Ilustradores con raíces en Oaxaca impulsan el sentido de pertenencia a través de obras en lenguas indígenas
- Mitzy Reyes, originaria de Villa de Tamazulápam del Progreso, pueblo ngiba también conocido como chocholteco, comparte con EL UNIVERSAL que su interés comenzó cuando se dio cuenta que los libros en lenguas originarias eran escasos y estaban dirigidos a los adultos
Juxtlahuaca, 27 de septiembre del 2022.- Mitzy Reyes y Gilberto Sánchez son dos jóvenes ilustradores con raíces en Oaxaca, cuyo trabajo a favor de la revitalización de las lenguas indígenas ha trascendido las fronteras, pues son dos de los tres creadores del primer tomo de la Lotería de las Lenguas Originarias Mexicanas, proyecto que Google ofrece para su descarga gratuita.
Jessica Mitzy Reyes Juárez, originaria de Villa de Tamazulápam del Progreso, pueblo ngiba también conocido como chocholteco, comparte con EL UNIVERSAL que su interés comenzó cuando se dio cuenta que los libros en lenguas originarias eran escasos y estaban dirigidos a los adultos.
“Yo decía, bueno, y por qué no hay libros para niños con dibujos, con colores que sean realmente interesantes o atractivos para ellos; además, con contenido de nuestra cultura y de nuestra lengua”, recuerda.
La joven de 29 años reconoce que en su comunidad ya no se habla ngiba, sólo en los pueblos vecinos: “Si existen hablantes, ¿por qué no hay este acercamiento con los niños? Mucho se habla de que hay que acercarlos e invitarlos, pero ¿dónde están los materiales necesarios y pertinentes para que ellos puedan acceder a estos saberes?
A partir de esta inquietud surgió su primer proyecto: Teki txri natxrixa ku rxi tatxrixa / Cuentan las abuelas y los abuelos, escrita en ngiba de Villa de Tamazulápam del Progreso, publicada con el Programa de Acciones Culturales Multilingües y Comunitarias (PACMyC).
“Como ilustradora y parte de un pueblo originario, creo que es muy importante que los niños y las niñas se vean reflejados en estos cuentos”, señala.
Dachû tnâkïnj ïn ngà nej dugui’ si / Tacho tlacuache y sus amigos, es su más reciente trabajo, un cuento escrito en triqui de San Andrés Chicahuaxtla, en la Mixteca de Oaxaca, en donde Dachû, Carapachín, Tucaneta y la maestra Rabito visten de huipil en líneas rojas y blancas tomadas de la indumentaria de las mujeres triquis.
“Las aventuras de un tlacuachito y sus amigos también hablan de la responsabilidad que tiene un niño desde su comunidad”, explica la joven.
En Dachû tnâkïnj ïn ngà nej dugui’ si participaron creadores y traductores, con la coordinación del Instituto Nacional de las Lenguas Indígenas (Inali).
Fortalecer las lenguas, la meta
Gilberto Sánchez, hijo de migrantes zapotecas, platica a EL UNIVERSAL sobre su primera experiencia en ilustración con lenguas originarias.
Al igual que Mitzy, él no habla una lengua indígena; sin embargo, considera necesario fortalecer las lenguas de los pueblos, para conservar su sentido de pertenencia.
“Mi padre siempre se la pasaba trabajando y el poco tiempo que disponía era para atender otras situaciones, tal vez por eso no hubo ese tiempo de aprender [zapoteco], entre otras razones. Con el tiempo, me doy cuenta de la necesidad del sentido de pertenencia y, por ello, creo necesario que las nuevas generaciones deben de aprender o fortalecer esas raíces”.
Recuerda que de niño dibujaba mientras esperaba que regresaran del trabajo su madre, originaria de Candelaria de Loxicha, y su padre, de San Miguel Suchixtepec, en la Sierra Sur.
Aunque no nació en Oaxaca, Gilberto afirma que su sentido de pertenencia cultural se debe a sus padres, lo que le permitió colaborar con Google en el proyecto de lotería.
Entre las palabras que ilustró en distintas lenguas están luna, arcoíris, conejo, abuelita, estrella, trueno, nube, lluvia y hombre, entre otras.
Transmitir una pertenencia
“Nosotros como ilustradores e ilustradoras, creo que [no] debemos perder de vista para quiénes estamos ilustrando, creo que es muy necesario que las imágenes que acompañan un libro tengan esa pertenencia cultural”, sentencia Mitzy.
A través de la ilustración, la joven llama a reflexionar y tomar un posicionamiento político y de pertenencia hacía los pueblos: “Saber qué estás dibujando, para quiénes estás dibujando; nuestros textiles son importantes, valiosos, bonitos y no hay por qué exorcizarlos”.
Con información de: https://oaxaca.eluniversal.com.mx/