Las huellas de Jorge Luis Borges en la literatura mexicana
Ciudad de México, 23 de agosto del 2024.- En vísperas del 125° aniversario del natalicio del autor argentino, el investigador del Colmex Rafael Olea Franco presenta un ensayo con la pesquisa sobre la influencia que éste tuvo sobre los principales autores de nuestras letras.
¿Qué es la poesía? Es la pregunta que lanzó el comunicador Álvaro Gálvez y Fuentes en la conversación “Êdoctum: Encuentro”, transmitida en 1973 en televisión abierta, a la que se dio cita un selecto grupo de intelectuales, todos masculinos: Salvador Elizondo, Juan José Arreola, Germán Bleiberg, un joven Juan García Ponce y, el invitado más destacado, en torno a quien prácticamente giró la conversación, Jorge Luis Borges, en su primera visita a nuestro país.
En aquella transmisión, disponible en YouTube, es posible advertir uno de esos grandes momentos de devoción que muchos de los autores fundamentales de la literatura mexicana del siglo XX profesaban por Borges.
“En realidad todo lo que importa y vale en este mundo, es decir, lo que legitima nuestra condición de hombres es lo poético”, declaró Arreola –entiéndase toda expresión correspondiente a su época, sin desdeñar el ojo crítico de género–. Y, para rendir pleitesía al escritor argentino ahí presente, sentado a su lado, Arreola, con la vehemencia y los pelos erizados que le caracterizaban, adelantó:
“Yo no me perdonaría aquí, en este programa, si no dijera unas cuantas líneas escritas por Jorge Luis Borges, para que sea un ejemplo de lo que él ha hecho como modificador, renovador, enriquecedor de la lengua para aprendizaje de sus lectores. Son unas cuántas líneas (…) sería muy bonito que luego nuestros amigos García Ponce, Bleiberg, Elizondo, dijeran dónde está la modificación y el secreto para que estas palabras sean radicales y, me atrevo a decirlo, con permiso de usted (dirigiéndose a Borges), eternas”.Arreola se puso los lentes, abrió las páginas de un libro previamente elegidas, y leyó el poema “H.O.”, del autor argentino.
Rastros borgianos en México
Como este testimonio audiovisual, hay muchos más textos ensayísticos, declaraciones en la prensa, conversaciones literarias y, por supuesto, novelas, cuentos y poemas de plumas mexicanas que, muchas de manera evidente y otras más bien más tímidas, secretas, cifradas, esbozan influencias narrativas, estilísticas o temáticas venidas de la obra de Jorge Luis Borges.
Ejemplos hay varios. Uno de los más obvios es el ensayo “Jorge Luis Borges: una invitación a su lectura”, publicado por José Emilio Pacheco en 1999. En contraparte, hay textos en los que no es literal la referencia pero es claro el contagio de las obsesiones borgianas, como la plasticidad del tiempo, la bilocación, el infinito, los universos paralelos, la fractalidad.
Entre los más evidentes está Salvador Elizondo, con textos como “La historia según Pao Cheng”, mientras que entre los más secretos está Juan Rulfo, en textos como “La cuesta de las comadres”.
De estas líneas de investigación literaria se ocupa el libro “Borges en México: un permanente diálogo literario” (El Colegio de México, 2024), de Rafael Olea Franco, profesor investigador del Colegio de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México, presentado en vísperas del 125 aniversario del natalicio del autor de “El Aleph”, Borges el eterno, como le han llamado sus más apasionados lectores, entre ellos Arreola.
Olea señala que, por supuesto, en su investigación aparecen autores como Octavio Paz o Xavier Villaurrutia, quienes en la década de los 40 se mostraron grandes lectores de Borges, aunque, en el caso de Paz, más que afinidades se estableció un diálogo desde estilos y perspectivas literarias distintas. Ni qué decir de Alfonso Reyes, cuya relación con Borges está más que documentada.
Profesos lectores de Borges
En entrevista, Olea detalla que “Arreola destacaba la importancia que tuvo para él la literatura de Borges en cuanto al uso de la lengua española y la diversidad de temas que trataba. En otros casos, no encontré una declaración expresa, como fue el caso de Rulfo. Entonces, fue mediante los textos y las deducciones que pude hacer a partir de la semejanza y, por supuesto, del hecho fundamental de que Rulfo formaba parte de ese grupo de jaliscienses que en década de los 40 leían a Borges y que, además, en la biblioteca de Rulfo había varios títulos de Borges”.
En Rulfo, agrega, la relación se dio mediante los textos. “Hice un descubrimiento de que había un cuento de Rulfo, ‘La cuesta de las comadres’, cuyo final estaba realmente inspirado en una parte de la literatura de Borges, aunque Rulfo no lo hubiera hecho expreso”.
Sobre Elizondo, señala el investigador, son evidentes los juegos del yo, la otredad, el doble, las categorías de tiempo, espacio, y el yo, que están tan discutidas en la literatura de Borges.
Y por supuesto que hay referencias sobre la influencia borgiana en la literatura de nuestra lengua. Es el caso de Guadalupe Nettel. “En casos excepcionales, por ejemplo, en el último capítulo de la novela ‘El huésped’, de Nettel, noté que hay un párrafo completo que claramente está influido por Borges, particularmente sobre el cuento ‘Funes el memorioso’”.
Hoy en día, declara el estudioso, es muy común ver en la televisión y la cinematografía aquellas obsesiones del argentino, que en su momento parecían tan distantes y tan fenomenales, y hoy en día, muchas de ellas, son materia habitual de la ficción: la alteración del tiempo, el encuentro con uno mismo, las realidades paralelas, la teoría de los fractales.
¿Qué tan profundo ha influido Borges en el pensamiento narrativo contemporáneo? Quizás más de lo que pensamos.
El poema de Borges que leyó Arreola
“H.O.”
En cierta calle hay cierta firme puerta
con su timbre y su número preciso
y un sabor a perdido paraíso,
que en los atardeceres no está abierta
a mi paso. Cumplida la jornada,
una esperada voz me esperaría
en la disgregación de cada día
y en la paz de la noche enamorada.
Esas cosas no son. Otra es mi suerte:
las vagas horas, la memoria impura,
el abuso de la literatura
y en el confín la no gustada muerte.
Sólo esa piedra quiero. Sólo pido
las dos abstractas fechas y el olvido.
Para empaparse de Borges
Poesía
El hacedor (1960)
El oro de los tigres (1972)
Ensayo
Inquisiciones (1925)
Historia de la eternidad (1936)
Cuento
Ficciones (1944)
El Aleph (1949)
con información de https://www.eleconomista.com.mx/