Ecologia

Muchos cultivos se defienden solos…

Las hierbas silvestres que crecen alrededor de los cultivos son un enemigo constante de los agricultores, ya que roban nutrientes, luz y agua.

Para evitar que invadan las áreas de siembra, hoy se emplean herbicidas sintéticos, si bien han resultado tóxicos y contaminantes; además, las hierbas silvestres terminan por volverse resistentes a ellos.

Un grupo de agrónomos ha encontrado que algunas plantas tienen su propia manera de atacar a otra, cuando ésta intenta crecer en sus inmediaciones; para ello produce sustancias que impiden su desarrollo.

A esto se lo conoce como alelopatía.

Los investigadores piensan que es posible aprovechar estas plantas para mejorar el rendimiento agrícola sin dañar el ambiente.

Un ejemplo es el sorgo, cuya raíz libera una sustancia, llamada sorgoleone, que es muy tóxica para otras plantas.

Si se efectúa una rotación de algún cultivo con este cereal, por ejemplo sembrar sorgo en una temporada y trigo en otra, el rendimiento de este último aumenta, dado que la tierra queda impregnada de sorgoleone, que impide el crecimiento de otras hierbas y posibilita que el trigo aproveche más los nutrientes.

Otras plantas de la familia de las crucíferas, como col, brócoli y nabo, contienen en sus tejidos sustancias que liberan en la tierra isotiocianatos, que anulan el crecimiento de las hierbas. Sin duda, aprender de la naturaleza representa beneficios ambientales y agrícolas.

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