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En un par de horas Real Madrid vs Atlético de Madrid!!!

14 abr 2015

MADRID — A uno se le escapó la Champions League en un suspiro. Al otro, la Supercopa de España, la Copa del Rey y media Liga. Ninguno quiere hablar de revancha. Hechos a las formas castizas, ambos pasan olímpicamente de lo evidente. Carlo Ancelotti y Diego Pablo Simeone se evaden. Se niegan a reconocer una obviedad tan grande como el Big Bang. Y a la vez, se retan. Se piropean, pero siempre con el aguijón listo para recordarse, el uno al otro, que saben cómo lastimarse.

«Es un orgullo competir contra los mejores, y Carlo lo es», señala galantemente Diego Pablo Simeone. Horas antes, Ancelotti había dedicado el mismo elogio al que mañana será su rival: «(Simeone) es uno de los mejores del mundo. Es un honor enfrentarme a él y un problema». Uno gordo, pareciera, pues ya van seis ocasiones en que el joven técnico supera al maestro.

Y hasta ahí llegan las cordialidades.

Meticulosos, orgullosos, ambos, amenazan con usar las armas de rival en su propio beneficio. El italiano, con un plantel superior, en valor de mercado y calidad individual, hace un llamamiento al «coraje». El argentino, con un equipo que compensa sus limitaciones con puro corazón, a un partido bien pensado, estructurado, «activo en cuanto lo defensivo».

La ida de los cuartos de final de la Champions League en que el Atlético de Madrid recibirá al Real Madrid en la cancha del Vicente Calderón este martes comenzó 24 horas antes con un duelo dialéctico entre los entrenadores que tienen tantas, o más, cuentas pendientes entre ellos como los 22 hombres que saltarán a la cancha. Y ambos intentan poner toda la presión a 5 km de distancia.

Junto al río que en el pasado sirvió de frontera entre la civilización y el lado marginal de la capital española ha florecido el Atlético de Madrid. Ninguneado, ese «arroyo aprendiz de río», como lo describe Francisco de Quevedo; el que «pide paraguas si llueve», según López Serrano, el Manzanares comienza a mostrarse amigable con una ciudad que por años lo desdeñó. Lucha por un lugar en la vida madrileña y le roba asiduos al Parque del Retiro. Corredores, ciclistas, patinadores; «viejitos al sol», diría Sabina, y hasta «modernillos» que pasean al perro. Gana con pasos firmes, en estética y fama, esa ribera rehabilitada.

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