“El dolor crónico es una pandemia silenciosa; merece ser aliviado oportunamente”
Ciudad de México, 14 mayo 2024.-Actualmente, no hay un presupuesto destinado para combatir el dolor crónico, por lo que sería necesario iniciar con al menos 7 mil millones de pesos para atender a los pacientes, señala el doctor Guillermo Aréchiga.
El dolor crónico no hace distinción alguna, ataca a las personas por igual, no sabe de tiempo, de legislación ni de falta de presupuesto, así lo expresa el doctor Guillermo Eduardo Arechiga Ornelas, coordinador de Medicina Paliativa y Dolor del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara. En entrevista con Su Médico, el miembro del Comité de Expertos en Dolor Crónico, alerta que el dolor crónico se ha convertido en una pandemia silenciosa que ataca en México y que actualmente no se cuenta con recursos etiquetados para atender a las personas, por lo que es necesario otorgar un presupuesto de al menos 7 mil millones de pesos para hacer frente a esta crisis de salud pública.
Aréchiga Ornelas también alerta de los riesgos que conlleva el dolor crónico para la población en caso de que no se atienda de manera oportuna, pues esta enfermedad causa daños al cerebro que tardan años en regenerarse. A esto se suman otras afectaciones físicas, emocionales, sociales y económicas que merman la vida de las personas.
El dolor crónico es una pandemia, así como hemos tenido una pandemia que todos hemos sufrido, el dolor es una pandemia que se ha venido a instalar de una manera silenciosa, pero cuando está este fenómeno, no solamente repercute en su entorno familiar, laboral.
Este fenómeno no se visualiza sino que al revés, se hace como una condición natural, normal, pues eso no ayuda, no se avanza en términos de poder decir que debe de haber una organización, una estrategia para hacer que este dolor que es tan frecuente epidemiológicamente hablando, que podamos sumarnos para establecer principios, presupuestos, leyes, entrenamiento y educación en diferentes formas de manera vertical y de manera transversal, en las universidades, en la sociedad civil, en las comunidades, pero también en aquellos organismos políticos y públicos para que se observe que tener dolor no es una condición de castigo divino, sino que es una condición que merece ser tratada, aliviada de manera oportuna independientemente de que estemos pasando como comentábamos por elecciones o por partidos no tiene distingos, no hay horas, no hay Semana Santa, nada. El dolor está ahí presente como un recordatorio íntimo que solamente quien lo padece y sufre entenderá.
El dolor crónico es, como su nombre lo dice, por meses, por años de padecerlo y quien lo padece se aísla, se siente minusválido, se siente aislado, le llamamos invalidismo, es como esta sensación de ya no quiero salir porque pues siempre estoy con mi cara de enojada porque el dolor no se me quita. Me quiero acostar rápidamente. Mejor vayan ustedes. Entonces empieza a crear un entorno que quienes cuidan también a esta persona con dolor también empiezan a sufrir tanto cuidadores primarios es decir los que están alrededor de quienes están cuidando y el propio paciente se siente mal porque es una carga.
con información de https://www.sumedico.com/