Contra todo y con sufrimiento, el Tri está en semifinales
Un 2-1 sobre Rusia dejó a la Selección Mexicana como sublíder del Grupo A, suficiente para viajar a Sochi y jugar el jueves contra Chile en caso de que los andinos confirmen este domingo su primer lugar en el otro sector del torneo.
El escenario esta tarde fue el verdadero desafío. La Arena Kazán rugía a casi cada momento en apoyo a los suyos y así la escuadra anfitriona potenció todas sus virtudes y minimizó sus debilidades. Ese fue el factor que desestabilizó un encuentro que México inició mandando.
La baja de Carlos Salcedo le pegó al Tricolor porque ahí Osorio debió a improvisar a Diego Reyes y fue justo ahí la zona donde Rusia tuvo a su elemento más dañino, el zurdo Yury Zhirkov. Fue él quien dio el primer aviso de peligro local y de alarma en la zaga mexicana.
Protagonista del partido, el VAR no decretó un penal que pidió todo el estadio al 17’, luego de que desde el 5’ los rusos ya habían pedido el primero, aunque esa vez sin la utilización de la mencionada tecnología.
De cualquier modo, un bombazo al palo de Fedor Smolov al 24’ hizo explotar el estadio. La jugada siguió con decibeles indescriptibles en la grada, lo que pareció desestabilizar a la zaga mexicana, que no pudo rechazar y permitió el zurdazo de Alexander Samedov para el 1-0.
En ese momento el Tri estaba eliminado pero pronto apareció el mejor jugador mexicano durante toda la Copa, Héctor Herrera, para salvar al equipo como lo hizo en el segundo tiempo contra Nueva Zelanda.
Pero esta vez el Zorro no solo contuvo sino que asistió y los dos cabezazos con los que México ganó lo tuvieron a él como factor común. Primero mandó un enorme servicio a Néstor Araujo, quien de manera espectacular cabeceó para el empate a la media hora de juego.
Osorio debió modificar en la zaga porque también se lesionó Diego Reyes, por lo que le dio juego a Luis Reyes, así como a Javier Aquino en lugar de Carlos Vela para priorizar la velocidad y no tanto la construcción de jugadas.
La igualada ya le daba el boleto al Tri, que no contaba con el Chucky Lozano. Con toda la frescura por haber aguantado banca los dos primeros juegos, la velocidad de su juventud y la motivación por su fichaje al PSV, corrió para ganarle un balón al minuto 52 al arquero Igor Akinfeev.
Este último le puso un zapatazo en el pecho a Hirving, quien a pesar de ello sonreía mientras veía cómo el balón se dirigía a las redes para el 2-1. Eso apagó el juego ruso, más aún por la roja a Zhirkov al 67’.
Incluso, al 60’ el VAR le había anulado un gol a Héctor Moreno por fuera de lugar, además de que los rusos perdonaron un par de jugadas claras al final. Solo así el Tricolor supo lo que es terminar un partido sin sufrir, aunque no sin haber pasado por eso durante gran parte del mismo.
Con información de: http://www.mediotiempo.com/