Charlas de Taberna | Por: Marcos H. Valerio | Lloramos a distancia
Jamás olvidaremos este 2020, como película hollywoodense o advertencia apocalíptica, llegó la pandemia por Covid-19, todo el tiempo ronda la muerte. Muchos la padecen en carne propia, otros la sufren a través de sus familiares, amigos, vecinos o conocidos. Lo peor, varios fallecen.
Nunca encontramos las palabras adecuadas de consuelo para aquellos que tuvieron alguna pérdida, nuestras plegarias al Creador son las únicas que tratan de apaciguar su dolor. Recordar al ser amado, aún desgarra al corazón y hiere el alma.
Hay tantas cosas qué decir al que se queda, pero las frases no salen, se atoran, no podemos vernos físicamente, ofrecer un apretón de manos, un abrazo o una palmada, porque los protocolos para combatir la pandemia nos lo prohíben, lloramos a distancia, rezamos cada noche.
Los alejados, nos hemos acercado al Redentor con una plegaría, ¡hoy valoramos más la vida!, pero también queremos consolar a los que lloran, a los que aún tienen la herida abierta por la muerte de sus familiares. Nos sentimos incapaces, de nuestro corazón y boca sólo evocamos una oración.
Las fuerzas flaquean, y cómo monstruo apocalíptico, el Covid-19 se fortalece y sigue arrasando con nuestros seres queridos, con nosotros mismos. Salimos a la calle atemorizados, pues nuestra vida tiene que seguir.
¡Señor!, danos la voluntad y la fuerza para entender esta pandemia, para controlar nuestros impulsos y angustias. Hoy, en comunidad rogamos nos consueles.