Museo de Sitio de la zona arqueológica de Edzná
Ciudad de México, 29 de junio del 2024.- Como parte de la tercera gira conjunta del Jefe del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, y la virtual presidenta, Claudia Sheinbaum, esta tarde se inaugurará el nuevo museo de sitio en la zona arqueológica de Edzná, en Campeche. Es uno de los nueve nuevos museos de sitio y 29 centros de atención a visitantes (algunos, en construcción; otros, en rehabilitación) que habrá en las zonas arqueológicas que hay a lo largo de los mil 500 kilómetros de ruta del Tren Maya. Así lo anticipó durante la conferencia presidencial el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, quien destacó que esto forma parte de las aportaciones de ese organismo a la recuperación del patrimonio de la civilización maya.
Por conducto del Programa de Mejoramiento de las Zonas Arqueológicas (Promeza) y mediante el salvamento de vestigios, bienes muebles e inmuebles en esa región, se obtuvo valiosa información que revelan que en la Península de Yucatán y en la selva del sureste había gran densidad de comunidades mayas. Edzná es una zona arqueológica ubicada a 55 kilómetros del sureste de la capital de Campeche y su nombre significa casa de los itzaes (regalo de Dios) en lengua chontal, cuyo origen se remonta a 600 años aC, cuando se conformó como aldea de agricultores. Con el tiempo, sus pobladores desarrollaron sistemas hidráulicos con fines agrícolas y habitacionales, pero fue hasta los primeros años de nuestra era cuando comenzaron a desarrollar edificaciones con el estilo Petén, que tiene en el Templo de los Mascarones su máxima expresión. En ese entonces, Edzná era parte de un sistema de intercambio comercial en esa región con otras ciudades. Hacia el siglo VII comenzó el declive de su primera era, debido a sequías y cambios climáticos severos, que entonces fue interpretado como una mala gestión de los gobernantes con sus dioses.
Con ello emergió una nueva clase política que llevó a Edzná a su máximo esplendor como centro político, religioso y urbano, alcanzando una población de 30 mil habitantes. Se desmantelaron algunos edificios construidos en otra era, y con el nuevo estilo arquitectónico Pucu se construyó lo que se considera su máxima expresión, el edificio de los cinco pisos, con una ancha escalinata y estelas con escenas de sus principales gobernantes, así como jeroglíficos. Hacia el siglo XV de nuestra era comenzó el declive de esta ciudad, que fue paulatinamente deshabitada hasta quedar sólo como centro ceremonial esporádicamente utilizado. Detalles arquitectónicos El INAH considera que Edzná posee magníficos grupos arquitectónicos como la Gran Acrópolis, y estupendos edificios, sobre todo el llamado de los Cinco Pisos. Sus habitantes desarrollaron un complejo sistema hidráulico que les permitió contar con agua todo el año. Llegó a convertirse en una poderosa capital regional entre los años 400 y 1000 dC. El edificio de los cinco pisos es denominado así por el número de niveles que tiene en su costado oeste, que contiene cuartos abovedados, y en su conjunto alcanza 31 metros de altura. El templo original fue demolido parcialmente para construir el actual, con crestería. La fachada poniente corresponde al siglo IX de nuestra era, y fue lo último que se agregó al basamento. En la base contiene bloques con jeroglíficos.
El lado norte muestra arquitectura del estilo Petén, que fue cubierta con amplios taludes convexos en el Clásico Terminal (800-1200 dC), informa el INAH. Prieto explicó que las autorizaciones para que avanzara la obra se fundamentaron en criterios técnicos que tiene el INAH para avalar nuevas construcciones en zonas donde se presume que hay vestigios o bienes de las antiguas civilizaciones. Los vistos buenos en cada etapa de la obra del Tren Maya u otras construcciones públicas y privadas no los otorgan los directores de Obra, sino el Consejo Nacional de Arqueología del INAH.
Por ello, se emprendieron acciones de salvamento para recuperar todo lo encontrado que permita obtener mayor información de la civilización maya. Se trata de privilegiar el salvamento de estos bienes sin retrasar el avance de la obra, por eso mencionó que se identificaron 62 mil 165 elementos de diverso carácter de los mayas; un millón 465 mil 719 restos de cerámica o tepalcates; mil 997 bienes muebles, como vasijas, incensarios y puntas de flecha, de las cuales se están restaurando mil 914 para ubicarlas en los museos; 703 enterramientos, y 2 mil 252 rasgos asociados con la presencia de grupos humanos, detalló el director del INAH.
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