Hipotecado, dividido y con éxodo de militantes, PRI elegirá nuevo líder
México, 12 de junio del 2019.- Con la hipoteca de uno de sus principales inmuebles para pagar los gastos de la elección interna para renovar su dirigencia nacional, divididos en al menos dos bandos que buscan presidirlo, y con un éxodo de cuadros medios y militantes a las filas de Morena, el PRI alista el relevo de Claudia Ruiz Massieu para el próximo 11 de agosto.
Legisladores, analistas, politólogos y dirigentes reconocen que más allá del proceso interno para elegir al nuevo Comité Ejecutivo Nacional, lo que se requiere es una recomposición que evite que se convierta en una fuerza marginal, en un partido “satélite” del gobierno, como el Verde Ecologista de México (PVEM).
Sin recursos para pagar los 230 millones de pesos que propuso el Instituto Nacional Electoral (INE) para organizar el proceso interno y con el riesgo de “evitar multas por una indebida afiliación”, como lo reconoció la presidenta nacional, Claudia Ruiz Massieu, se optó porque el propio partido organizara los comicios a un costo de entre 80 y 100 millones de pesos.
Por lo anterior, el Consejo Político Nacional del PRI acordó, en sesión extraordinaria, hipotecar con una institución bancaria aún por definir el edificio ubicado en José María Lafragua número 3, colonia Tabacalera, donde se ubicaba la antigua sede de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP).
Ello, para sufragar los requerimientos financieros del proceso de renovación, que el Comité Ejecutivo Nacional estima que no implique gastos mayores a 100 millones de pesos.
La presidenta nacional del PRI, Claudia Ruiz Massieu, cuestionada por militantes y líderes estatales por el pésimo resultado del partido en los comicios del 2 de junio pasado en seis estados, llamó a los contendientes a sucederla a salir fortalecidos de este proceso interno, sin fracturas, ni divisiones y buscar a los adversarios en el gobierno federal.
Al respecto, el diputado federal y excandidato al gobierno de Veracruz, Héctor Yunes Landa, dijo en entrevista con Notimex que hay un “panorama desalentador” para la elección interna, por el método de consulta directa a la militancia que se pretende hacer con un padrón de militantes “que no existe y que está a revisión del Instituto Nacional Electoral (INE)”.
“Tenemos problema de los tiempos, el INE dijo que se requerían cuatro meses para organizar la elección y se acortó a dos. El PRI no tiene dinero para invertir en esta elección, que será costosa, de varios millones de pesos. Sumado a que la convocatoria no la debió emitir el Consejo Político Nacional sino la Comisión de Procesos Internos”.
“Yo no voy avalar estas decisiones de tropiezos, de cambios de direcciones que ha tenido Claudia Ruiz Massieu. Mejor que valore renunciar a la dirigencia, ya bastante daño le ha causado al PRI. Además, en un acto de dignidad debería regresar al Senado, ya que por traer doble cachucha no destacó en ninguna parte”, subrayó.
Yunes Landa consideró que en este proceso de renovación de la dirigencia nacional el PRI “se está jugando todo, su permanencia como partido” y hasta el escenario de perder el registro. “Nuestro destino lo estamos jugando y más con los errores que está cometiendo Claudia Ruiz Massieu”.
El secretario general del PRI, Arturo Zamora Jiménez, negó que el partido esté en quiebra financiera. “El partido ha tomado una buena decisión para no vender nuestros bienes, dar en garantía uno de ellos y solventar este proceso de renovación de la dirigencia nacional”.
La elección interna busca más unidad de los liderazgos y de la militancia, con una dirigencia altamente fortalecida, competitiva, que sea un verdadero contrapeso a la “espiral de errores, decisiones y ocurrencias” que todos los días realiza el actual gobierno federal y que tienen al país en situación de aumento del desempleo, inseguridad y crisis en sectores como la salud y la ciencia y tecnología.
