Estudia en Canadá y camina hacia la ciudadanía
- En medio de la tendencia del cierre de fronteras en diversas partes del mundo, Canadá abre las puertas a los estudiantes del extranjero con apoyos por el propio gobierno.
“El ambiente aquí es realmente bueno, tanto que pienso que por mi salud me quedaré”, dijo Fei Jie, originaria de la provincia oriental de Shandong en China. Los otros dijeron que también estaban planeando quedarse en el país tras su graduación, y eventualmente convertirse en ciudadanos canadienses.
Su camino no es un accidente. Son solo tres de cientos de miles de estudiantes internacionales en Canadá que forman parte de una estrategia del gobierno para reformar la demografía de la nación canalizando trabajadores capacitados y bien educados a través del sistema universitario.
Es una respuesta a la población en envejecimiento de Canadá y a su desacelerado índice de natalidad, y un esfuerzo por apuntalar a la base fiscal de la nación.
En noviembre, el gobierno federal cambió su sistema electrónico de selección de inmigración, llamado Express Entry (Ingreso Exprés), para facilitar que más estudiantes internacionales se conviertan en ciudadanos.
Y un proyecto de ley pendiente en el Senado restablecería una regla que cuenta la mitad del tiempo pasado por los alumnos estudiando en Canadá como parte del periodo de residencia requerido para la ciudadanía.
El país necesita inmigrantes talentosos para rellenar una población en envejecimiento y escasamente dispersa.
Según Inmigración, Refugiados y Ciudadanía de Canadá, el departamento de inmigración del país, los inmigrantes ya conforman 75 por ciento del crecimiento neto anual en la fuerza laboral del país y se espera que representan 100 por ciento dentro de 10 años.
La estrategia, que se basa en una tendencia de una década y diseñada formalmente en 2014, parece estar funcionando. En el año escolar 2015-16, la población estudiantil internacional de Canadá creció ocho por ciento a más de 350 mil igual a aproximadamente el uno por ciento de la población del país.
El número de estudiantes internacionales en Estados Unidos es de menos de un tercio de punto porcentual de la población.
Canadá espera tener casi medio millón de alumnos internacionales estudiando en el país dentro de 10 años. Y más de la mitad de sus estudiantes provenientes del extranjero espera quedarse en el país y convertirse en ciudadanos canadienses, según un sondeo realizado por la Oficina Canadiense para la Educación Internacional.
“Todos los ladrillos están en su lugar, en términos de la reputación de la calidad de nuestro sistema educativo, la fama del país como tolerante y seguro, y la accesibilidad de la educación en Canadá y las oportunidades que el país da a los estudiantes internacionales para ser bienvenidos de manera más permanente”, dijo Karen McBride, presidenta de la Oficina Canadiense para la Educación Internacional, una asociación de instituciones educativas.
Internacionalizar la educación canadiense promete un efecto profundo y duradero en el país, vinculándolo a otras naciones y culturas a través de los lazos familiares y las perspectivas más amplias de los estudiantes internacionales de convertirse en ciudadanos.
Algunos de esos estudiantes quizá asciendan a posiciones de poder nacional algún día. Ejemplo de ello es el nuevo ministro de inmigración de Canadá, que llegó al país como refugiado somalí y obtuvo un título en derecho de la Universidad de Ottawa.
Pero la estrategia también pudiera conducir a tensiones similares a las vistas en Estados Unidos y Europa conforme la composición de la sociedad canadiense evolucione y segmentos menos educados de la fuerza laboral mayormente blanca se sientan desplazados.
Desde principios de los años 70, cuando Canadá adoptó el multiculturalismo, el porcentaje de lo que llama “minorías visibles” ha aumentado a alrededor de 20 por ciento de la población.
Estadísticas de Canadá, la oficina del censo del país, predice que el número llegará a casi 30 por ciento para 2030. Los no blancos conformarán una mayoría de la población en Toronto y Vancouver.
