Feria de los pueblos indígenas, muestra de pluriculturalidad de México y Guatemala
México, 30 de agosto del 2018.- Una mezcla de olores, sabores y colores de los pueblos indígenas de México y Guatemala, se juntan en el Zócalo de la Ciudad de México para mostrar que la riqueza milenaria sigue viva, pero necesita ser revalorada.
Elia Pascual Reyes, una mujer indígena mazahua del Estado de México, permanece sentada en un stand de la V Fiesta de las Culturas Indígenas, Pueblos y Barrios Originarios de la Ciudad de México 2018, en el Zócalo de la Ciudad de México.
Mientras atiende a un cumulo de gente que asombrada pregunta el costo de sus carteras, cojines, muñecas, aretes y pulseras que son tan perfectas como si se hubieran hecho con una máquina, Elia sigue bordando porque quiere rescatar el conocimiento milenario de este arte.
Originaria del municipio Villa de Allende, la mujer de 39 años de edad creó hace cinco años una cooperativa que actualmente está integrada por tres miembros de su familia, quienes trabajaron arduo para llevar todas las obras de arte que exhibe en la feria.
Turistas nacionales y extranjeros, así como capitalinos se dejan sorprender por cada una de las creaciones artesanales de las comunidades de Oaxaca, Puebla, Chihuahua, Baja California, Chiapas, así como los pueblos originarios de la Ciudad de México, entre muchos más.
El aroma que se desprende de las tlayudas, compuestas por queso, tasajo, cecina de res, chorizo, aguacate, jitomate, asiento de puerco y otros ingredientes, predominan en esta fiesta y abre el apetito de la gran mayoría de los visitantes.
Una verdadera fiesta se vive en la Plaza de la Constitución, que hasta el próximo domingo será una muestra de la gran diversidad cultural que tiene México y que, en esta ocasión, la da a conocer en su gastronomía, artesanías y una gran cantidad de textiles.
Los productores señalan que son muy bien recibidos por los capitalinos, pues algunos tuvieron que recorrer grandes distancias para llegar a la Ciudad de México, mientras que otros son indígenas que migraron a la capital en busca de mejores oportunidades y hoy la han encontrado en su cultura.
En esta fiesta participan 29 grupos indígenas de México; tres de Guatemala como país invitado: quichés, kakchikeles y tzutujiles; cuatro del área yumana de Baja California: cucapá, kiliwa, pai-pai y kumiai; y los ocho barrios de Ixtapalapa.
La feria de las culturas indígenas es una oportunidad para que los productores den a conocer sus tradiciones, pero también para que vendan sus platillos elaborados con ingredientes milenarios como el maíz, nopal, chile, frijol, jitomate y amaranto.
Las piezas elaboradas por los grupos indígenas resaltan por coloridos, ya sea porque fueron pintados, bordados a mano con diferentes técnicas ancestrales o creados con piedras preciosas; además hay muñecas de las diferentes culturas, donde destaca la otomí, y los mágicos alebrijes del estado de Oaxaca.
Además de la expo-venta, el público puede encontrar charlas, así como talleres de rescate, conservación y transformación de la medicina tradicional.
Para quienes lo deseen, la feria también cuenta con un área donde se llevan a cabo prácticas sanadoras como limpias de copal, lectura de maíz y del tarot mexica, la sanación con piedras de obsidiana, masajes terapéuticos, purépechas, mayas y aztecas, y herbolaria tradicional, entre otras medicinas alternativas.
La feria se ha convertido en una oportunidad para difundir y al mismo tiempo acercarnos a la riqueza cultural que tienen los pueblos indígenas de México y así darse cuenta de por qué es necesario proteger a aquellos que guardan nuestro pasado ancestral.
Por Iván Santiago Marcelo | Notimex