Cosas que creías que eran nutritivas en tu sopa, pero definitivamente no lo son
Seguro después de una noche de fiesta o mientras convaleces de gripe alguien te sugiere que comas un caldito de hueso. El animal es lo de menos, puede ser de res, pescado o pollo. Lo importante es que tu cuerpo absorba sus beneficios, pero, ¿existen?
Si los hay, son muy pocos en realidad. Para empezar y de acuerdo a un estudio elaborado por la Universidad Católica Australiana, los caldos son una fuente muy débil de aminoácido, los cuales se pierden por los períodos de cocción.
La Universidad de Harvard también explica que los caldos son poco útiles ante los siguientes malestares:
No alivian el dolor de articulaciones
Aunque el hueso tiene colágeno no significa que el cuerpo lo absorbe de esa manera. Al igual que otras proteínas, el organismo lo debe de descomponer en aminoácidos y estos van hacia los tejidos, no directamente a las articulaciones.
Tampoco hace huesos más fuertes
O sea, no vas a evitar la osteoporosis con este alimento. No importa si el hueso se cuece por 48 horas, de él se desprende muy poco calcio.
Para nada mejora la digestión
Se tiene la creencia que la «gelatina» que se forma en estos caldos ayuda a digerir mejor los alimentos, pero no es cierto, puesto que no posee fibra ni nada similar.
¡No todo está perdido!
Los caldos elaborados con hueso de pollo podrían ser una excepción. Una investigación realizada por la Universidad de Nebraska, encontró que la sopa de pollo contiene varias sustancias con actividad medicinal. El principal es un efecto antiinflamatorio, que mitiga los síntomas del tracto respiratorio causados por la gripe.
También los caldos podrían evitar la deshidratación, ésta es la razón por la que se recomiendan durante la cruda.
No todo lo que se dice «súper saludable» lo es. Antes de consumir cantidades grandes de cualquier alimento, consulta primero todas sus propiedades y contraindicaciones.
Con información de: https://www.vix.com