Los países fracasaron en reducir las emisiones y el panorama global es ‘sombrío’: ONU
- Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio ambiente señala que los países, para 2030, deberán reducir a la mitad sus niveles de contaminación de 2018.
El mundo se ha negado a reducir sus emisiones colectivas de gases de efecto invernadero, lo que dificulta el camino del planeta hacia un clima seguro.
Los autores de un informe anual del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicado este martes fueron inusualmente directos en su evaluación 2019 de la brecha que existe entre los niveles de emisiones reales y los deseables.
«Los hallazgos generales son sombríos», escriben. «Los países fracasaron en conjunto para detener el crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero globales, lo que significa que ahora se requieren acciones más profundas y más rápidas».
¿Qué tan profundas y qué tan rápidas? Para 2030, las naciones deben reducir a la mitad sus niveles de contaminación de 2018 y así cumplir con el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento a 1.5 grados centígrados. Las emisiones globales han aumentado aproximadamente 1.5 por ciento al año en la última década, con un estancamiento entre 2014 y 2016.
El nuevo informe forma parte de una tendencia más amplia entre evaluaciones científicas de alto perfil publicadas en los últimos 18 meses, cada una con un lenguaje cada vez más directo. Los ejemplos incluyen tres estudios del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático respaldado por la ONU.
Abordaron limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados, la manera en que la tierra está cambiando en todo el mundo y los efectos de temperaturas más altas en zonas heladas y océanos.
Las políticas actuales podrían conducir a 60 mil millones de toneladas métricas de contaminación climática en 2030. Para tener una oportunidad de mantenerse por debajo de 1.5 grados, esta cifra debe ser de 25 mil millones de toneladas.
«Eso es matemática básica», dijo. «Somos el doble de lo que necesitamos ser».
Por supuesto, ‘sombrío’ no significa desesperanza, dijeron los investigadores. La atención política y cívica al cambio climático está aumentando, liderada en muchos países por ciudadanos más jóvenes. La energía renovable es la fuente de energía más barata en gran parte del mundo y los nuevos sistemas a escala de servicios públicos ya pueden competir con los costos marginales de operación de las plantas de carbón existentes.
Los países saben lo que deben hacer, incluso si aún no lo están haciendo. En 2009, los países del G20 acordaron eliminar gradualmente los subsidios a los combustibles fósiles, aunque ninguno ha establecido un plazo para hacerlo. A pesar de las súplicas de científicos de eliminar las emisiones para mediados de siglo, solo unas pocas naciones, y ninguna en el G20, han entregado a la administración climática de la ONU un cronograma para lograrlo.
Todavía hay un camino hacia la seguridad climática, y el mayor tramo atraviesa los países del G20, ya que representan casi 80 por ciento de las emisiones. Como grupo, es probable que las economías más grandes del mundo cumplan para 2020 las promesas climáticas hechas en 2010, aunque con la notable excepción de, entre otros, Estados Unidos, Canadá y México.
El nuevo informe presenta recomendaciones específicas para siete emisores clave: EU, Australia, Brasil, Canadá, Japón, Corea del Sur y Sudáfrica.
China, dijo la ONU, debería prohibir todas las nuevas centrales eléctricas de carbón (a pesar de noticias la semana pasada que indicaban que el país aún estaba en la fase de plantas de carbón) y generar electricidad libre de carbono. EU debería regular las centrales eléctricas, introducir valuaciones del carbono y descarbonizar sus edificios y sistemas de transporte, indica la ONU, pero la realidad de la política interna en Estados Unidos hace que sea poco probable.
De hecho, el informe deja en claro que se acabó el tiempo de medidas a medias.
«Los cambios incrementales no serán suficientes, y existe la necesidad de una acción rápida y transformadora», escriben los autores. «La impermeabilización climática de la economía global requerirá cambios estructurales fundamentales junto con inversiones en infraestructura defensiva y adaptativa».
Esos cambios requerirán al menos 1.6 billones de dólares anuales en inversión en el sector energético hasta 2050, estiman. Esto significa 48 billones de dólares.
Sorprendentemente, algunas naciones todavía están aumentando sus planes para la producción de combustibles fósiles, lo que empeora una situación que ya es mala. La semana pasada, el PNUMA emitió su primer Informe de brecha de producción, una iniciativa relacionada que analiza la escala de los recursos de combustibles fósiles que las naciones pueden o esperan desarrollar.
En general, el mundo podría producir 50 por ciento más de carbón, petróleo y gas de lo que es compatible con un escenario de 2 grados centígrados, y 120 por ciento más de lo que requiere un escenario de 1.5 grados.
«El problema climático es principalmente un problema de combustibles fósiles» en lugar de un problema de emisiones, dijo Peter Erickson, científico principal del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo y contribuyente al informe de brecha de producción. «A largo plazo, puede ser mejor hablar del tema bajo estos términos».
Con información de: BLOOMBERG