El Museo Tamayo reabrirá con mayor capacidad de exhibición
Ciudad de México, 24 de noviembre del 2021.- El Museo Tamayo 2012 reabrirá al público el domingo 26 de agosto, fecha del natalicio de su benefactor, don Rufino (1899-1991), después de un proceso de ampliación y remodelación que duró un año, después del cual ganó espacio, pero mantiene su esencia.
Con una inversión de 84 millones de pesos, además de 6 millones aportados por la Fundación Olga y Rufino Tamayo, para equipamiento y “otras reservas de presupuesto destinadas al mantenimiento del edificio original”, que sumarían “entre 90 o 90 y tantos millones de inversión”, el museo, diseñado por los arquitectos Teodoro González de León (1926) y Abraham Zabludovsky (1924-2003), creció 30 por ciento, con un aumento de 40 por ciento en espacios para exhibición. González de León hizo también el proyecto de ampliación.
Es decir, el inmueble cuenta con mil 703 m² remodelados y mil 868 m² de nueva construcción. De esta manera, las salas de exposición, originalmente de mil 200 m², crecieron 692 m².
Aparte de la remodelación total del auditorio, por ejemplo, se creó un acceso directo e independiente a la tienda/librería y el restaurante, un área entre nueva y remodelada.
También se remozaron y ampliaron las oficinas, la sala educativa, el centro de documentación y la bodega de arte, cuya capacidad de almacenamiento aumentó 40 por ciento. Se emplearon las mismas proporciones modulares para el edificio, así como los materiales y terminados originales. El museo también experimentó una actualización en sistemas e infraestructura tecnológica.
Un cambio evidente es el incremento en personal y mayor “profesionalización en áreas de procesos de relevancia”, expresa Carmen Cuenca, quien asumió la dirección del Museo Tamayo Arte Contemporáneo en enero de 2011, en un momento crítico –el público pensaba que estaba cerrado–, con el fin de “desatorar” un proyecto que parecía incierto. Para la entrevistada, con la reapertura del recinto se entrará en una nueva fase, “no sólo conceptual, sino real”, que se refleja en la necesidad de mayores custodios y jardineros, así como técnicos especializados en el registro de obra y en las áreas de equipo.
Gracias a la ampliación de las salas, el Museo Tamayo reabrirá sus puertas con seis exposiciones: Tamayo/Trayectos, antológica de don Rufino, con obras de colecciones privadas poco vistas, incluso inéditas; El mañana ya estuvo aquí, colectiva curada por Julieta González; Primer acto, cuyo punto de partida es la inauguración del museo en 1981, y ahora su reapertura; Pierre Huyghe. El día del ojo, proyecto de artista curado por Sofía Hernández Chong Cuy, ex directora del Tamayo; Michael Stevenson. Nueva matemática, a cargo de Magnolia de la Garza, y Ryan Gander. Boing, Boing, Squirt.
Conocido por exhibir sobre todo arte internacional, Cuenca señala que la base del museo sigue en torno a tres ejes temáticos: la colección que ahora se considera “moderna”, aunque fue “contemporánea” a Tamayo; el pintor y grabador oaxaqueño como “figura importante en el museo, no sólo por su presencia en el acervo, sino por su herencia, que hace de un edificio –me interesa mucho ligar el legado con documentos, con toda la investigación que ha hecho Juan Carlos Pereda (especialista en Tamayo) todos estos años aquí–, y luego la parte contemporánea”.
Prosigue: “Lo medular ahora es lo contemporáneo, que puede abordarse de muy diversas maneras. Las exposiciones inaugurales son también una forma de trabajar con la colección, porque sin ser una revisión, nos proporcionan un discurso con lo contemporáneo. Una tendencia que me interesa mucho es producir obra con artistas jóvenes, de mediana carrera o ya reconocidos, que en algunos casos se puede adquirir”.
–¿El museo seguirá con una mirada más internacional que nacional?
–Al ver las exposiciones, se nota la presencia de los mexicanos. Luego tenemos la gran adquisición que se hizo de obra para los museos en 2010-2011, cuando se compraron piezas de mexicanos importantes, como Carlos Amorales, Pedro Reyes y Francis Alÿs. La colección tiene que incrementarse, buscar sus líneas sobre qué podemos coleccionar y que tenga calidad de museo, que ya se nos fue de las manos, porque tampoco podemos cerrar ciclos de lo que ya coleccionó Tamayo, porque no hay dinero que alcance para eso. Es la colección y luego el acervo más contemporáneo.
“Creo que cada vez más va a ser ésta, pues, es como arbitrariedades. Es decir, ¿es internacional? Si es de fama internacional no se debe a que seamos locales o nacionales: lo es a partir de la vocación del museo, donde puede entrar un artista con renombre internacional, y puede ser mexicano. Lo interesante es cómo se van integrando. El perfil del museo o el contexto de investigación curatorial es el que da la pauta, si no, se convierte en una cuestión de turnos, de ¿a quién le toca? Este es otro problema, porque no se trata de edad, ni trayectoria, sino del proyecto del museo.”
Respecto de Henequén rojo y negro, escultura blanda en alto lizo, de 550 x 1300 centímetros, que hizo el artista catalán Josef Grau-Garriga (1929-2011) para la inauguración del museo, Cuenca explica que “se desmontó, se restauró y actualmente está resguardada, pero se volverá a colgar temporalmente a finales de año, como parte de una nueva exposición”.
El tapiz fue elaborado específicamente para el gran muro de la sala I del museo, ya que por su tamaño es difícil colocarlo en otro lado. De hecho, se había encapsulado en una “cámara de aire”, es decir, “una estructura con ventilación, para fumigarlo y cuidarlo de los rayos del Sol”.
–La ampliación y remodelación, ¿cómo colocan al Tamayo en el plano internacional?
–Aunque ya se sabía, me ha sorprendido el prestigio que tiene; la calidad de su trabajo es reconocido a escala internacional. Es un museo que puede colaborar con grandes recintos de todo el mundo.
“En cuanto a la capacidad de exhibición, es muy importante contar con un espacio de 800 o mil metros para una gran exposición”, concluyó Carmen Cuenca.
Con información de: https://www.jornada.com.mx/