Intervención en Tribuna, de la senadora por el Partido Revolucionario Institucional Beatriz Paredes Rangel. Sesión del Periodo Extraordinario.
Ciudad de México, 16 de enero de 2019
Muy buenas tardes.
Saludo en este arranque del Periodo Extraordinario de Sesiones, a nuestras colegas senadoras y a nuestros colegas senadores, esperando que sea un año fructífero y beneficioso en lo personal y para el país.
Con su permiso.
México existe, existe como el espacio en el que las civilizaciones mesoamericanas, pergeñaron sus sueños, encontraron sus dioses, civilizaron al maíz, del que por cierto se creó́ el hombre.
Cultivaron el cacao y crearon edificaciones monumentales, que aún ahora asombrar al mundo.
Existe México como en el sitio en el que se fusionó mar de violencia de por medio, la población hispana que se dirigía hacia las Indias, con las diversas comunidades y sociedades autóctonas, en lo que a través del tiempo se llamó́ América.
En aquella colosal Nueva España, cuya riqueza expropiada a las manos indígenas, ríos de plata y oro que hicieron la posible existencia del imperio donde nunca se ponía el sol.
México existe, porque la grandeza, la estatura extraordinaria de Benito Juárez, el Benemérito de las Américas, rechazó la invasión francesa y el propósito expansionista norteamericano, honor a quien honor lo merece, la gran figura y ejemplo del indio de Guelatao.
Fue en el Siglo XIX, la primera llamada de atención dolorosísima, de cuál sería la tensa y compleja relación con el vecino país del norte.
Existe México, porque los regímenes surgidos de la Revolución Mexicana, lograron una política exterior que levantó la voz de México en defensa de Cuba, en la Organización de Estados Americanos.
Porque promovimos el Tratado de Proscripción de Armas Nucleares en la región, porque logramos la pacificación negociada en Centroamérica, porque hicimos vigente el derecho de asilo a los demócratas de América Latina, y al exilio español, porque se creó́ un servicio civil de carrera en la diplomacia mexicana.
Se preguntarán ustedes si el inicio de mi intervención tiene solo un propósito retorico. No es así́, compañeras y compañeros senadores.
Tiene el propósito de recordarles a los funcionarios que hoy serán ratificados si su voluntad así́ lo decide, que recogen una estafeta de un servicio público con antecedentes históricos.
Que representaran un país que es una potencia de sobrevivencia y de resistencia y de identidad, porque tiene el propósito de recordarle no solo a estos funcionarios, sino a todos, que la historia no se inventa el día que ellos toman posesión.
Que hay antecedentes positivos y negativos, pero que finalmente en el continuo que es la vida institucional mexicana, es indispensable conocer de dónde provenimos.
Por eso fue sabiduría del Constituyente, calificar a la política exterior como política de Estado.
Por eso los funcionarios de la diplomacia mexicana tienen que ser ratificados por este cuerpo colegiado, embajadores y cónsules, el Canciller, que, por cierto, lo fue hecho por unanimidad, lo que le genera un enorme compromiso, y los subsecretarios que comparecieron ante nuestra Comisión, que, por cierto, es conducida por un hombre elegante y profesional, el senador Vasconcelos.
Julián Ventura Valero, Embajador. Jesús Seade Kuri, Embajador.
Martha Delgado Peralta, y Maximiliano Reyes Zúñiga, estuvieron ante los senadores de las fracciones parlamentarias representadas en la Comisión y presentaron sucintas exposiciones, serias, consistentes, bien trabajadas.
Yo no quiero decir si son fantásticos, si son admirables o que nunca había escuchado a alguien tan extraordinario.
Yo quiero decirles que están teniendo la oportunidad más importante de su vida profesional, que están representando a la diplomacia de un país que tiene historia, que tiene una trayectoria en la política exterior, en la etapa de un cambio profundo en las instituciones mexicanas.
Y que será́ el desafío que tengan que demostrar pueden cumplir, diseñar la política exterior del Siglo XXI, en acuerdo con el Senado de la Republica para en este México de hoy, que recuerda, que recuerda en su vida cotidiana aquella expresión de López Velarde: “Patria, tu mutilado territorio se viste de percal y de abalorio”.
Este México que necesita prestigiar su imagen porque su realidad se prestigie, no es posible prestigiar la imagen si la realidad cotidiana no tiene esa condición que nos permita sentirnos orgullosos.
Requerimos un enorme esfuerzo, para que no se piense en la sociedad civil de otros países, que todos los mexicanos somos narcotraficantes o protegidos de los narcotraficantes.
Tenemos que poner por encima el valor de México; tenemos que construir un nuevo paradigma humanista, que en concordancia con los antecedentes que he mencionado, reconozca la realidad global y en la inserción global este México que ha resistido invasiones, que ha sido el eslabón que permitió́ imperios, que logró una sociedad mestiza, que debe respetar y consolidar los derechos de sus pueblos indígenas, este México pueda cumplir esa expresión de los memoriales de Culhuacán, en tanto que permanezca el mundo no acabará la fama y la gloria de México Tenochtitlan.
Muchas gracias. —-