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Charlas de taberna | Por: Marcos H. Valerio | Llegan artesanos a ofertar adornos patrios a Xochimilco

Cada año, artesanos de Hidalgo y Estado de México se instalan en el banquetón del mercado público 44, es decir, en el primer cuadro de Xochimilco, donde ofertan arreglos patrios, desde banderas, cadenas tricolores para las casas hasta sobreros de palma, blusas y guayaberas bordadas, entre otros artículos.

Son productores que han heredado hasta por cuatro generaciones su oficio, como don Alfredo Hernández Antonio, quien comenta que desde sus abuelos se dedican a bordar a mano y comercializar blusas, fajas, guayaberas, vestidos, muñecas y ahora cubrebocas.

Oriundo de San Francisco Atotonilco, Hidalgo, explica que cada año, del 11 al 15 de septiembre, llegan a Xochimilco para ofrecer sus artículos, los cuales dice: “tienen que ser a precios accesibles para venderlos de inmediato”.

“Tenemos guayabera para niño a 110 pesos; guayaberas para adulto a 200 pesos; trajes de manta a 120 pesos; blusas bordadas a 230 pesos; cubrebocas a 40 pesos; muñecas a 130 pesos; vestidos patrios a 400 pesos; fajas a 20 pesos. Todo muy barato para que la clientela se lleve sus artículos”, dice.

Por su parte, el artesano, Juan Crecencio Baltazar, que viene desde Santa Ana Jilotzingo, Estado de México, expone que se dedica a la elaboración de artesanías a mano y juguetes tradicionales, como banderas, trompetas, corbatines, tambores, baleros, matracas, moños para pelo, rehiletes, adornos para autos y chalinas, entre otras cosas.

Coincide en que los precios deben ser accesibles para ofertar de inmediato sus productos, por lo que una bandera de dos metros de largo por 160 de ancho a 200 pesos. Así como adornos para automóviles hasta de 10 pesos.

Al momento, un niño hace berrinche por una trompeta de 25 pesos, la mamá le comenta que sólo le quedan 10 pesos del gasto. A lo que el vendedor contesta que justo tiene banderitas de ese precio. El pequeño se va contento con su bandera en mano.

Por otro lado, la también artesana María Celestina Palma, oriunda de San Cristóbal Huichochitlán, Estado de México, recuerda que su mamá le enseñó a tejer los sombreros.

“Cuesta trabajo rajar la palma, las manos quedan con heridas, pero así debemos seguir. Empezamos a tejer, posteriormente a coser y pintar, a veces tejemos cubrebocas”, dice la artesana de 68 años de edad, quien agrega que tiene productos desde 55 hasta 150 pesos.

En tanto, doña Adriana Velázquez, vecina del barrio de Caltongo, asegura que lo que ofertan en el banquetón del mercado 44 son auténticos productos de artesanos, de calidad y a buen precio.

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