Salud y Belleza

«Las personas con dolor crónico necesitamos una vida digna»

Ciudad de México,23 de mayo del 2024.- La falta de acompañamiento adecuado respecto al dolor crónico puede llevar a pacientes y familiares a un cambio de su vida que implique desgaste físico, emocional y económico. Por un momento lo había olvidado, pero su cuerpo mantenía la huella del malestar. Tal como una visita, Lily Hernández estaba preparada para recibirlo, pero no llegaba. Su demora parecía un regalo, pues un viaje por Europa la esperaba. A pesar del retraso, Lily metió la pastilla al equipaje. La espera se alargó durante meses, pero una noche de enero llegó tal como lo imaginaba: un dolor crónico que no deja de subir, quedándose en la parte alta de la cabeza.

Desde 2017, Lily fue diagnosticada con cefalea por racimos. Este dolor crónico es considerado uno de los dolores más fuertes que un ser humano puede sentir antes de caer en un estado de inconsciencia. Antes de un diagnóstico, Lily Hernández pasó con distintos especialistas que no le daban respuesta a sus preguntas: ¿Qué era?, ¿por qué llegaba casi a la misma hora?, ¿Cómo lo podía paliar? El desconocimiento del dolor crónico entre personal de salud no sólo puede retrasar un diagnóstico y tratamiento adecuado entre pacientes, también es capaz de incrementar su nivel, tal como lo recuerda Eduardo Ríos Patrón, quien presenció los últimos años de su padre Eduardo Ríos Montero con un dolor crónico que lo mantenía en silla de ruedas por negligencia médica.

El dolor crónico es, explica MedlinePlus, una señal del sistema nervioso el cual indica que algo puede estar mal. El dolor es una sensación desagradable, como un pinchazo, hormigueo, picadura, ardor o molestia, que puede ser agudo o crónico. El dolor agudo permite conocer si existe un problema por atender, pero el dolor crónico es distinto. El dolor crónico puede durar semanas, meses o incluso años.

El primer día del dolor, Lily sintió una molestia en su muela. En su trabajo de ese momento ofrecían un servicio dental, permitiendo a Lily ser atendida por un dentista, pero no fue detectado algún problema. Lily regresó a su casa con antibióticos en caso debido a una posible infección, pero el dolor continuó. Días posteriores, Lily estaba en la casa de sus padres. El dolor la despertó en la madruga. Tomó aspirinas que no paliaron su malestar. Tras varias visitas con dentistas, uno la recomendó visitar a un neurólogo. Después de cuatros años pudo darle nombre a su malestar.

“Ni siquiera pensé en buscar los síntomas, estaba enfocada en que un dentista debía atenderme. Al momento de terminar de contar los síntomas con el neurólogo, no tardó más, me explicó que tenía cefalea por racimos. A partir de ahí existieron dos noticias: no hay cura para la enfermedad y los ataques nos causaron daño neurológico”, recuerda Lily. Según la Asociación Española de Migraña y Cefalea, la cefalea en racimos o cefalea de Horton es un tipo de cefalea primaria que provoca un dolor en varias zonas de un lado de la cabeza: frente, ojos y por encima del oído.

La cefalea por racimos puede ser crónico o remitir durante meses o años, extremadamente intenso y repetitivo, aparecer bruscamente sobre la misma hora y la mayoría de las veces en la misma zona. El dolor puede presentarse en episodios entre 15 a 3 horas, con posibilidad de repetirse hasta 10 veces al día.

“El dolor es muy fuerte. Es raro, pues suele presentarse las noches casi a la misma hora. Sientes que la cabeza va a reventarse. Existen personas que se golpean contra la pared como una forma de sentir menos dolor. Por ello, me considero afortunada porque en mi caso se presenta cada dos años, pero algunas personas lo viven a diario.” Al momento de ser diagnosticada, el tratamiento de Lily comenzó con pastillas, las cuales sólo pueden tomarse una vez cada 24 horas. Durante cuatro años le permitieron actuar ante el dolor desencadenado.

Actualmente está bajo tratamiento con oxígeno, pues al usarlo con una concentración alta, permite cortar el dolor al pasar entre 15 a 20 minutos. “En una escala del 0 al 10, con oxígeno no llegas al nivel 10 de dolor. En mi experiencia, digamos, llego a 7 y comienza a disminuir. Soy consciente que puedo comprar un tanque de oxígeno e irlo a rellenar, pero no todas las personas cuentan con esos recursos económicos”.

El Centro de Investigación en Política Pública IMCO detecta que en México sólo las personas trabajadoras que se encuentran en formalidad son derechohabientes de la seguridad social. Esta restricción deja a más de la mitad de la población en situación de vulnerabilidad, especialmente a mujeres, pues la tasa de informalidad es mayor.

con información de https://www.sumedico.com/

 

 

 

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