22 de diciembre de 2015.- El gobierno japonés eligió este martes un nuevo proyecto para el estadio olímpico de los juegos Tokio-2020, tras el escándalo generado por el sobrecosto del primer diseño elegido por las autoridades, que de ejecutarse hubiera sido el centro deportivo más caro del mundo.
«Creo que es un plan magnífico que cumple con los criterios de costo y de plazos», dijo el primer ministro, Shinzo Abe, tras una reunión extraordinaria en la que decidió elegir un diseño del renombrado arquitecto japonés Kengo Kuma.
El país asiático fue sacudido por la polémica que generó el proyecto original, un diseño del arquitecto británico-iraní Zaha Hadid, que tras ser aprobado, fue cancelado por los crecientes costos lo encaminaban a convertirse en el estadio más caro del mundo.
Los dos planes en concurso eran diseños de arquitectos japoneses, que compitieron ante el Consejo Japonés del Deporte. El plan de Kuma tiene un costo de 149.000 millones de yenes (1.200 millones de dólares, 1.120 millones de euros), mientras que el otro proyecto, de Toyo Ito, tenía un valor estimado en 149.700 millones de yenes.
«Vamos a hacer que este estadio sea lo más accesible para todos los públicos y que sea una fuente de inspiración para el resto del mundo», dijo Abe.
En las imágenes del proyecto presentadas la semana pasada el futuro edificio está concebido como una estructura para 60.000 personas, con balcones para vegetación detrás de las tribunas.
«Es el estadio de los árboles y de las zonas verdes», situado dentro de una zona boscosa, pensado para ser «un espacio de convivencia para todos», dicen los creadores en el proyecto presentado.
El plan estipula que el proyecto quedará terminado en noviembre de 2019, antes de la fecha límite impuesta por el Comité Olímpico Internacional en enero de 2020.
La ceremonia de apertura de los JJOO-2020 está prevista para el 24 de julio.
«Siento que tengo el peso de una gran responsabilidad», dijo Kuma a la cadena privada de televisión Nippon TV, tras el anuncio.
El nuevo diseño busca sintonizar con «la tradición japonesa» mezclando acero y madera bajo el concepto creativo «el estadio de los árboles y de las zonas verdes», informó el Consejo del Deporte.
La estructura elegida va a tener un alto de 49,2 metros, es decir 20 metros menos que el diseño de Hadid, que recibió muchas críticas porque alteraría el horizonte arquitectónico de Tokio.
Abe sorprendió al comité olímpico al desechar el proyecto futurista del arquitecto británico-iraní, cuyos crecientes costos lo encaminaban a ser el estadio más caro del mundo con un costo de cerca de 252.000 millones de yenes.
Tras el escándalo del aborto del proyecto inicial, el ministro de Deportes, Hakubun Shimomura, presentó su renuncia en septiembre y los japoneses tuvieron que encontrar una solución alternativa para albergar el mundial de rugby 2019.
Japón recortó el presupuesto máximo para el estadio olímpico en mas de 40%, estableciendo un tope de 155.000 millones de yenes para la construcción.
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