Los rarámuri, conocidos como los tarahumaras, se llaman a sí mismos “corredores a pie”.
Chihuahua, Chihuahua, 27 de mayo del 2024.- Los rarámuri, conocidos como los tarahumaras, se llaman a sí mismos “corredores a pie”. Este grupo indígena vive en la Sierra Madre Occidental, principalmente en Chihuahua, el suroeste de Durango y Sonora. Además de los rarámuri, en esta región también habitan los tepehuanes, pimas, guarojíos y mestizos.
El territorio, conocido como la Sierra Tarahumara, se extiende en elevadas montañas y profundas barrancas, alcanzando alturas entre 2,000 y 3,000 metros sobre el nivel del mar. Geográficamente, se divide en Alta y Baja Tarahumara. Este grupo vive en comunidades dispersas, tanto en rancherías como en pueblos localizados en los municipios de Guadalupe y Calvo, Morelos, Balleza, Guachochi, Batopilas, Urique, Guazaparez, Moris, Uruachi, Chínipas, Maguarichi, Bocoyna, Nonoava, Carichí, Ocampo, Guerrero y Temósachi.
A los mestizos, los rarámuri los denominan “chabochi”, que significa “los que tienen barbas”, y a quienes conviven y comparten su cultura los nombran “napurega rarámuri”. La cultura rarámuri se ha mantenido fuerte a lo largo de los años, y su nombre refleja su identidad y modo de vida. La etimología de “rarámuri” proviene de las raíces “rara” (pie) y “muri” (correr), siendo para ellos sinónimo de personas o humanos. Destacan en actividades como la agricultura y la elaboración de artesanías, contribuyendo a la economía de la región.
La Sierra Tarahumara no solo es significativa por su geografía y biodiversidad, sino también por el hogar que le brinda a este grupo indígena. La combinación de montañas y barrancas, junto con una cultura viva y ancestral, hace de la Sierra Tarahumara un espacio único en México y un importante centro de estudio y preservación cultural.Antecedentes históricos. El impacto de la colonización española en el territorio y forma de vida de los tarahumaras y otros pueblos indígenas del estado de Chihuahua fue significativo, marcando un periodo de cambios culturales y económicos profundos en la región.
Hacia 1607, los jesuitas establecieron una misión en el Valle de San Pablo, hoy conocido como Balleza; no obstante, la tarea evangelizadora fue interrumpida por la rebelión de los tarahumaras y tepehuanes en 1620. Publicado por Infobae, esta rebelión obligó a los misioneros a reanudar su labor hasta 1639 con la misión de San Felipe de Jesús.
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