Historias del alma
ELDA MERINO
El amor en tiempos de coronavirus.
La veo como siempre, en media hora en la plaza principal donde está el mariachi, eso le dijo el güero a Elsa al despedirse de ella, después de hablar largo rato por teléfono, está frase no tendría nada de raro, si fuera en otro tiempo, en otra circunstancia, pero se daba en en tiempos del coronavirus.
La vida de ambos se quedó estática como muchas otras vidas, a él le tocaba quedarse en el rancho pues venía la cosecha aunque no había mucha esperanza por recibirla debido a que todo estaba parado, Elsa, por el momento se encontraba en la ciudad, seguía trabajando desde casa como muchas otras personas contando los días para que esto terminará y así ver a su güero de ojos claros. Este era un amor muy al modo, como él solía decir, al modo “véngase pa’ ca” (aunque por el momento era quedase pa allá)
En estos tiempos del coronavirus platicaban y recordaban cuando se conocieron, ella le dijo: “Por cierto que usted nunca me pidió permiso pa’ nada y sin más nada me vio, me agarró y me beso” y él le respondió: ¿A poco pa’ sentir se pide permiso? “Cuando dos personas se gustan, pues se dan las cosas y ya” Cierto! dijo ella, muy sonriente.
En efecto, ya llevaban un par de años juntos, ella ya estaba hecha al modo, a su modo, cariñoso, alegre, machín entiéndase Machín por honesto, al modo “Sinaloense”
Ella le pregunto: “oiga qué negocios tiene pa’ cuando termine esto” y él le respondió: ¡ Pues sólo verla y darle los besos que ya le tengo acumulados en el costal¡, ! Pues yo también y ya son muchos costales de besos¡
Esta historia como muchas otras de alguna forma tienen que compensar los kilómetros de distancia que en estos tiempos del coronavirus las separan. Así que ella ideó una forma muy particular de celebrar con él a distancia su aniversario,
Fue entonces, que se ofreció para corregir un par de artículos que hablaban del coronavirus, ella buscaría tanto el artículo como el día correcto para mandarle al güero un mensaje encriptado el cual sólo él entendería.
Encontró un un proverbio budista que decía que en todo mal siempre hay un bien oculto, que si lo sabes ver, tu parte sabia se enriquecerá, así corazón e inteligencia se podrán unir en una sola fuerza potencializando el alma, la que mueve todo. Fue como ella eligió este articulo para publicar y al final de este escribió su mensaje oculto, que al final pues no fue tan oculto.
Por medio de la presente, hago saber que en estos tiempos del coronavirus quiero decirle que lo quiero un chingo y tres montones que le guardo todos los besos pa’ cuando lo vea.
“Te amo 10 mil costales de maíz”
“Hey no olvide traer sus costales pa’ cuando termine la cuarentena mijo.”
A los pocos días que este artículo saliera a la venta, pasaron tres cosas:
La primera, despidieron a Elsa por publicar mensajes de amor por sus pistolas.
La segunda, se acabó la cuarentena.
Y la tercera el güero y Elsa se pudieron entregar, los costales de besos que se habían almacenado.