- El ahora técnico contó que “El Penta Pichichi” está satisfecho de que a sus Pumas los dirija un amigo”
El 8 de julio de 1996, Miguel González Míchel fue presentado como nuevo refuerzo del Atlético Celaya. Unas cinco mil personas, muchas de ellas chicas adolescentes, lo aclamaron a él a Emilio Butragueño en el Estadio Miguel Alemán Valdez. “He venido aquí por Butragueño. Si hubiera ido a jugar a Grecia, me habría marchado allí. Soy su mayordomo”, reconocía Míchel, entre risas, en su primer discurso. Casi 23 años después, el hombre que cuidaba las espaldas de El Buitre fue presentado como nuevo técnico de Pumas, con dos temporadas por delante.
La puesta en escena en la Cantera universitaria termina, inevitablemente, con el recuerdo de aquellos Toros que estuvieron a un paso de ser campeones en la Temporada 1995-96. También, con el nombre de Hugo Sánchez, uno de los máximos ídolos en la historia del equipo y consejero al fin de su vuelta al futbol de México.
“Hablé con él, para comentarle la opción que tenía de poder venir. Se puso contento de que a sus Pumas de siempre lo pudiera dirigir un amigo”, revela. “Una de las cosas que tiene el haberte formado en el Real Madrid es adaptarte al medio. No puedo pedir tiempo.
Afortunadamente lo tengo en esta pretemporada. Más que un carácter ganador, quiero un carácter competitivo”.
Como jugador del Celaya, Míchel tuvo que adaptarse a un futbol más físico y menos técnico que el que se practicaba en España. Además de los consejos de El Buitre, contó a su favor con la hospitalidad de los aficionados del bajío y la llegada de Hugo en el Verano 1997. La esencia del Real Madrid era también la de ese equipo. Ahora, el efecto sorpresa ya no existe: los resultados serán los que definan su proyecto en el banco, tras la partida de Bruno Marioni.
“Los proyectos se quedan en las victorias o en las derrotas. No queremos pasar como un proyecto efímero, sino queremos estar aquí mucho tiempo. Tenemos seis-siete semanas, para que el equipo adquiera las ideas que nosotros queremos desarrollar. Pumas es un club grande. Tiene una filosofía muy parecida a la que tuve siempre como persona. Lo vi en el torneo pasado y en éste, porque ya existían una serie de posibilidades de venir. Hay buena materia prima”, complementa.
Si hoy Míchel volviera sobre sus pasos, y detuviera el tiempo en 1996, encontraría coincidencias con aquella presentación con el Celaya: decenas de reporteros, fotógrafos y una expectativa particular entre los aficionados de Pumas. Hace casi 23 años, El Buitre lo recibió como en casa. Ayer ese papel le correspondió a Jesús Ramírez, presidente deportivo de los universitarios.