 28 medallas, el nadador estadounidense reina en el Olimpo como ningún otro. Es el deportista más laureado.

Nacido en 1985, el prodigio de Baltimore comenzó a destacar con 15 años al convertirse en el nadador estadounidense más joven en ser seleccionado para unos Juegos Olímpicos desde 1932. Sólo pudo terminar 5º en Sídney en los 200 metros mariposa, pero ya había escrito la primera línea de su leyenda. Cuatro años más tarde, en Atenas, su patrocinador le prometió un millón de dólares si lograba borrar el récord de su compatriota Mark Spitz (7 medallas de oro en unos Juegos Olímpicos, en Múnich en 1972). No lo lograría, colgándose ‘sólo’ seis medallas de oro y dos de bronce. Pero tuvo una nueva oportunidad en Pekín en 2008, donde conquistó ocho oros en otras tantas pruebas y se convirtió así en el primer deportista olímpico en realizar esa gesta, entre todos los deportes. Aunque lo logró por muy poco… Phelps se impuso al serbio Cavic en los 100 metros mariposa por una centésima de segundo.

La ‘foto finish’ se hizo icónica de aquellos Juegos. «No es solo que este chico sea el nadador más grande de todos los tiempos o el olímpico más grande de todos los tiempos, sino quizá también el deportista más grande de todos los tiempos», lo alabó Mark Spitz. Pero sus méritos no terminan ahí: seis nuevas medallas en su palmarés en Londres en 2012 (4 de oro, 2 de plata). Allí superó a la rusa Latynina (18 medallas entre 1956 y 1964) como el deportista con más preseas en los Juegos. Suspendido seis meses por conducir en estado de embriaguez en 2014, el nadador de brazos como aletas cerró el ciclo en Río en 2016 con seis medallas más, cinco de ellas de oro, entrando así un poco más en la categoría de mito. 6- Tadahiro Nomura, el terror del tatami Tadahiro Nomura nació sobre un tatami: su tío es el campeón olímpico Toyokazu Nomura (Múnich, 1972) y su padre entrenó al medalla de oro de 1984 Shinji Hosokawa. Tadahiro Nomura es el único judoca en haber logrado el triplete olímpico: en Atlanta (1996), Sídney (2000) y Atenas (2004), el japonés se colgó el oro en la categoría superligeros (-60 kilos).

En Atlanta dio una primera muestra de su capacidad al convertirse en campeón olímpico en su primera participación, con 21 años. Ganó la final por ‘ippon’. En Sídney apenas necesitó unos segundos para cerrar el combate contra el campeón de Asia, el surcoreano Bu-Kyung Jung, y conquistar su segundo título olímpico consecutivo. En Atenas entró en la leyenda del judo con su tercer oro. Nadie lo había logrado antes. 7- Kohei Uchimura: el gimnasta perfecto Considerado por muchos, entre ellos por la legendaria Nadia Comaneci, como el mejor gimnasta masculino de la historia, el japonés Kohei Uchimura llevaba la gimnasia en la sangre: sus padres practicaron este deporte, en el que se inició cuando apenas tenía tres años. Buscando la elegancia en cada uno de sus movimientos, este ídolo nacional llamado en Japón ‘King Kohei’ ganó dos títulos consecutivos en el concurso completo individual en los Juegos de 2012 y 2016, una gesta que no ocurría desde que lo lograse el también japonés Sawao Kato en 1968 y 1972. En Rio-2016, 48 horas después de liderar a Japón al título por equipos, obró un ‘milagro’ al ejecutar un ejercicio espectacular en la barra fija que le valió el oro cuando tenía casi imposible repetir título.

Su reinado acabó cruelmente cuando se cayó al realizar su ejercicio en la barra frente a sus aficionados en la calificación para los Juegos de Tokio. 8- Usain Bolt, una estrella de rock sobre el tartán El jamaicano se convirtió el 16 de agosto de 2008 en los Juegos Olímpicos de Pekín en el hombre más rápido de la historia. Recorrió los 100 metros en 9 segundos 69 milésimas, imponiéndose en la disciplina reina del atletismo. Con una superioridad insultante, se permitió incluso levantar el pie del acelerador a 20 metros de meta. Batió su propio récord del mundo de velocidad un año después en los Mundiales de Berlín, tanto en los 100 metros (9 segundos 58) y en los 200 metros (19 segundos 19). Logro inédito en la historia del atletismo, el campeón fuera de lo común se llevó los tres oros (100 m, 200 m, 4×100 m) en tres Juegos consecutivos: Pekín 2008, Londres 2012 y Rio 2016. Su medalla de oro en el relevo de Pekín le fue retirada en 2017 porque uno de sus compañeros en la época dio positivo.

