Inauguran edificio Mario Molina; vinculará industria y academia
16 de octubre de 2015.- Entre el Crucero Imperial y el Halcón Milenario, el nuevo microscopio electrónico de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM emite su haz de electrones para develar un mundo nanométrico. En el laboratorio de la Unidad de Microscopia Electrónica de Transmisión del edificio Mario Molina de la Facultad, científicos estrenan el equipamiento del nuevo complejo de la institución —que permitirá hacer investigación básica así como proveer de servicios al sector productivo—.
El coordinador de este laboratorio, Iván Puente, ha dispuesto parte de sus figuras de colección de Star Wars para decorar el entorno, las cuales no sólo quitan la solemnidad de este tipo de espacios, sino además enmarcan una grata postal que converge con el equipo tecnológico.
Sin una pregunta directa de por qué tiene estas piezas de colección en no sólo una, sino dos habitaciones, y no sólo sobre uno, sino sobre dos microscopios, electrónico y de barrido, de alta tecnología, el académico responde “paso más tiempo aquí que en mi casa…”.
Este nuevo edificio guarda además otras piezas interesantes, más científicas, como aparatos difractivos de rayos X para monocristales, de espectroscopia atómica u otros superconductores tan sofisticados que pueden descifrar la estructura —¡a nivel atómico!— de una proteína, por ejemplo.
Las nuevas instalaciones universitarias tienen todavía otro toque especial más, fueron nombradas en honor al Premio Nobel de Química 1995, quien asistió ayer a la inauguración de éstas. “Habiendo sido alumno de la UNAM, es emocionante e importante para mí que este edificio de la Facultad de Química lleve mi nombre”.
El químico explicó que el edificio concentrará actividades que son de gran interés para los sectores productivos, en especial para el empresarial, que depende mucho de la ciencia y química para diversos procesos. “Tenemos instalaciones e instrumentos extraordinarios disponibles para trabajar con el sector productivo”.
Pero este nuevo edificio H y su equipamiento, agregó, será además un punto de vinculación entre la UNAM y el Centro Mario Molina, para generar investigación científica que transmitirán a tomadores de decisiones del gobierno mexicano para la generación de políticas públicas, principalmente en el área medioambiental y específicamente en cambio climático y desarrollo sustentable.
SERVICIOS ACADÉMICOS. El nuevo edificio, ubicado a un costado de la Tienda UNAM, está construido sobre un terreno de mil 900 metros y ocupa una superficie de construcción de cuatro mil metros cuadrados, y tuvo un costo de inversión de 93 millones de pesos, más 200 millones más de equipo, señaló el director de la FQ, Jorge Vázquez. Si bien, dijo, está diseñado para ofrecer servicios en procesos de diversas industrias, como la farmacéutica, hidrocarburos o alimentos, entre otros, también realizará investigación para académicos dentro de la UNAM y para otras universidades que lo soliciten.
El edificio también alberga la Secretaría de Extensión Académica, con oferta académica dirigida a profesionales y docentes. Ofrece alrededor de 25 diplomados, y firma convenios con organismos de educación nacionales y estatales, desde el nivel preescolar al bachillerato, y mantiene un diplomado en línea abierto a profesores.
La construcción del edificio Mario Molina formó parte de uno de los cinco grandes proyectos de la Campaña Financiera 100 x los cien, organizada por la FQ y su patronato, en el marco de la celebración del centenario de esta entidad.
Isaac Torres Cruz | La Crónica de Hoy