Colaboraciones

Charlas de taberna | Por: Marcos H. Valerio | Mayordomos pierden la esencia del catolicismo

Es impresionante el fervor religioso que se tiene al Niño Pa en Xochimilco, no sólo habitantes de la demarcación acuden cada 2 de febrero, Día de la Candelaria a visitarlo, a venerarlo “por lo milagroso que es”.

Dicta la religión católica que Jesús, el hijo de Dios, vino a la tierra a servir, con su conducta mostró ser manso, entendiéndose como una persona que se entrega a los demás, que está atento a las necesidades de su prójimo, dispuesto a ayudar.

Asimismo, en el catolicismo se dice que cuando hay una conversión de vida, no hay envidias, se tratan a todos por igual, no transgreden ni ofenden a sus semejantes.

Al conocer un poco sobre la deidad del Niño Pa, imagen que data del siglo XVI y considerada una de las reliquias de culto católico más antiguas de América. Observamos su grandeza, pues de viva voz de los feligreses comentan las bendiciones que han recibido de éste.

La muchedumbre, ordenadamente observa y se santigua al pasar “el niño milagroso”, sin embargo, quienes se muestran déspotas e intransigentes son los mayordomos, es decir, las personas que lo reciben en sus domicilios.

En esta ocasión, tanto los mayordomos salientes como entrantes, las familias Trejo Perales y Rubí Olivares; la primera originaria del barrio de La Concepción Tlacoapa y la segunda del barrio de San Antonio, olvidaron la esencia de la fe católica, que es servir al prójimo y no transgredirlo.

Apenas los feligreses se acercaron a los domicilios para orar, los recibían con una mano indicándoles la puerta. Con modo grosero los corrían del lugar. Por lo que muchos vecinos se preguntaban: “¿Nos sé que tanto le guste esa actitud al Niño Pa?”.

Otros aseguraban que “la conducta de estos mayordomos es la tentación de satanás para acabar con la fe; sin embargo, esta sigue más viva que nunca”, decían, mientras soportaban las actitudes groseras con tal de venerar al Niño Pa, de pedir consuelo en esta época de pandemia.

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