Además de sus once títulos de campeón del mundo, un récord, totaliza para la eternidad ocho medallas de oro en Juegos Olímpicos. Sólo es superado en el Olimpo del atletismo por otros dos gigantes, el finlandés Paavo Nurmi y el estadounidense Carl Lewis. Pero más allá de sus títulos y de sus cronos estratosféricos, Bolt se impuso como una estrella mundial gracias a su personalidad, su carisma y su sentido del espectáculo, haciendo de cada una de sus apariciones todo un acontecimiento. 9- Nadia Comaneci, una actuación perfecta La gimnasta soviética Larissa Latynina maravilló en los años 1950 y 1960, pero fue la llegada de esta rumana menuda, de 1,53 m y 41 kilos, la que marcaría para siempre una disciplina que contribuyó a popularizar como nadie. En 1976, con 14 años y 8 meses, Comaneci brilló en los Juegos de Montreal y con un ejercicio impecable en barras asimétricas logró la nota máxima 10 por primera vez en la historia olímpica. Los paneles de resultados ni siquiera estaban programados para registrar los dígitos del ‘10,00’ y en un primer momento mostraron una nota de 1,00. Los espectadores, boquiabiertos, comprendieron rápido el resultado real al ser anunciado por megafonía. Ovación general para la joven con su coleta de caballo. Fue el primero de siete dieces que logró en la ciudad canadiense. Comaneci, que comenzó con la gimnasia desde la guardería, se convirtió en un fenómeno planetario.

En Moscú, cuatro años después, conquistaría dos medallas de oro más antes de su retirada en 1981. El dictador Nicolae Ceaușescu hizo de ella un icono del régimen, pero la relación de la gimnasta con el Estado se tensionó y pasó a estar estrechamente vigilada. Comaneci logró finalmente atravesar el telón de acero en noviembre de 1989, un mes antes de la revolución, pasando a pie por Hungría antes de alcanzar Estados Unidos. Casada con un gimnasta estadounidense que conoció en Montreal, Bart Conner, doble campeón olímpico en Los Angeles 1984, logró la nacionalidad estadounidense en 2001. 10- Teófilo Stevenson, tres oros que pudieron ser cuatro Triple campeón olímpico y mundial amateur, para muchos el cubano Teófilo Stevenson es el mejor púgil de la historia del olimpismo. A sus medallas de oro en Múnich-1972, Montreal-1976 y Moscú-1980 pudo haber sumado una más en Los Angeles-1984, una edición a la que no acudió representación cubana.

Porque, meses antes, derrotó al estadounidense Tyrell Biggs, que conquistaría el oro en pesos pesados en la ciudad californiana. Stevenson fue el primer púgil en ganar tres oros olímpicos en misma categoría. Su rival en la semifinal de Múnich, el alemán Peter Hussing, dijo de él: «Nunca me golpearon tan duro en mis 212 peleas. No puedes ver su derecha, y de repente está ahí, en tu mentón». En esos Juegos de 1976, Stevenson, que heredó su pasión por el boxeo de su padre, noqueó a sus tres primeros rivales en un tiempo récord de 7 minutos y 22 segundos. Fue en 1980, cuando el húngaro Istvan Levai, en las semifinales, se convirtió en el primer púgil en aguantarle los tres asaltos a un Stevenson que seis años más tarde aún demostró que era el mejor, ganando el campeonato del mundo a los 36 años. Pese a las cuantiosas ofertas que recibió para pasarse al profesionalismo y marchar a Estados Unidos para pelear contra las grandes estrellas como Muhammad Ali, George Foreman o Joe Frazier, Stevenson siempre se mantuvo fiel a la Cuba revolucionaria. «Antes rojo que rico», resumió la revista estadounidense Sports Illustrated. Falleció en La Habana a los 60 años de un ataque al corazón. 11- Alberto Juantorena, una proeza inigualada Gran jugador de básquetbol, deporte que practicó en su juventud, Alberto Juantorena nunca pensó en convertirse en atleta hasta que cumplió los 20 años, pero su huella en el deporte rey de los Juegos sigue presente aún. Apodado ‘El Caballo’ por su manera de correr, rápido y elegante, el cubano sigue siendo el único atleta de la historia en haber ganado en unos mismos Juegos Olímpicos los 400 m y los 800 m, una hazaña aún más destacable por cuanto la primera está considerada una prueba de velocidad y la segunda de medio fondo, más táctica.

