La producción de alimentos es la principal causa de pérdida de biodiversidad, revelan
Madrid, 31 de mayo del 2023.- Investigadores de Japón combinaron mapas de prioridades de conservación con datos comerciales de casi 200 países y 50 productos agrícolas y comprobaron qué productos son más propensos a cultivarse en regiones de alta prioridad para la conservación y se espera que ayuden a elaborar políticas que protejan la biodiversidad al tiempo que mantengan el comercio mundial de alimentos, según publican en la revista Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
La alimentación es uno de los grandes dilemas morales de la sociedad. Su producción empuja a muchas especies al borde de la extinción y al pastoreo de tierras que destruyen ecosistemas. Sin embargo, para que los gobiernos, la industria y las comunidades puedan equilibrar eficazmente las necesidades agrícolas con las medioambientales, se necesita información cuantitativa.
Desde hace décadas, al darse cuenta del alarmante daño que nuestro estilo de vida causa a la atmósfera y a las reservas de agua, las naciones y territorios han aplicado políticas que sostienen el crecimiento económico al tiempo que minimizan los daños irreversibles al medio ambiente.
Los investigadores, entre ellos del Instituto de Investigación para la Humanidad y la Naturaleza (RIHN, por sus siglas en inglés), señalan que se necesitan medidas similares para el uso de la tierra en la producción agrícola, pero comparativamente se conoce poco el impacto que tiene la demanda de los consumidores de diversos alimentos y otros productos del campo.
“La producción de alimentos sigue siendo la principal causa de pérdida de biodiversidad. Sin embargo, faltan datos completos y sistemáticos sobre qué productos y qué países contribuyen más a esta pérdida. Superpusimos espacialmente las tierras agrícolas y los hábitats de las especies para identificar los productos con mayor riesgo”, explica Keiichiro Kanemoto, uno de los autores del estudio y profesor asociado del RIHN.
El trabajo dividió las zonas destinadas a la agricultura en cuatro prioridades de conservación y correlacionó los distintos productos agrícolas con su cultivo en tierras de distintos niveles de prioridad.
Los investigadores descubrieron que alrededor de un tercio del uso de la tierra se da en zonas de alta prioridad de conservación, mientras menos de un cuarto crece en zonas de baja prioridad. En particular, los productos básicos más consumidos, como la carne de vacuno, el arroz y la soya, tienden a producirse en zonas de alta prioridad para la conservación. Sin embargo, otros alimentos básicos, como la cebada y el trigo, solían proceder de zonas de baja prioridad.
El estudio muestra, además, los efectos del comercio internacional. El café y el cacao se cultivan principalmente en zonas de alta prioridad para la conservación de las naciones ecuatoriales, pero la razón es sobre todo satisfacer la demanda de las naciones más ricas, como Estados Unidos y los miembros de la Unión Europea, que tienen un gran apetito por estos dos productos básicos.
A nivel mundial, su elevada demanda de múltiples productos básicos convierte a China en el país que más influye en la producción de alimentos en zonas de alta prioridad para la conservación.
Además, el tipo de tierra utilizada para un producto básico depende de la nación en la que se produzca. Por ejemplo, la carne de vacuno y la soja se cultivan en zonas de alta prioridad para la conservación en Brasil, pero no en Norteamérica. Del mismo modo, el trigo se cultiva en zonas menos prioritarias para la conservación en Europa Oriental que en Europa Occidental.
Asimismo, la nación a la que se exporta el producto está correlacionada con el tipo de tierra utilizada para su producción.
Estados Unidos, la Unión Europea, China y Japón dependen en gran medida de sus socios comerciales para satisfacer su demanda de carne de vacuno y productos lácteos.
Sin embargo, más de una cuarta parte de la carne de vacuno y los productos lácteos que consume Japón procede de zonas de alta prioridad para la conservación, mientras en las demás regiones esa cifra se aproxima a 10 por ciento.
Con información de: Europa Press