Ida ríspida y polémica; la final se definirá con recalentado
Como sucede con el recalentado tras la cena de Navidad, el segundo platillo de la final también será aún más apetecible, pues en el primer partido ninguno se desbordó por un triunfo conscientes de los 90 minutos que restan.
A pesar de la alineación que prometía espectáculo, Tigres parecía impotente, sin armas, inofensivo, pero solo era parte de su esencia. El felino aguardó a su presa 45 minutos, la consintió y en el momento exacto lanzó el zarpazo con su mejor garra… la francesa.
Bruno Valdez no pudo cortar una pelota en mediocampo y Gignac prendió la magia y la potencia. El delantero galo se quitó a Paolo Goltz con un tremendo cambio de ritmo y luego definió por debajo de las piernas de Moisés Muñoz. La espera valió la pena, la hipnosis siguió funcionando. Golazo de André-Pierre.
Y es que más allá del gol, Tigres realmente no había aparecido en el juego. América era el dueño, tenía la pelota y generaba opciones, aunque no dejaban de ser tímidas hasta que Paul Delgadillo le puso adrenalina donde no había y se inventó un penal.
Oribe Peralta había recibido en el área, se quitó a Juninho y disparó a placer para que Guzmán hiciera su segunda gran atajada de la noche –la primera había sido a Renato Ibarra-, aunque el rebote le quedó al delantero del América y tras recibir un ligero rozón de Dueñas, el árbitro no dudó en pitar penal exhibiendo su error, aunque el propio Hermoso le salvó la página.
Peralta demostró que los penales no están con América en los últimos tiempos y reventó el travesaño para dejar ir el 1-0 al minuto 28. Justicia divina le llaman algunos.
La Volpe intentó corregir en el mediocampo. El Bigotón mandó a Edson Álvarez a la cancha y regresó a la línea de cinco defensas para dejar en total libertad a Ibarra, quien tuvo la primera de peligro, pero fue en la pelota parada donde América halló el empate.
Pablo Aguilar anticipó a primer poste en un tiro de esquina, peinó y Bruno Valdez empujó al 68′. Combinación guaraní para un empate con polémica, pues minutos antes Pablo Aguilar se tuvo que haber ido expulsado por un codazo sobre Ismael Sosa.
Las malas noticias siguieron para Tigres. Gignac recibió un golpe de Bruno Valdez y no pudo seguir en el partido, pero el collarín y su partida en ambulancia encienden aún más la incertidumbre de su presencia en el partido de vuelta, en donde el Volcán definirá al nuevo monarca del futbol mexicano.
Con información de: http://www.mediotiempo.com/