Fue, además, el primer campeón olímpico en estas distancias que no era originario de países anglófonos y el primer atleta en dar un oro a su país. Tras retirarse de la competición, fue nombrado número 2 del deporte cubano, vicepresidente del ministro de Deportes, fue miembro del Comité Olímpico Internacional y sigue formando parte del consejo de la Federación Internacional de Atletismo (ahora World Athletics). 12- Carl Lewis, la leyenda del tartán Elegancia sobre el tartán y olfato para los negocios, Carl Lewis, nueve veces medalla de oro en los Juegos Olímpicos y ocho veces campeón del mundo, es una leyenda del atletismo de los años 80 y 90. Con su pantalón corto y su cuerpo esbelto, la silueta de la Carl Lewis era fácilmente reconocible.

No escondiendo nunca su deseo de «construir un negocio», Lewis simboliza el cambio en el mundo del deporte, y especialmente del atletismo, en una era marcada por el marketing y el dinero. Ya al inicio de los años 80 se vislumbra su talento especial, aunque no participa en los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980, debido al boicot estadounidense en plena Guerra Fría. En los Juegos Olímpicos de Los Angeles, iguala la actuación mítica de Jesse Owens en los Juegos de Berlín en 1936 con cuatro medallas de oro (100 m, salto de longitud, 200 m y el 4×100 m). Y en Seúl-1988 repitió oro en los 100 metros, tras la descalificación de Ben Johnson por dopaje, y en longitud. Añadió, además, la plata en los 200 m. En 1992 en Barcelona, se cuelga de nuevo el oro en los 4×100 m y en salto de longitud, superando por tres centímetros a Mike Powell. Lastrado por las lesiones las siguientes temporadas, no regresó plenamente hasta 1996, para una despedida olímpica. Con 35 años, y beneficiado por las lesiones de sus rivales, puso la guinda a su carrera con una novena y última medalla de oro, en salto de longitud, su cuarta consecutiva. 13- Jesse Owens, una bofetada a Hitler El 4 de agosto de 1936 el nuevo Estadio Olímpico de Berlín está lleno de banderas con la cruz gamada.

Un atleta negro estadounidense, de 22 años, acaba de ganar el oro en el salto largo con 8,06 metros. Pero sobre todo derrota al ídolo local, el alemán Lutz Long, un blanco alto de ojos azules, reduciendo a la nada la esperanza del régimen nazi de demostrar la superioridad de la raza aria. Furioso, Hitler abandona el estadio, mientras que Long felicita deportivamente a Owens lanzándose a sus brazos. En total, el último de los once hijos de unos aparceros de Alabama, nieto de esclavos, logra con gran superioridad otros tres oros (100 m, 200 m y relevo 4×100 m) con varios récords del mundo, convirtiéndose en el héroe de los primeros Juegos televisados. A su regreso a casa, en unos Estados Unidos aún muy segregacionistas, no fue recibido por el presidente Roosevelt. Tuvo que esperar a 1975 para ser recibido con honores en la Casa Blanca. «Jesse Owens ha logrado una proeza que ningún hombre de Estado, ningún periodista, ningún general habría podido lograr: forzar a Adolf Hitler a salir del estadio», destacó entonces Gerald Ford. Tras Berlín, el campeón deja su carrera deportiva y tiene que encadenar pequeños trabajos. Murió en 1980 a los 66 años víctima de un cáncer de pulmón. 14- Fanny Blankers-Koen, campeona y madre En 1999 fue elegida la mejor atleta del siglo XX, junto a Carl Lewis en categoría masculina.

Esta neerlandesa (1918-2004) polifacética reconvertida en velocista, hija de un lanzador de disco y peso, es la única atleta en haber ganado cuatro medallas de oro en una sola edición olímpica, en Londres-1948, igualando la gesta de Owens, al que conoció en el estadio de Berlín y del que guardó su autógrafo como un tesoro durante toda su vida. Blankers-Koen ganó los 100 m, 200 m, 80 m vallas y el relevo 4×100 m. cuando tenía 30 años y siendo madre de dos hijos, lo que le valió el sobrenombre poco afortunado de «ama de casa voladora». Su regreso a Ámsterdam fue triunfal. «No he hecho más que correr rápido, no veo por qué la gente hace tantas historias», declaró sorprendida mientras se paseaba en un carruaje en medio de la muchedumbre alborozada. Durante su carrera, batió o igualó doce plusmarcas mundiales en atletismo en siete disciplinas diferentes.