Hasta ahora, los canadienses han mostrado una notable ecuanimidad hacia la afluencia, una de las tasas de inmigración per cápita más altas del mundo desarrollado. Aunque los sondeos muestran un gradual repunte en la preocupación por el flujo de recién llegados, la mayor parte en relación con los refugiados sirios poco calificados, el país en general sigue dando la bienvenida a los forasteros.
Pero los no canadienses ya superan a los estudiantes locales en algunas de las escuelas mejor conocidas del país.
Los estudiantes internacionales en la Universidad McGill en Montreal conforman una cuarta parte de los inscritos. En Columbia Británica, donde los estudiantes originarios del extranjero conforman 18 por ciento del alumnado, la gente en la provincia empieza a quejarse de que los residentes locales están siendo ignorados a favor de los no canadienses que pagan colegiaturas más altas.
La Universidad de Columbia Británica creó una controversia con sus planes para gastar 127 millones de dólares canadienses (95 millones de dólares) para crear una escuela, Vantage College, para estudiantes internacionales ⎯principalmente para chinos⎯ que necesitan mejorar su inglés antes de matricularse en la universidad.
Tensiones similares han plagado las escuelas en Estados Unidos que dependen cada vez más de las colegiaturas de los estudiantes internacionales para equilibrar sus presupuestos.
Los estudiantes internacionales típicamente pagan más que los estudiantes locales, y muchos, particularmente los procedentes de China, provienen de familias ricas ansiosas por establecer un punto de apoyo en Norteamérica. El dinero que estos estudiantes aportan ayuda a subsidiar la educación de los estudiantes locales, pero también puede distorsionar a las economías locales.
Alrededor de la mitad de los estudiantes extranjeros de Canadá proviene de China, y el gobierno quiere aún más.
El ex ministro de Inmigración John McCallum, designado recientemente embajador en China, se reunió con funcionarios chinos en agosto, con la esperanza de duplicar o incluso triplicar el número de centros de solicitud de visas canadienses en la China continental respecto de los cuatro que el país tiene ahora, sin incluir Hong Kong.
Amit Chakma, el presidente de la Universidad de Ontario Occidental que encabezó un panel asesor del gobierno en 2012 que desarrolló el núcleo de la estrategia gubernamental, dijo que había mucha capacidad entre las instituciones de alta calidad más pequeñas en Canadá que están pasando apuros para llenar sus aulas conforme cae el número de solicitudes de ingreso de los graduados de preparatoria.
No son solo las ciudades importantes las que están atrayendo a estudiantes del extranjero. Las escuelas superiores, colegios y universidades en todo el país están viendo una afluencia de estudiantes internacionales.
El crecimiento más rápido en el último año ha sido en la diminuta isla del Príncipe Eduardo, la provincia más pequeña de Canadá. El sitio web del Colegio de Yukón, mientras tanto, ha sido traducido al chino, al japonés, al coreano y al portugués.
Incluso la amplia parte media del país está recibiendo su parte. El Instituto de Ciencia Aplicada y Tecnología de Saskatchewan en Regina, por ejemplo, ha ampliado su programa de Sistema Internacional de Prueba del Idioma Inglés para satisfacer la demanda, que se ha duplicado, entre los no canadienses que necesitan pasar el examen de dominio del inglés para requisitos de inmigración.
Jack Wu, quien llegó de China, administra el diseño de sistemas de protección de circuitos para líneas de transmisión hidroeléctricas. Estudio en el Colegio del Atlántico Norte en San Juan antes de obtener un título en ingeniería eléctrica en 2005 de la Universidad Lakehead de Ontario.
Él y su esposa inmigraron a través de un programa provincial para personas que han estudiado en Terranova y Labrador. El proceso de estudiantes a ciudadanos les llevó unos dos años y medio.
“Nuestras hijas nacieron aquí”, dijo Wu orgullosamente, sentado en un Tim Hortons, la prototípica cadena de comida rápida canadiense. “Son terranovanas”.