ANTIGUA — 10 de junio 2015.- Guatemala quiere obtener el grado de inversión y crear un millón de empleos mediante una estrategia de crecimiento que involucra la integración con la frontera sur de México, mediante el desarrollo de diversos proyectos de infraestructura en los que se invertirán hasta 1,700 millones de dólares (mdd).
El proyecto más ambicioso es la construcción de un gasoducto de 600 kilómetros de largo que unirá la línea Ciudad Pemex-Salina Cruz, en Oaxaca, con la ciudad industrial guatemalteca de Escuintla y que podría extenderse hasta la región de Acajutla, en El salvador, lo que implicaría 200 kilómetros más.
El Ministerio de minas y energía guatemalteco y la Secretaría de Energía mexicana han formado mesas de trabajo para estudiar la viabilidad del proyecto, ya que «es más conveniente verlo como un solo proyecto; pues no tiene sentido construir dos gasoductos y luego conectarlos», explica Julio Héctor Estrada, director ejecutivo de ANADIE, el organismo estatal guatemalteco para asociaciones público privadas en infraestructura.
Durante los siguientes seis a nueve meses las autoridades de ambos países negociarían un convenio de compra de gas, que podría dotarse desde Estados Unidos o de Campeche, donde se producen 600 a 700 metros cúbicos diarios, que «en vez de bombearlos al centro del país, se podrían mandar a Centroamérica», dice Estrada.
Una vez firmado el acuerdo se licitaría la construcción en un año y la construcción iniciaría en 2017 para terminarse en 2018 o 2019.
«El gasoducto nos conectaría con el mercado más competitivo del mundo, primero a Guatemala y luego a toda la región. Hay que decirlo, esto ha sido producto de la buena voluntad de las autoridades de México y especialmente del presidente Peña Nieto que ha facilitado todos los procesos para que esto se pueda hacer una realidad», señaló el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina al inaugurar el Foro de liderazgo de América latina que se lleva a cabo hasta el próximo 11 de junio en la ciudad de Antigua.
Para Guatemala, el gasoducto permitiría bajar la importación de gas de 10 dólares por millón de BTUs a unos 2.5 dólares. Además, como señala el Ministro de Minas y Energía, José Miguel de la Vega, posicionaría a Guatemala como centro energético de Mesoamérica, uno de los cuatro grandes factores estratégicos del crecimiento del país.
Los otros tres objetivos que contempla el Plan de ‘prosperidad’ K’atun 2032 –creado en 2012 al inicio del cuatrienio del actual gobierno– contemplan que Guatemala se convierta en un centro logístico de clase mundial, una potencia exportadora de bienes manufacturados y de servicios para el mercado online de Estados Unidos.
Además, también se pretende hacer de la ciudad de Antigua –la que alberga más monumentos coloniales y prehispánicos del país– un polo turístico para Centroamérica. Así, el país logrará crear un millón de empleos y subir el nivel de vida de la población en menos de dos décadas, señala De la Vega.
De clase Mundial
Pero el gasoducto es sólo uno de los tres proyectos asociados a México. Con un avance de 80%, Guatemala ya construye la carretera Cocales-Tecum Umán, de cuatro carriles, que conecta con la frontera mexicana en la que se han invertido 400 mdd.
Además, se espera construir un tramo ferroviario de sólo cinco kilómetros que corre paralelo a la frontera del lado guatemalteco y conecta del Río Suchiate al Tecum Umán al que se destinarán 40 mdd en una primera fase en el que luego de su consolidación se invertirían otros 250 mdd para ampliar la vía hasta Puerto Quetzal.
«Queremos recuperar el tren de carga que nos conecta con México y Estados Unidos; y que nuevamente (el ferrocarril guatemalteco) sea un carril de conexión con Centroamérica», explica Pérez Molina, ante cerca de 500 inversionistas y funcionarios de 30 países reunidos en el foro organizado por la consultora estadounidense CG-LA Infraestructura.
La tercera apuesta es crear una red eléctrica que abastecería a la zona industrial que los proyectos de infraestructura podrían habilitar y que significaría otros 600 a 800 mdd, señala Estrada de ANADIE.
Actualmente hay dos empresas mexicanas –Marhnos y grupo GIA– que están precalificadas participando en proyectos de infraestructura en el país centroamericano.
«Yo no sé porque los mexicanos no vienen más a Guatemala, están totalmente ausentes del sector eléctrico y del petrolero, que están muy abiertos; será que esperan tales oportunidades en México con la apertura del sector energético que ni siquiera miran para acá», dice Estrada.
«En Guatemala estamos tomando elementos para que la regulación sea muy parecida a la mexicana, para que con la integración se parezca de alguna manera en lo que mira el empresario en México y sea un destino más, como invertir en Hidalgo, en Tamaulipas o como en un destino más de su país», asegura el director de ANADIE.
Con información de: CNNMéxico
