Cultura

El Premio de Literatura en Lenguas Romances, a la portuguesa Lídia Jorge

Guadalajara, Jal., 29 de noviembre del 2020.- La escritora portuguesa Lídia Jorge lanzó una advertencia a los jóvenes que le hubiera gustado pronunciar en persona en Guadalajara, Jalisco. Sin embargo, tuvo que hacerlo a distancia, al recibir de manera virtual el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2020: Les diría que se alejaran de todos aquellos que les prometen artefactos en lugar de compañía, monólogos en vez de charlas, ruido y no música, gritos y no cantos, garabatos en lugar de mensajes, eslogans en vez de sabiduría, negocios en lugar de amor.

Desde Lisboa, Jorge leyó su discurso ayer, durante la inauguración de la 34 Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, una de las mayores fiestas de la literatura en el mundo, que continuará hasta el 6 de diciembre. Habló a los observadores de las pantallas del teléfono o la computadora, para pensar en la gran metamorfosis que estamos viviendo, los exhortaría a dudar de aquellos que ofrecen vacío y violencia en lugar de libros.

Una de las principales autoras de la lengua portuguesa, la gran homenajeada en la edición especial de la FIL de Guadalajara por su formato digital, afirmó que la literatura es una carta que enviamos lejos en el tiempo y el espacio.

Y, ¿no es acaso la literatura la prueba de que uno mismo se puede convertir en otros a través del lenguaje? Y esa fuerza de alteridad, ¿no es acaso tanto el motor de la belleza como la base de la compasión?, recordó la escritora a quienes toman las decisiones políticas, porque la consolidación de las lenguas fue el eslabón más decisivo en la evolución humana, las literaturas son lugares de salvación.

La autora de la tierra de Pessoa nos presentó a María Encarnación, una anciana que contaba historias cantando a Lídia y otros niños, aunque que no tuvo la felicidad de conocer la maravilla que son los libros, esa escultura de papel que habla sin sonido, es un objeto perfecto. Cuando les hablaba de combates armados, aventuras prodigiosas acerca de marineros sobre olas, los hacía volar unos centímetros por encima del suelo, aquella mujer nos salvaba de la soledad de los campos.

Carlos Fuentes y Juan Rulfo, con Pedro Páramo, desfilaron entre las palabras que merecía conocer aquella anciana. Merecía haber acompañado a los personajes y deambular con ellos en aquel pueblo fantasma, y sentir respeto por ese libro, porque también en su tierra la porosidad entre la vida de los vivos y la de los muertos es total. Porque ella conocía la prepotencia feroz y la insultante división de clases, igual que en Comala. Sabía cómo las mujeres eran obligadas a permanecer mudas e impotentes, similares a sombras.

Antes, la escritora Ana Caballé, portavoz del jurado que otorgó el reconocimiento que da la FIL de Guadalajara, presentó a Lídia Jorge, quien posee una carrera literaria marcada por la originalidad y la sutileza de su estilo, con una independencia más que notable de criterio y una inmensa humanidad a la hora de acercarse tanto a los temas que se tratan en su obra, sea la adolescencia, la descolonización, el lugar de la mujer, la inmigración, el papel de los sujetos en la historia, como en la presentación de los personajes que protagonizan su obra.

Mañana, al mediodía, Lídia Jorge hablará nuevamente ante los jóvenes de la FIL, en la distancia, para prepararlos e impedir que la nueva cultura tecnológica expulse el terreno conquistado por el poder del arte y la civilización del libro.

Con información de: https://www.jornada.com.mx/

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