No es necesario tomar 8 vasos de agua al día
- Cada verano, los medios inundan con artículos en los que advierten que la deshidratación es peligrosa y está extendida. Sin embargo, no existen pruebas científicas de que la deshidratación haya alcanzado proporciones epidémicas.
06 de Septiembre 2015 (NEW YORK TIMES).- Si existe algún mito sobre la salud que no morirá, es éste: usted debería beber ocho vasos de agua al día.
Simplemente, no es verdad. No hay ninguna ciencia detrás.
Y, no obstante, cada verano, los medios informativos nos inundan con artículos en los que advierten que la deshidratación es peligrosa y también está extendida.
Estos artículos generan el temor de que adultos y niños saludables andan por ahí deshidratados e, incluso, que la deshidratación ha alcanzado proporciones epidémicas.
EXAMINEMOS ESTOS DICHOS
Fui coautor de un ensayo sobre mitos médicos en el BMJ, allá en el 2007. El primer mito era que las personas deberían beber al menos ocho vasos de agua, de 237 mililitros, al día. Este ensayo obtuvo más atención mediática que casi cualquier otra investigación que yo haya hecho.
No hubo diferencia. Cuando, dos años después, publicamos un libro sobre mitos médicos, en el que una vez más desacreditamos la idea de que necesitamos ocho vasos de agua al día, pensé que persuadiría a la gente para que dejara de preocuparse. Me volví a equivocar.
Muchas personas creen que la fuente de este mito es una recomendación de la Junta de Alimentación y Nutrición de 1945, en la que se dice que la gente necesita alrededor de 2.5 litros de agua al día. Sin embargo, ignoraron la oración que seguía inmediatamente. Decía: “La mayor parte de esta cantidad está contenida en los alimentos preparados”.
El agua está presente en las frutas y los vegetales. Está en el jugo; está en la cerveza; incluso, en el té y el café. Antes de que alguien me escriba para decirme que el café deshidrata, la investigación muestra que eso tampoco es cierto.
Aunque yo recomendé al agua como la mejor bebida para consumir, desde luego que no es la única fuente para hidratarse. No es necesario consumir bebidas para tener toda el agua que se necesita. Tampoco es necesario preocuparse tanto porque nunca se tenga sed. El cuerpo humano está finamente sintonizado para enviar la señal de beber mucho antes de que realmente se esté deshidratado.
Contrario a muchas historias que es posible oír, no existe ninguna prueba científica real de que beber agua extra tenga algún beneficio para la salud cuando se es una persona sana. Por ejemplo, las reseñas no han encontrado que haya alguna evidencia de que beber más agua mantenga hidratada la piel y haga que se vea más saludable y libre de arrugas. Es cierto que algunos estudios de retrospectivas han encontrado que una mayor ingesta de agua está asociada a mejores resultados, pero están sujetos a los problemas epidemiológicos usuales, como la incapacidad para demostrar causación. Más aún, definieron al “alto” consumo de agua en muchísimo menos de ocho vasos.
Los estudios prospectivos no encuentran beneficios en la función renal, ni en el riesgo de muerte, cuando las personas sanas incrementan la ingesta de líquidos. Tampoco se encontraron beneficios en las pruebas aleatorias controladas, a excepción de casos específicos; por ejemplo, la prevención de la recurrencia de algunos tipos de piedras en los riñones. La verdadera deshidratación, cuando el organismo ha perdido una cantidad significativa de agua debido a una enfermedad, al ejercicio o a la sudoración excesivos, o a la incapacidad para beber, es un problema grave. Sin embargo, las personas que presentan deshidratación clínica casi siempre tienen algún tipo de síntomas.
Una cantidad significativa de anunciantes y artículos en los medios informativos están tratando de convencer de lo contrario. Pareciera que la cantidad de personas que llevan agua a todas partes, todos los días, es más grande cada año. Siguen aumentando las ventas del agua embotellada.
La serie de artículos este verano estuvo inspirada en un estudio reciente en la “American Journal of Public Health”. Los investigadores utilizaron datos del Servicio Nacional de Salud y Nutrición del 2009 al 2012 para examinar a 4,134 niños, entre los seis y los 19 años de edad. Específicamente, calcularon la osmolalidad simple de la orina, que es una medida de la concentración de la orina. Entre más elevado el valor, más concentrada está la orina.
Encontraron que más de la mitad de los niños tenían una osmolalidad de la orina de 800 mOsm/kg o más alta. También encontraron que los niños que bebieron 237 mililitros o más de agua al día tenían, en promedio, una osmolalidad de la orina de alrededor de 8 mOsm/kg menos que los que no bebieron agua.
Así es que si se define a la “deshidratación” como una osmolalidad de la orina de 800 mOsm/kg o más alta, las conclusiones de este estudio son realmente preocupantes. Preocupó para este artículo. El problema es que a la mayoría de los clínicos no les preocupa.
Yo soy pediatra y puedo decir que habría sido raro, si es que lo hice alguna vez, que yo usara a la osmolalidad de la orina como un medio para decidir si un niño está deshidratado. Cuando le pregunté a algunos colegas, ninguno pensó que 800 mOsm/kg fuera un valor que les preocupara. Y en una búsqueda en la red, la mayoría de las fuentes que encontré pensaban que valores de hasta 1,200 mOsm/kg todavía estaban en el rango fisiológicamente normal y que los niños varían más que los adultos. Ninguna declaró que 800 mOsm/kg fuera el valor para considerar deshidratados a los niños.
Eso no ha evitado que en estudios recientes se siga usando el estándar de 800 mOsm/kg para declarar que están deshidratados una cantidad enorme de niños. Un estudio del 2012, en los “Annals of Nutrition and Metabolism”, lo utilizó para declarar que casi dos tercios de los niños franceses no recibían agua suficiente. Otro en la revista “Public Health” la usó para declarar que casi dos tercios de los niños en Los Angeles y la Ciudad de Nueva York no recibían suficiente agua. Al primero lo financió Nestlé Waters y al segundo, su subsidiaria Nestec.
Es posible que haya niños que necesiten estar mejor hidratados. Sin embargo, en algún momento, estamos en riesgo de calificar una condición sanitaria común como una enfermedad. Cuando, año tras año, se encuentra que dos tercios de los niños sanos tienen un valor de laboratorio al que se etiqueta de “anormal”, podría ser que es la definición y no su salud lo que está mal.
Nada de esto ha reducido el empuje de la marea para ingerir más agua. Incluso, ha sido parte de la campaña “Beber más” de Michelle Obama. En el 2013, Sam Kass, entonces un asesor en políticas nutricionales en la Casa Blanca, declaró que “40 por ciento de los estadounidenses bebe menos de la mitad de la cantidad diaria recomendada de agua”.
No existe una recomendación formal para una cantidad diaria del agua que necesitan las personas. Es evidente que la cantidad difiere por lo que comen las personas, por dónde viven, qué tan grandes son y lo que están haciendo. Sin embargo, ya que la gente en Estados Unidos vive más que nunca antes y se puede decir que ahora tiene mayor acceso a las bebidas que casi en cualquier otro momento de la historia de la humanidad, simplemente, no es cierto que todos estemos deshidratados.
Con información de: EL FINANCIERO