El ayuno intermitente adelgaza: Harvard te recomienda la manera más sencilla de hacerlo
El éxito del ayuno intermitente para adelgazar está siendo avalado por cada vez más personas, entre ellas celebridades que la han probado y científicos que han realizado numerosos estudios. La dieta se basa en consumir todos los alimentos del día en un período determinado, por ejemplo, de 8 horas, y hacer ayuno durante las restantes.
Ayuno intermitente: cómo funciona y cómo hacer que funcione
La idea del ayuno intermitente se basa en dejar que el cuerpo tenga el tiempo necesario para quemar grasa antes de ingerir más alimentos, explica Harvard. El mecanismo es simple: los carbohidratos, particularmente los procesados, contienen azúcares que se almacenan en las células de grasa y que estas usan para acumular energía. Si las células no lo utilizan completamente, el azúcar se queda allí, guardado, como grasa.
Entre cada comida, mientras no comamos nada más, los niveles de insulina disminuyen y las células de grasa pueden liberar el azúcar acumulado para usarlo como energía. Perder grasa corporal es resultado directo de dejar que los niveles de insulina caigan, es decir, de pasar algunas horas sin comer. La idea del ayuno intermitente es dar tiempo a estos niveles para que bajen lo suficiente como para eliminar grasa.
Hay estudios que compararon el ayuno intermitente con comer menos cantidades por día y descubrieron que ambas estrategias funcionan bien para perder peso. De todos modos, combinar los horarios de esta dieta con un menú rico en vegetales ha probado ser, de estas dos, la manera más efectiva de adelgazar, ya que el cuerpo se ajusta a su «reloj biológico», los ritmos circadianos.
Nuestra evolución nos permite estar sincronizados con el día y la noche. El metabolismo se adaptó de esta manera: en el día, se come, en la noche, se duerme. Comer demasiado tarde en las noches se asocia con un riesgo más alto de obesidad y también de diabetes.
Basándose en esta teoría, científicos de la Universidad de Alabama realizaron un estudio en el que dividieron en dos un grupo de hombres con prediabetes: a algunos se les indicó que comieran en un período de 8 horas, de las 7 a las 3 de la tarde, y a otros, en un período de 12 horas, de las 7 de la mañana a las 7 de la tarde.
Ninguno de los grupos bajó de peso, los dos se mantuvieron, pero el hallazgo verdaderamente interesante fue que el primer grupo mejoró muchísimo, tras cinco semanas, su sensibilidad a la insulina. También disminuyeron su presión sanguínea y su apetito. A pesar de que estaban comiendo únicamente en un período de 8 horas, los participantes no estaban hambrientos.
En definitiva, solo cambiar el horario de las comidas, comer más temprano en el día y extender el ayuno de la noche, puede dar los mejores resultados, porque combina el ritmo biológico del cuerpo con tus hábitos.
Con información de: https://www.vix.com