Charlas de taberna | Primer papa de origen latino; se destacó por 12 años de transformación y humanidad en el Vaticano | Por: Marcos H. Valerio
Hace más de una década, el 13 de marzo de 2013, el mundo recibió con sorpresa y expectativa la elección de Jorge Mario Bergoglio como el 266º Papa de la Iglesia Católica. Con el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís, este argentino de origen italiano se convirtió en el primer pontífice jesuita, el primero procedente de América Latina y el primero no europeo en más de un milenio.
Desde entonces, su pontificado ha estado marcado por un enfoque renovador, una cercanía con los marginados y una voluntad de enfrentar los desafíos del siglo XXI con un mensaje de misericordia y justicia.
Los fieles recuerdan su inicio humilde y disruptivo, es decir, el papado de Francisco comenzó con gestos que rompieron con la tradición. En su primera aparición en el balcón de la Basílica de San Pedro, vestido con una simple sotana blanca y un crucifijo de hierro, saludó a la multitud con un informal “Buona sera” (“Buenas noches”).
Rechazó vivir en el lujoso Palacio Apostólico y optó por la residencia más modesta de Casa Santa Marta, un símbolo de su compromiso con la austeridad. Ese mismo año, en julio, realizó su primer viaje pastoral a Lampedusa, Italia, donde denunció la “globalización de la indiferencia” hacia los migrantes y arrojó una corona de flores al mar en memoria de los fallecidos en travesías desesperadas.
APERTURA EN LA IGLESIA
Desde el inicio, Francisco se propuso modernizar la Iglesia. En 2013, anunció la reforma de la Curia Romana, el cuerpo administrativo del Vaticano, con la constitución apostólica Praedicate Evangelium (2022), que busca descentralizar el poder y dar mayor protagonismo a los laicos, incluyendo mujeres en cargos importantes. Por ejemplo, en 2021 nombró a Nathalie Becquart como subsecretaria del Sínodo de los Obispos, un parteaguas histórico.
Su exhortación apostólica Evangelii Gaudium (2013), considerada el manifiesto de su papado, llamó a una Iglesia “en salida”, cercana a los pobres y menos obsesionada con dogmas rígidos. “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro”, afirmó, marcando un cambio de tono que resonó globalmente.
DEFENSA DE LOS MARGINADOS Y EL MEDIO AMBIENTE
Francisco ha hecho de la justicia social una bandera de su pontificado. Su encíclica Laudato Si’ (2015) posicionó a la Iglesia como líder en la lucha contra el cambio climático, abogando por el cuidado de “nuestra casa común” y vinculando la degradación ambiental con la pobreza. Este documento inspiró movimientos globales y fue clave en las negociaciones del Acuerdo de París.
Además, su atención a los vulnerables ha sido constante. En 2016, durante el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, lavó los pies de refugiados musulmanes y cristianos en un centro de acogida, un gesto que simbolizó su apertura interreligiosa.
Sus visitas a cárceles, campos de refugiados y zonas de conflicto, como Iraq en 2021, refuerzan su mensaje de solidaridad.
POSTURA PROGRESISTA
El Papa ha sorprendido con declaraciones que han generado tanto aplausos como críticas. En 2013, en un vuelo de regreso de Brasil, pronunció su célebre “¿Quién soy yo para juzgar?” al referirse a las personas homosexuales que buscan a Dios, marcando un cambio de tono respecto a sus predecesores.
Aunque no ha alterado la doctrina sobre el matrimonio, en 2023 aprobó bendiciones para parejas del mismo sexo fuera de liturgias oficiales, un paso que enfureció a sectores conservadores.
Su manejo de la crisis de abusos sexuales en la Iglesia ha sido más complejo. Tras críticas iniciales por una respuesta perceived como tibia, en 2019 convocó una cumbre histórica en el Vaticano para abordar el tema, impulsando medidas más estrictas contra los abusos y su encubrimiento. También enfrentó la corrupción en el Banco del Vaticano, ordenando investigaciones que han resultado en juicios y condenas.
LOGROS DIPLOMÁTICOS Y PUENTES DE PAZ
Francisco ha destacado como mediador global. En 2014, su intervención fue clave para el deshielo entre Estados Unidos y Cuba, culminando con la visita de Barack Obama a La Habana en 2016. Ha abogado por la despenalización de la homosexualidad en países donde es ilegal y, en 2022, se disculpó en Canadá por el rol de la Iglesia en los abusos a indígenas, un acto de reconciliación histórica.
UN PAPA PARA EL SIGLO XXI
Francisco ha transformado la imagen del papado con su humildad y su énfasis en la misericordia sobre el juicio. Aunque enfrenta resistencias internas y externas, su legado como un “Papa del pueblo” está consolidado.
Como él mismo bromeó tras rumores de su muerte en 2025: “Sé que algunos dicen que ha llegado mi hora, pero el Maestro de las Misas parece querer dejarme aquí un rato más”. Su pontificado, aún en curso, sigue siendo un faro de esperanza y un desafío para una Iglesia en constante evolución.