Diablos Rojos trabaja salud mental de peloteros para no perder temple
Ciudad de México, 15 de febrero del 2023.- Dicen que el beisbol es un deporte que trata sobre el fracaso. Si un bateador tiene un buen porcentaje de .300, significa que conecta tres imparables en 10 turnos. Falla más de lo que acierta. El coach mental de Diablos Rojos del México, Emmanuel Rosado, trabaja con la fragilidad y la frustración que produce un deporte que pone a prueba el temple de los peloteros.
El atleta –señala– suele estar bajo demasiada presión, ya sea por las exigencias de su contrato, por compromisos comerciales o su propia personalidad respecto de ganar y perder. Ese peso se puede volver inmanejable y tener consecuencias serias no sólo en el desempeño, sino en la salud mental.
“Por ejemplo, los peloteros que vienen de zonas a nivel del mar y llegan a la Ciudad de México, se enfrentan a un mayor porcentaje de errores, puesto que la pelota por la altura en la que estamos tiende a volar más, por tanto pierden control y las probabilidades de fracaso aumentan”, explica.
La Ciudad de México está a 2 mil 240 metros sobre el nivel del mar. Esta elevación influye en deportes donde se golpea una bola para alcanzar distancia, como el golf y el beisbol. A mayor altitud, menor densidad en el aire y eso significa menor resistencia para un proyectil que vuela mucho más que en regiones más bajas. Los pitchers, esos individuos solitarios sobre una loma, tienen que mantener los nervios a raya o arrastran a la ruina el destino de todo un equipo.
“Digamos que un lanzador viene de nivel del mar, cuando tira en esta ciudad pierde la precisión que ha logrado; eso le produce mucha frustración y puede desencadenar una racha negativa”, agrega Rosado.
El slump, de todo pelotero tan temido, es un bache en el que de forma inevitable cae todo deportista. Ya sea por descenso “natural” en el desempeño atlético o por motivos mentales, ansiedad, miedos, inseguridades o cualquier borrasca que amenace sus pensamientos. Estas rachas en el beisbol, sobre todo con los bateadores, pueden ser verdaderos hoyos negros que engullen toda la seguridad de un pelotero.
“Hay que trabajar sobre la realidad y deben razonar que sólo se tienen control hasta cierto límite”, indica Rosado; “fuera de ese borde no existe nada por hacer y hay que evitar frustrarse ante lo que no está en sus manos. Deben aprender a convivir con el fracaso en todos los deportes, pero los atletas de pronto pierden la dimensión de que son humanos, porque se les exige demasiado. Eso los vuelve muy vulnerables emocionalmente».
A veces son los imprevistos de la competencia los que dinami-tan la estabilidad de los jugadores. En el caso de Diablos Rojos recordó la acusación de robo de señales que sufrieron en la final de la Zona Sur ante Leones de Yucatán.
“Eso afectó la identidad de una institución pulcra y sacó de concentración a todos. En el partido vociferaban que éramos unos tramposos; se volvió algo personal y ahí se perdió la serie. Tenemos que aprender a trabajar con esos imprevistos sin que nos hagan caer en la parte emocional”, concluye.
Con información de: https://www.jornada.com.mx/