e retiró casi con 40 años y falleció en 2004. 15- Wilma Rudolph, la perla del gueto Con una carrera de superviviente, sigue estando considerada como la mayor influencia de las atletas negras estadounidenses. «Fue un icono», dijo de ella Ollan Cassell, histórico dirigente del atletismo norteamericano. «Fue para las mujeres lo que fue Jesse para los hombres». Nacida en 1940 en un gueto de negros en Tennessee, antepenúltima de una hermandad de 22 niños, a los cuatro años contrajo una doble neumonía, la escarlatina y la polio. «Mis médicos me decían que no podría caminar nunca más. Pero mi madre me aseguraba que lo conseguiría. Creí a mi madre». Gracias a una prótesis, masajes diarios, el amor familiar y una mentalidad de hierro, la joven enferma se convirtió en la mujer más rápida del mundo. Ganó una primera medalla olímpica en Melbourne en 1956, con un tercer puesto, pero decepcionada por no haber logrado el oro, trabaja duro y cuatro años después, en Roma, hace el triplete 100 m, 200 m y 4×100 m. En el relevo logra la proeza de dar la victoria a su equipo pese a correr con una torcedura de tobillo. Se convierte en una estrella mundial. Los italianos la llaman ‘La Gacela negra’, los franceses ‘La Perla negra’, los ingleses ‘Tennessee Tornado’. Otra victoria: de regreso a los Estados Unidos, recibió un homenaje abierto a todos. Una novedad en el país. Poseedora de varios récords mundiales, se retiró en 1962 cuando estaba en la cima de su carrera. Murió de cáncer en 1994. 16- Abebe Bikila, el maratoniano descalzo Predestinado, nació el 7 de agosto de 1932, día en el que se disputó el maratón en los Juegos de Los Ángeles. Este hijo de un pastor etíope, antiguo miembro de la guardia imperial,fue el primer atleta del África negra en ganar un oro olímpico, en 1960.

Su llegada al Arco de Constantino de Roma fue todo un símbolo, 25 años después de la invasión parcial de Etiopía por la Italia fascista de Mussolini. Siempre se entrenó descalzo. En Roma probó varios pares de zapatillas, pero ninguno le convenció, ya que le provocaban ampollas. Corrió sin calzado y ganó con una superioridad insolente pulverizando el récord del mundo. Convertido en héroe en su país, este peso pluma (1,77m, 57 kg) «capaz de correr desde el amanecer al anochecer» realizó, pese a sufrir poco antes una operación de apendicitis, un doblete histórico en Tokio-1964. Esta vez con unas zapatillas. Murió en 1973 a los 41 años víctima de una hemorragia cerebral, luego de haber sufrido unos años antes un accidente de tráfico que le dejó en una silla de ruedas. A su funeral asistieron 65.000 personas, entre ellas el emperador Hailé Sélassié. 17- Bob Beamon, el salto del siglo México-1968 entró en la historia por el gesto de Tommie Smith y John Carlos, excluidos de por vida de los Juegos tras levantar el puño en el podio de los 200, para denunciar la discriminación que sufrían los afroamericanos en Estados Unidos. Pero fue otro estadounidense, Bob Beamon, el que realizó la mayor gesta deportiva, pulverizando el récord del mundo del salto largo en 55 cm, con un salto de 8,90 m. El calificado «salto del siglo» sobrevivió más de medio siglo hasta que fue batido en 1991, pero sigue siendo récord olímpico.

Apodado «la Araña del espacio», el campeón nacido en el Bronx en 1946, dejó pronto la competición para consagrarse a la música. En febrero pasado vendió su medalla de oro, que fue adjudicada en 441,000 dólares. 18- Spyridon Louis: el primer maratoniano olímpico era aguador Spyridon Louis trabajaba en los campos y llevaba agua a Atenas varias veces por semana. Era un joven de 24 años muy bien entrenado. Cuando el 10 de abril de 1896 entró en el Estadio Panatenaico luego de haber corrido el primer maratón de los Juegos modernos en 2h58:50, no mostró ningún signo de fatiga. Su primer rival entró siete minutos después. Muy enamorado, quería impresionar a su futura esposa Helena, algo que logró. El Comité Olímpico le regaló un carro para transportar agua y 25,000 dracmas, una cantidad muy importante en esa época. Pero el atleta bigotudo renunció al dinero, asegurando haber corrido por su país. Se convierte en héroe nacional y fue el abanderado griego en la ceremonia de apertura de los Juegos de Berlín en 1936.