Confió en el discurso de los contendientes en este proceso interno permita una gran participación de la militancia y adelantó que se prevé la instalación de al menos seis mil urnas en todo el país, por lo que en todos los municipios habrá por lo menos un centro de votación el próximo 11 de agosto.
Luis Carlos Ugalde, director general de Integralia Consultores, consideró que la renovación de la presidencia del PRI “es una de sus últimas llamadas” de cara a las elecciones intermedias de 2021, donde están en juego 14 gubernaturas, de las cuales actualmente ocho están en manos del PRI.
“Si el PRI no es capaz de recomponerse, puede terminar el actual sexenio sólo con tres, dos o cero gubernaturas. Hay un riesgo real de que se extinga, por lo que el reto de este proceso que vive es reconfigurarse”.
Consideró preocupante que algunos gobernadores del PRI actúen de forma tímida, afable, no de oposición, no de contrapeso a las políticas del actual gobierno. “Si no se reconfigura seguirá siendo un partido marginal y poco atractivo a los ciudadanos como opción para llegar al poder político”.
Aseguró que si la ciudadanía no percibe una oposición real y los ocho actuales gobernadores priistas no concluyen satisfactoriamente su mandato, seguramente los ciudadanos seguirán votando por Morena en 2021.
Quien fuera presidente del Instituto Federal Electoral entre 2003 y 2007, expuso que en las pasadas elecciones se evidenció que hay un éxodo de militantes y liderazgos intermedios que están saliendo del PRI, muchos ven al partido como un barco que se hunde y prefieren irse con Morena al percibirlo como un barco que surge.
Víctor Ulises Alarcón Olguín, politólogo y académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), indicó que las elecciones del pasado 2 de junio evidenciaron que todavía existe un área de oportunidad para el PRI y otros partidos, por las condiciones erráticas con que se viene conduciendo el actual gobierno federal.
“El dilema del PRI en su sucesión es convertirse en un partido satélite, una oposición simulada de Morena y del gobierno federal, como lo hace el PVEM, para obtener beneficios, proyectos y recursos para estados gobernados por el PRI o ser una oposición real, responsable que cuestione y proponga alternativas a las actuales políticas”.
Comentó que ese es parte del debate interno en el PRI, donde se critica al gobernador de Campeche, Alejandro Moreno, quien aspira a la dirigencia, por su cercanía con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Dijo que el PRI ya conoce estos escenarios, le sucedió en 2000 y se recuperó en 2012. En esos años básicamente trataron de ser una oposición responsable o no simular. No ser un partido satélite o coadyuvante al gobierno.
José Guadalupe Perdomo Galicia, académico de la Universidad La Salle, argumentó que el problema del PRI no es elegir a su nuevo dirigente, sino entrar a una fase de renovarse de manera integral, con nuevos estatutos, vocación y principios.
“El PRI tiene que decidir si se adapta a los nuevos tiempos de la política nacional para el periodo 2019-2023, porque 2021 es poco tiempo para volver a aspirar a ser primera fuerza” pero para ello tiene que abrir una fase de reestructura interna, que incluya resolver sus problemas de financiamiento, de la fuga de su militancia.
Recordó que el PRI en el sexenio anterior tuvo prerrogativas económicas muy considerables, apoyos federales, y ahora enfrenta otra realidad de trabajar con su maquinaria, con sus bases, con sus militantes, pero prácticamente sin recursos, para llegar a una sociedad cada vez más informada y crítica, que usa redes sociales y que ya no entregan su voto a cambio de prebendas el día de la elección.
Cabe destacar que quienes han manifestado su interés de dirigir al PRI en, tal vez su etapa más difícil para hacerlo resurgir como en 2012, son Ivonne Ortega, exgobernadora de Yucatán; Lorena Piñón Rivera, exdelegada de la Secretaría de Relaciones Exteriores en Veracruz; José Narro, exsecretario de Salud y exrector de la UNAM; Ulises Ruiz, exgobernador de Oaxaca; Alejandro Moreno, gobernador de Campeche, y José Ramón Martel, exdiputado federal.
Texto: Notimex | Foto: Especial