Las Abejas de Acteal presentan libro testimonial ‘El camino de la no violencia’
San Cristóbal de Las Casas, Chis., 11 de diciembre del 2024.- El libro titulado “El camino de la no violencia”, escrito por cuatro integrantes de la organización de la sociedad civil Las Abejas de Acteal, significa “un esfuerzo muy grande porque la historia no se pierda; es un esfuerzo por la memoria que es algo que hemos perdido como país, pues todo se olvida”, afirmó la actriz Ofelia Medina durante la presentación de la obra. “Este libro es un camino, un faro de luz que nos hace llegar a tratar de acercarnos a este ejemplo de vida, lucha y entrega. Y nos va a recordar siempre que hay que vivir luchando, que la lucha nos hace felices”, agregó Medina, quien ha apoyado a la agrupación desde hace más de 25 años.
“Gracias porque en medio de tanta violencia y guerra, hoy celebramos alegría porque y lo merecemos; celebramos que gracias al esfuerzo y trabajo que se hizo ya tenemos este libro. Aquí está escrita la historia de Las Abejas de Acteal”, expresó durante la presentación. Celebramos, remarcó la actriz y activista, “que la memoria se guarda, que esta lucha no se va a olvidar, que las próximas generaciones van a recordar, gracias al esfuerzo y el trabajo que se hizo par a hacer este libo” que recoge 32 años de historia de Las Abejas, a la que pertenecían los 45 tsotsiles masacrados por paramilitares priistas el 22 de diciembre de 1997 en Acteal. La obra, escrita por Guadalupe Vázquez Luna, Mariana Hernández Burg, José Alfredo Jiménez Pérez y Juan Gómez, con base en los testimonios de los sobrevivientes de la matanza, fue presentada este martes en el museo Jtatik Samuel, ubicado en el poniente de San Cristóbal. “Es un trabajo colectivo de la organización y cuatro de nosotros apoyamos en la escritura. Decidimos hacerlo nosotros mismos porque otros ya han hablado de nosotros. Dos años nos llevó y fue largo y pesado, pero ahora vemos el fruto del esfuerzo colectivo”, dijo Guadalupe Vázquez, conocida como Lupita desde que a los 10 años le mataron en Acteal a sus pares, cinco hermanas (tres menores), a su abuelita y un tío.
“Perdí 9 familiares. Quedamos vivos cinco hermanos, dos de ellas mujeres heridas de bala y uno, Manuelito, que falleció 15 años después”, expresó una de los autores. “Decidimos que la historia quedara escrita en un libro y aunque era un gran reto, nos animaron la convicción y la necesidad de dejar un legado a los jóvenes y a las generaciones venideras para que continúen la lucha, siempre en la no violencia”, señaló Lupita. El escrito tsotsil, Mikel Ruiz, quien presentó el libro, afirmó que la obra “está hecha de palabras, de un discurso que manifiesta una versión de la historia que es muy importante porque los pueblos originarios vivimos siempre bajo la lógica de otros discursos oficiales, nacionalistas. El discurso que se construye en este libro confronta los discursos hegemónicos”. Insistió: “Este discurso confronta el poder en que se sustenta la impunidad, pero sobre todo la que lleva a crear la inmunidad de ciertas personas.
Entonces, el poder de este discurso está hecho de fuego, retomando las palabras del padre Marcelo”. Dijo que el libro “toca la conciencia histórica sobre los pueblos originarios” y “es también un despertar de la conciencia del poder de la palabra”. El exdirector del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba), Pablo Romo Cedano, manifestó que la obra “es absolutamente un terremoto, un fuego, va en contra de todo aquello que se decía para construir historias falsas”, sobre la masacre, que “hoy podemos escribir desde las comunidades”. Pablo Romo había leído previamente la presentación de El camino de la no violencia, escrita por el sacerdote Marcelo Pérez Pérez, antes de ser asesinado a balazos el pasado 20 de octubre en San Cristóbal. Escribió Marcelo Pérez: “No es solamente un libro de ideas o teorías, sino palabras hechas vida, teñidas de sangres, que transformaron mi corazón.
Y que de no haber pasado por Acteal no estuviera en este momento, no hubiera luchado en Simojovel, no estuviéramos formando conciencias en San Cristóbal y no estuviera en riesgo también nuestra vida y no tuviéramos una orden de aprehensión. Tengo una orden de aprehensión pero, benditas órdenes de aprehensión porque hay esperanza. En cambio, cuando todo está en calma significa que no estamos calentando los corazones; que estamos adormeciendo las conciencias. La palabra que despierta conciencia siempre será perseguida y calumniada, pero la palabra y la conciencia no se pueden encarcelar ni matar”
con información de https://www.jornada.com.mx/