En Grecia existe la expresión «correr como un Louis». 19- Paavo Nurmi, cinco oros en 1924 Campeón solitario y ascético, el ‘Finlandés volador’ es el dominador absoluto del medio fondo y fondo entre 1920 y 1932, acumulando doce medallas olímpicas (de ellas nueve de oro) y 22 récords del mundo, desde los 1500m a los 20km. Huérfano a los 13 años, Nurmi se hace cargo de su familia ejerciendo diversos oficios manuales hasta que descubrió su vocación de atleta, a los 19 años cuando realizaba su servicio militar. Debutó en unos Juegos en 1920 en Amberes, donde ganó dos oros y una plata. Cuatro años después, en París, se convirtió en el primer (y hasta ahora único) atleta en ganar cinco preseas doradas en una sola edición. Venció con facilidad en los 1500m y apenas una hora más tarde, conquistó los 5000m. Dos días después, compitió en la prueba de cross con 45 grados a la sombra. De los 38 participantes en la salida, 23 abandonaron, pero Nurmi, impasible, se llevó la victoria. Habría que esperar a 2004 para que otro campeón, el marroquí Hicham El Guerrouj, hiciera el doblete 1500-5000m. Nurmi revolucionó los métodos de entrenamiento: corre con un cronómetro en la mano, realiza tres sesiones diarias de preparación en distancias y terrenos variados, practica la gimnasia sueca, toma baños calientes y recibe masajes dos veces por semana.

La federación internacional le acaba considerando un «profesional» por lo que fue excluido de los Juegos de 1932. 20- Suzanne Lenglen, primera estrella del tenis Apodada la ‘Divina’, Suzanne Lenglen fue la primera estrella del tenis femenino. La francesa, nacida en 1899, jugó la final del Campeonato de Francia con 15 años. En 1919 conquistó el primero de sus seis títulos en Wimbledon. Al año siguiente, fue una de las reinas de los Juegos de Amberes, con una medalla de oro en simples y en dobles mixtos y un bronce en dobles. Lenglen no perdió un solo partido entre 1919 y 1926. Murió de una leucemia el 4 de julio de 1938. 21- Johnny Weissmuller, del hombre-pez al hombre-mono En el verano de 1924, los parisinos asisten a la piscina olímpica de Tourelles tanto para ver las proezas acuáticas de Johnny Weissmuller como para admirar su plasticidad: 86 kg de puro músculo repartidos en un cuerpo de 1m 90. Para participar en los Juegos con la bandera estadounidense, este inmigrante rumano falsificó su certificado de nacimiento. Fue el primer nadador en bajar del minuto en la prueba de los 100m libres y ganó cinco medallas de oro en la capital francesa.

A lo largo de su carrera estableció 28 récords del mundo, entre ellos el de las 100 yardas estilo libre (1927), vigente durante 17 años. Fue gracias a Weissmuller que la natación se convirtió en el segundo deporte olímpico, por detrás del atletismo. Tras su carrera en las piscina, este Apolo se convierte en estrella de la gran pantalla, encarnando a Tarzán en una docena de películas. Tras haber dilapidado su fortuna en pensiones alimentarias – tuvo cinco esposas – y negocios fallidos, trabajó como vendedor de piscinas prefabricadas y cayó en el alcoholismo, tal como le ocurrió a su padre, fallecido cuando el joven Johnny tenía 10 años. Acabó su vida en un hospital psiquiátrico. 22- Betty Robinson, la resucitada Primera campeona olímpica de los 100m, sigue siendo la más joven en ganar el título olímpico en esta distancia: cuando disputó la final olímpica del hectómetro en Ámsterdam-1928, la estadounidense apenas tenía 16 años y corría su cuarta carrera. Tras varias salidas falsas que provocaron la descalificación de algunas participantes, Betty Robinson se impone con un tiempo récord de 12.2, con unos centímetros de ventaja sobre dos corredoras canadienses.

Fue su maestra quien, viéndola correr detrás del tren, le animó a practicar el atletismo. En su segunda competición, poco antes de los Juegos, batió el récord del mundo con un tiempo no homologado. En 1931, fue dada por muerta en el accidente de un bimotor, pero durante su funeral se dan cuenta que en realidad…¡sigue viva! Estuvo siete meses en coma. Una pierna rota, un brazo aplastado y otras contusiones graves le privan de retomar los entrenamientos. En 1936, se presenta a los Juegos de Berlín. Las secuelas de su fractura, que le impiden doblar la rodilla, le dejan fuera de los 100m, pero sí corrió el relevo 4x100m, prueba en la que conquistó el oro.

con información de https://www.eleconomista.com.mx/

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