- A los mexicanos indocumentados, remitidos a centros de retención, les ofrecen trabajo, pero por 49 centavos o, máximo, un dólar al día. Una llamada les cuesta 85 centavos, una sopa un dólar y una soda 2 dólares
Un migrante mexicano arrestado en Estados Unidos puede trabajar en el centro de detención en el que se encuentre y percibir un sueldo, que oscila entre los 49 centavos y un dólar por una jornada de 7 a 12 horas.
Pero si un indocumentado, por ejemplo, necesita hacer una llamada telefónica, el minuto le cuesta 85 centavos de dólar; si tiene ganas de una sopa instantánea, un dólar; un refresco le cuesta dos dólares.
Los centros de detención de migrantes, son administrados por corporaciones privadas, que demás de emplear a los detenidos, le cobran al gobierno de Donald Trump 200 dólares diarios (tres mil 832 pesos) por dar hospedaje y alimento a cada uno de ellos.
La empresa Geo Group, en el primer trimestre de este año, logró un beneficio de 40 millones de dólares, cinco millones más de los que obtuvo en el mismo periodo de 2018. La otra gran firma del sector, Corecivic, cerró el último trimestre de 2018 con unos beneficios por 41 millones de dólares.
“Por eso es que no hay una reforma migratoria que apoye a este sector de la población, porque todo es símbolo de dólares, desde los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EU (ICE), los jueces, el transporte también es privado”, afirmó a El Heraldo de México Israel Concha, presidente de New Comienzos, organización que apoya a dreamers repatriados.
Según el Departamento de Seguridad Interior, de octubre de 2018 a abril de 2019, México representó el mayor número de inmigrantes adultos aprendidos solos, con 82 mil 834 personas, lo que representa un pago diario de 16 millones 566 mil 800 dólares a las empresas que los albergan.
El ICE actualmente tiene a unos 50 mil 233 migrantes diariamente, una de las cantidades más altas registradas y que supera el límite impuesto por la vía legislativa de 45 mil 274 personas.
HACEN DE TODO
A pesar de que las cárceles son privadas y se les paga por mantener a miles de indocumentados mientras avanza su proceso de deportación o solicitud de refugio, en su mayoría no cuentan con personal de operación y manutención.
Por ello, los indocumentados tienen la “oportunidad” de trabajar. Gustavo Lavariega, de 42 años de edad, migrante que estuvo casi dos años en esos centros, platicó a este diario que el sueldo que ganaba era de siete centavos por hora, en un día trabajaba siete horas.
Por su parte, Israel, que también estuvo dos años recluido, indicó que les pagaban un dólar por trabajar de 10 a 12 horas en áreas como cocina, lavandería e intendencia.
“Teníamos comida tres veces al día, no es para mantenerte sano, nada más es para mantenerte gordito. (…) Una dieta a base de harinas, pastas, papas, sopa, frijoles, a veces pollo, pero en menor cantidad”, explicó Gustavo.
Dentro de estos centros hay tiendas donde pueden comprar alimentos o ropa, en caso de no ser suficiente lo que se les proporciona. Cada migrante detenido tiene derecho a tres cambios de ropa al año.
“Si tienes dinero puedes comprar —que prácticamente es el negocio de ellos— te venden galletas,azúcar, carne en bolsa (…) ellos venden también ropa en las tiendas”, dijo el mexicano.
OTRO BENEFICIADO
Por la ola migrante, el sector del transporte también sale beneficiado, tanto las compañías que trasladan a los indocumentados desde la frontera a los centros de detención, como las aerolíneasque los regresan a sus países.
Desde 2018, ICE tiene un acuerdo con Classic Air Charter, responsable de organizar la mayor parte de los vuelos de ICE Air a cambio de 646 millones de euros, según datos de la Oficina de Contabilidad del Congreso.
Los centros de detención pequeños tienen capacidad para 300 migrantes, en los grandes pueden estar hasta tres mil. “(Donde estuve) había dormitorios como de 350 personas, les llaman gallineros, tienen literas y hay cinco o seis regaderas”, relató.
Pero lo peor del hacinamiento es que muchos migrantes tienen que compartir su estancia con delincuentes que cumplieron condenas por casos de violación, narcomenudeo y hasta asesinato.