Garrapata del ciervo
15 de abril de 2016.- La repugnante garrapata del ciervo, que en la actualidad recibe el nombre de garrapata de patas negras, es más conocida por la enfermedad que transmite que por sus propias características.
Este chupador de sangre, miembro de la familia de los arácnidos, saltó a la popularidad a mediados de la década de 1970, cuando se descubrió que es el principal (y posiblemente el único) transmisor, o portador, de la enfermedad de Lyme.
La enfermedad de Lyme (o, simplemente, el Lyme) es una infección debilitante, aunque raras veces mortal, que a menudo no se diagnostica correctamente por ser sus síntomas iniciales muy similares a los de la gripe. Los afectados suelen presentar, aunque no siempre, un sarpullido en forma de diana que se extiende lentamente desde el lugar de la picadura. Si no se trata con antibióticos, los pacientes pueden desarrollar una serie de problemas de salud, como parálisis facial, palpitaciones, artritis, intensos dolores de cabeza y desórdenes neurológicos.
Oriunda principalmente del nordeste de Estados Unidos, la garrapata del ciervo se extiende por toda la parte central y oriental de este país, en cualquier zona en la que haya ciervos y roedores, sus huéspedes favoritos. La garrapata del ciervo occidental se localiza al oeste de las Montañas Rocosas, y es también portadora de la enfermedad de Lyme.
Significativamente más pequeña que la garrapata del perro, mucho más frecuente, la hembra adulta de la garrapata del ciervo tiene el tamaño aproximado de una semilla de sésamo y un cuerpo rojizo en la parte trasera con marcas en el dorso. El macho es ligeramente más pequeño que la hembra y de un color marrón oscuro uniforme.
La garrapata del ciervo vive unos dos o tres años, durante los que pasa por cuatro ciclos vitales: hueva, larva, ninfa y adulta. Se alimenta exclusivamente de sangre de animales y sólo tres veces a lo largo de su vida: la primera vez cuando se transforma de larva en ninfa, la segunda cuando pasa de ninfa a adulta y la tercera, siendo ya adulta, cuando va a poner huevos. Puede contraer la bacteria causante de la enfermedad de Lyme de un huésped infectado en cualquiera de estas tres tomas, pero sólo la transmite en la segunda o en la tercera. Para que la bacteria pueda transmitirse, la garrapata debe permanecer en el huésped durante al menos 24 horas.
Las larvas son minúsculas, no más grandes que el punto al final de esta frase, y sólo se alimentan de la sangre de pájaros o ratones. Las ninfas son del tamaño aproximado de una semilla de amapola y, al igual que las garrapatas adultas, buscan ya huéspedes mayores, como ciervos, perros o humanos. Las hembras adultas se aparean dentro del huésped o fuera de él y a continuación se alimentan durante varios días, hinchándose hasta el doble de su tamaño normal. Una vez han engordado, se desprenden del huésped, ponen sus huevos entre las hojas y mueren.
El Lyme es actualmente una de las enfermedades infecciosas que más rápidamente se está extendiendo en Estados Unidos. Todos los años se declaran más de 14.000 casos pero, al ser sus síntomas tan parecidos a los de la gripe, normalmente no se les da tratamiento, por lo que los expertos calculan que hasta nueve de cada diez casos pasan desapercibidos.
Con información de: NATIONAL GEOGRAPHIC